Trileros y buscavidas

AUNQUE tenemos bien aprendido que con las cosas del vivir no se juega, los sucesivos ministros encargados del control de la energía por Zapatero y Rajoy prefirieron mirar para otro lado mientras los negociantes eléctricos practicaban el birle en perjuicio del interés general. Cerrando compuertas o parando motores para convertir el cuenteo en lluvia de millones, de manera que la luz que alumbra a nuestros paisanos pudiera facturarse a precio de joyero. Hace dos años, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia pilló a Iberdrola con las persianas bajadas y decidió imponer una multa de 25 millones de euros a la eléctrica «por fraude, actuación engañosa y artificio». La sanción supone un veinticinco por ciento del perjuicio ocasionado a los consumidores.

La flojera navideña es un tiempo propicio para los encuentros y favorable a los retornos, incluso cuando no se acogen al señuelo del almendro. Y no hay que mirar muy allá para aprender esta lección. Va a cumplirse el año estas Navidades del polvo florentino de monseñor Lucio Vallejo Balda con Francesca Chaouqui, al arrullo toscano del Arno. Fue el día de Inocentes de 2014, cuando el cortejo del contable del Papa y de su colaboradora casada culminó en la capital renacentista. Monseñor Lucio, una vez pillado y detenido, reconoce el episodio y se tortura con la advertencia del Papa, «cuando hablaba de cuánto son sagradas las mujeres casadas y el matrimonio». Francesca no siguió detenida en el Vaticano «porque está embarazada», aunque tiene que comparecer ante el tribunal junto a su amante. En este tiempo, además de la confesión del contable, han trascendido centenares de mensajes incandescentes de pasión.

Dos días antes del polvo florentino, sentó plaza como conseguidor en Bruselas Manuel Lamela, subsecretario de Agricultura con Cañete en el gobierno de Aznar. Su jefe llevaba 55 jornadas como Comisario de Energía de la Comisión Europea. El intrépido Lamela lleva un asunto en su cartera: la autorización para la australiana Berkeley de una mina de uranio en Retortillo (Salamanca). Es la única encomienda de su agencia. A los cinco meses, Cañete firma el dictamen positivo, al que da trámite por San Cleofás el pinche Nadal como Secretario de Energía.