BODEGAS FARIÑA (D.O. TORO)
Fariña, marca España

Manolo Fariña y su hijo Manu, actual director general de la compañía, en la pinacoteca junto a la obra ganadora.
Manolo, el hijo de Salvador, nació a la orilla del Bibey, un río bravo y gélido que nace en las montañas de la Alta Sanabria. Manu, el hijo de Manolo, nació más abajo, en la meseta, en las tierras del Duero. Ambos llevan el mismo sello, la misma estampa, la misma casta. Son los Fariña. Un apellido, ‘Fariña’, y una etiqueta de los setenta, ‘Colegiata’, que son ‘Marca España’ e iconografía obligada de la historia contemporánea del vino en Castilla y León, en Zamora y en la Denominación de Origen Toro. Un reconocimiento más que se suma a un prolijo y merecido palmarés: hace unos días, el bodeguero zamorano Manuel Fariña ha sido distinguido con el premio «Zarcillo de Honor 2025» por su intachable trayectoria profesional y por ser uno de los impulsores de la Denominación de Origen Toro y de los vinos de la región.
El contraste generacional tiene su mejor expresión en el último concurso de pintura abstracta que cumple este año dos décadas. La obra ‘¿Quieres bailar?’, de la artista chilena española Karla Lagos Gatica, ha sido la ganadora del premio que se reproducirá en más de 150.000 etiquetas del tinto joven maceración carbónica ‘Primero’ de Fariña. Hay muy pocas bodegas en esta región que hayan regresado al pasado y saltado al futuro sin perder raíces ni vínculos con la tierra.
Bodegas Fariña es, posiblemente, el mejor ejemplo de una familia del vino con casi un siglo de existencia, con una continuidad garantizada en la nueva generación. Los nuevos tiempos y un trabajo de casi tres décadas en la viña permiten hoy a los Fariña ofrecer un planteamiento en viticultura bien definido en suelos, terruños, castas y prácticas culturales en la vid y un planteamiento enológico que abre un muestrario de registros sensoriales desde los vinos más jóvenes de corta crianza, reservas, semidulces, rosados, coupages exóticos y vinos emblemáticos de tinta de Toro y malvasía. Pilares ampelográficos de la DO Toro. Más de 300 hectáreas configuran el mapa de la vid de Bodegas Fariña.
Pagos de viñedo bien definidos con variedades y edad de la viña y, entre otros, el Tomillar, dieciséis hectáreas del 78. Tempranillo, cabernet, malvasía, albillo, moscatel de grano fino y garnacha. Aldea Nuevica, Rodera Valorio y Dehesa de Valdemimbre mantienen el grueso de la producción de tinta de Toro. El Palo, de finales del XIX, la tinta más vieja.
La parte exótica se centra en viñedos con cepajes como la cabernet sauvignon y franc, chardonnay, la gerwürztraminer, albariño, pinot, sauvignon blanc, merlot y garnacha tintorera, entre otras. Y dos cuyas etiquetas son un guiño cultural zamorano en los vinos ‘Águedas’ y ‘Mascaradas’. Sin duda, todo el repertorio de vinos es un magnífico ejercicio de cata para profesionales y aficionados. Además, la bodega cuenta con un museo del vino y una exposición permanente con la colección familiar de la pinacoteca de arte abstracto. Bodegas Fariña es un buen ejemplo en enoturismo.
Con sus dos sedes, la de Casaseca de las Chanas, epicentro familiar con vinos amparados por la mención Vinos de la Tierra de Castilla y León, y la bodega emblemática y moderna ubicada en Toro. Las dos permiten al aficionado, al profesional y al enoturista catar una amplia variedad de vinos y visitar un paisaje de viñedos en plena naturaleza. Para rizar el rizo, entre todos sus productos destaca un Fariña mosto fresco de vendimia 100 % tinta de Toro, casi una boutade entre los vinos tranquilos, maceraciones, reservas y semidulces y naturalmente una bebida para todos los públicos. Y como anécdota, ese guiño a un vino elaborado en una pequeña partida de una viña centenaria. Sin duda, una bodega de contrastes. Una tarea que algún día continuará el pequeño Manolín que ya corretea por la bodega de su abuelo Manolo.