Los campos de ensayo agrícola se extienden por toda la provincia

Los responsables del área agraria de Fundación Caja Rural esperan con curiosidad el balance que este año arrojarán los análisis que el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) está realizando ya, en concreto, del comportamiento, calidad y productividad de las variedades escogidas en esa ocasión para los tres campos de ensayo de este 2017.

Creciente curiosidad derivada, en primer lugar, por la inclusión en esta edición del programa de un nuevo lugar de ensayo, ubicado en la localidad ribereña de Fresnillo de las Dueñas. Tres serán así los espacios analizados en la campaña de 2017, al sumarse el ribereño a los ya existentes en la burebana Cerratón de Juarros y en Zael, ésta en la comarca de Arlanza. Parcelas «cuya extensión oscila entre 1-2 hectáreas en Fresnillo y Zael, y las más de 4 de Cerratón. Y todas ellas divididas a su vez en microparcelas de 12 metros cuadrados», detallaba Javier Leal, responsable del área agraria de Fundación Caja Rural.

Desde el pasado año colaboran en el programa de campos de ensayo con el Itacyl, quien a su vez trabaja con la red Genuce, red promovida por el Grupo para la Evaluación de Nuevas Variedades de Cultivos Extensivos de España, del que forman parte 10 comunidades autónomas.

Labor que se suma a la colaboración que el organismo tiene con la Oficina Española de Variedades Vegetales (OEVV) y el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria (INIA), dependientes del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama).

Añade que la inclusión de la zona ribereña «fue una petición que les hicimos el pasado año, con el fin de lograr tener una visión de la casi totalidad de la provincia burgalesa», explica el técnico responsable. Además del hecho de que trabajar con Itacyl les ha permitido poder mostrar los resultados de los estudios que el propio organismo realiza desde hace décadas, en torno a las nuevas variedades, «y con este punto en la Ribera, cubrimos prácticamente la provincia».

La segunda variable destacada a la hora de analizar los resultados de este año, ha sido el uso no sólo de variedades nuevas -algunas a punto de salir al mercado y otras a prueba y sin futuro seguro de que se trasladen a los mercados-. «Sino que también les propusimos que añadieran un tercer grupo de pruebas, con variedades comerciales facilitando al agricultor que pueda comparar». Zael fue así una de las zonas elegidas para incluir este tercer grupo, así como algunas de las microparcelas de Cerratón, «ya que ésta última es una parcela muy extensa que da así cabida a los tres grupos a observar» argumenta Leal.

Hecho al que se suma, como tercera novedad, la inclusión de nuevos cultivos, con la intención de completar el abanico, «porque el Itacyl en Burgos, se centra exclusivamente en cereal». Así, se llevaron a cabo ensayos de cebada de otoño, trigo blando de otoño, trigo duro y centeno híbrido, en dos localidades y dos áreas agroclimáticas diferentes, como son Cerratón de Juarros y Zael. Mientras que en Fresnillo de las Dueñas, además de los ensayos de cereales se han incluido ensayos de leguminosas, proteaginosas y oleaginosas.

«Incluso colza, a pesar de que son necesarias condiciones más específicas para su cultivo, pero nos permite ver cómo se comporta, pues la PAC incluye desde 2015 la obligación de que el agricultor diversifique sus cultivos, con lo que de esta forma, les mostramos también opciones a elegir». Comenta que esta predisposición a conocer y ver cómo funcionan es una cuestión en la que los agricultores van cambiando de mentalidad. «Muchos estaban acostumbrados a ocuparse de uno o dos cultivos, como siempre, siendo así reacios a los cambios».

Sin embargo, los cambios normativos obligan a su adaptación. «Europa, a través de las nuevas pautas de la PAC, está obligando a que se vele más por el medio ambiente y la sostenibilidad», explica. De ahí que los campos de ensayo se hayan convertido en una manera de acercar a todos estas nuevas variedades, «ayudando al profesional a que se adapte a la vez que mira por no perder productividad», detalla.

Y finalmente, las duras condiciones climatológicas que han sufrido las tres comarcas. Contar con tres puntos diferentes, con características climáticas y de composición y comportamiento de sus suelos también muy diferentes, «nos permitirá ver, además, cómo afecta a las distintas variedades e incluso a la tierra una dura climatología donde ha habido períodos de sequía, granizos inesperados, fuertes vientos e incluso heladas primaverales».

Cambios climáticos que ya dieron una pequeña pista a los visitantes de los campos los días 14 y 15 de junio a los tres campos de ensayo, algunos de los cuales ya mostraban una colza muy poco desarrollada, o espigas de cebada o trigo muy poco crecidas. «Diferencias que darán lugar, a su vez, a resultados dispares tanto entre ellos como en comparación con años anteriores en los que una buena climatología ha traído consigo cosechas mucho mejores en calidad y cantidad».

Mal tiempo que incluso trajo consigo, un menor número de asistentes los cuales siempre rebasan el centenar. «De hecho, muchos en esas fechas de mediados de junio, nos reconocieron que no podían ir por estar enfrascados en recoger lo poco producido en esta campaña».

Programa iniciado hace décadas por Caja Rural, los campos de ensayo sirven para acercar a los agricultores la continua aparición de nuevas variedades de semillas así como su productividad y comportamientos. Datos que pueden conocer a través de las charlas ofrecidas por los responsables del programa, pero también comprobar posteriormente in situ con las visitas que se realizan a dichos campos.