Diario de Valladolid

Un camino que cambió Hispania

Numancia y el Museo Numantino se complementan con una singular ruta que une los campamentos romanos que hicieron la historia

Una pareja recorre la ruta de los campamentos romanos de Renieblas esta semana, entre los restos de los muros y los paneles explicativos sobre estas instalaciones milenarias.  / MARIO TEJEDO

Una pareja recorre la ruta de los campamentos romanos de Renieblas esta semana, entre los restos de los muros y los paneles explicativos sobre estas instalaciones milenarias. / MARIO TEJEDO

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A. Carrillo | Valladolid
Valladolid

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El nombre de Numancia y la historia de los bravos guerreros celtíberos son universales. El yacimiento en Garray y el Museo Numantino en Soria reciben decenas de miles de visitantes cada año. Sin embargo, hay una faceta de aquella conquista mucho menos conocida pero que brinda una ruta por la naturaleza cargada de patrimonio arqueológico. Desde Renieblas se han hilado los  campamentos de legionarios romanos para descubrir la historia 'desde el otro lado'.

Se trata de una iniciativa relativamente reciente, con menos de una década de vida desde que se creó el camino y se señalizaron los distintos hitos. No obstante los campamentos datan principalmente de los siglos III y II antes de Cristo y siempre han estado allí. El arqueólogo alemán  Adolf Schulten ya los trabajó a principios del siglo XX aprovechando que alguno se cuenta entre los mejor conservados de España, al menos entre los relativos a la época de la república imperial. Ahora se destapan para atraer al público en general.

¿Qué se puede ver en esta ruta? No quedan en pie grandes construcciones o espectaculares murallas pero sí elementos suficientes para darse cuenta de la magnificencia del conjunto, como la base de una atalaya o muros perimetrales. Hay un campamento especialmente grande, instalaciones romanas de verano y de invierno, vistas sensacionales, cercanía a numerosos lugares para dormir y comer bien y la sensación de que allí se culminó conquista en Hispania. E incluso se modificó el calendario o se instauró el hecho de que los 23 de agosto no se combatiese por superstición, pero esas son otra historias.

Desde el monte del Talayón dirigió Escipión el Africano la conquista de Numancia tras 20 años de resistencia frente al todopoderoso imperio romano. Hoy en día el visitante puede poner sus pies sobre las huellas del exitoso militar romano, mirar a su alrededor y comprender mucho mejor la historia.

Apiano dejó escrito que el exitoso general romano optó por ‘asfixiar’ la ciudad con un cerco inexpugnable. «Por ello levantó siete castillos alrededor de la ciudad y empezó el asedio» que se sumaban dos construcciones más. Esa es la parte  de Numancia que muestra la ruta. Los campamentos de Castillejo, Travesadas, Valdevorrón, Peña Redonda, La Rasa, La Dehesilla, Alto del Real son nombres de las distintas ubicaciones que allanaron el camino a la romanización. La Vega de Garray y el Molino del Garrejo controlaban los ríos (Duero, Tera y Merdancho) a modo de fortificaciones para evitar que los tercos numantinos pudiesen escapar para abastecerse o pedir ayuda. E incluso había campamentos romanos en la zona ajenos a estas campañas y que se creen anteriores y posteriores.

Tal es su importancia histórica que incluso la División San Marcial del Ejército visitó de uniforme hace pocos años esta ruta para conocer de primera mano un pedazo de la historia militar de Hispania. Para quien quiera hacerlo de paisano, desde Renieblas se puede llegar perfectamente en coche a un aparcamiento habilitado para este camino, aunque también es fácil el acceso a pie o en bicicleta. Habrá que rebasar previamente una colina, El Talayón, en la que merece la pena parar para ponerse en la piel de Escipión.

Allí comienza un amplio camino señalizado y con baja dificultad más allá de las cuestas iniciales. Las ubicaciones permiten una gran visibilidad y demuestran que su localización no se dejó al azar. El Duero y el Tera se unen a cerca de esta zona regando el pequeño valle y las montañas del norte brindan un toque de nieve a las postales y, en su día abastecimiento a romanos y numantinos. El hecho de que los campamentos se fabricasen en muchas ocasiones de madera hace que sus restos no hayan pervivido con tanta profusión como los de otras infraestructuras, dado que en muchos casos la intención era permanecer poco tiempo en la zona. Sin embargo los restos arqueológicos han permitido trazar aquel cerco que maravilló a los historiadores y recuperar algunos restos.

Por desgracia la labor inicial de Schulten resultó polémica al llevarse numerosos elementos a su Alemania natal, donde aún hoy reposan salvo en alguna cesión puntual. Puntas de flecha, armas blancas, monedas suficientes como para editar una publicación al respecto...

Hoy en día el cerco, de nueve kilómetros de longitud, está abrazado por este camino señalizado para que se pueda comprender desde otra perspectiva la dimensión de aquella Guerra Numantina. Roma ganó pero no conquistó y con ello se puso el punto final a la romanización de Hispania por la vía militar. Paso a paso y de forma bastante accesible ya se puede caminar por donde la circumvallatio de Escipión decidió la historia mientras se disfruta de la naturaleza.

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