Diario de Valladolid

Especialistas en las delicias churras

LA MAJADA DE BARCINA (BURGOS) Hace 35 años José Manuel Arnaiz e Isabel Gómez pusieron en marcha su Granja Ecológica La Majada de Barcina en la que crían oveja de raza churra y elaboran quesos artesanales

MAJADA-BARCINA

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Publicado por
D. Andrés

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La oveja churra forma parte del paisaje de los campos castellanos desde tiempos inmemoriales, y es que, esta raza autóctona de Castilla y León es una de las más primitivas de la península ibérica. Por su alta especialización en la producción de leche y la calidad de su carne de lechazo es una de las más valoradas tanto por los expertos en gastronomía, como por el consumidor de a pie. 

Según un estudio de la Universidad de León en colaboración con la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Ovino Selecto de Raza Churra, ANCHE, actualmente el censo de oveja churra en la comunidad es de unos 360.000, de las cuales algo más de 147.000 pertenecen a las 158 explotaciones colaboradoras con esta asociación. Una de ellas es La Majada de Barcina que se encuentra en plena comarca burgalesa de La Bureba.

Esta Granja Ecológica es el resultado del proyecto de vida que pusieron en marcha en 1987 José Manuel Arnaiz e Isabel Gómez. Ambos con tradición familiar en el cuidado y cría de ovino, decidieron montar su propio negocio familiar en el pequeño pueblo de Barcina de los Montes de apenas 30 habitantes.

Hoy su explotación cuenta con cerca de 700 ovejas de raza churra que pastan en pleno Parque Natural de Montes Obarenes. Esta es una buena zona para la cría de ganado ovino y más concretamente de esta raza que durante siglos se ha adaptado tanto al clima extremo de la zona, como al enclave donde se encuentra. 

Como explica José Manuel Arnaiz, en La Majada de Barcina se dedican tanto a la producción de leche, con la que abastecen su quesería, como a la venta de carne de lechazo. Todo ello con la certificación de producción ecológica.  ‘Hace unos 15 años decimos transformar nuestra producción convencional a producción ecológica. Transformamos las tierras para que tuviesen la certificación. Lo mismo hicimos con nuestras ovejas y después con nuestro queso y el lechazo que comercializamos’. Una certificación sobre el papel que reflejase el modo y la filosofía de trabajo que ya venían realizando desde hace años.

El proceso cuidado y controlado que con el que diariamente sacan sus productos al mercado abarca todas las fases de la cría, desde el cultivo de la comida destinada a la alimentación de los animales, hasta la presentación final.  De hecho, el propietario de La Majada de Barcina destaca que son ‘autosuficientes en cuanto a piensos y forrajes porque plantamos 100 hectáreas de cereal y forraje y todo lo que cogemos va a la alimentación de las ovejas. Al ser producción ecológica también el cultivo se puede dar a las ovejas sin problema y mantener la garantía’. Gracias a ello sus productos destacan por su calidad y por unas características muy especiales en cuanto a su sabor. 

Precisamente aprovechando las características propias de la raza churra que destaca por una producción de leche de gran calidad, aunque menor en cantidad respecto a otras razas ovinas, producen sus quesos artesanales curados. El buen rendimiento quesero de la materia prima permite que su elaboración se pueda llevar a cabo con leche 100% de sus ovejas. Después el proceso continúa con una maduración de 60 días en los que el queso reposa, con todas las medidas de control necesarias, en las instalaciones de la quesería de La Majada de Barcina. De esta manera salen alrededor de unos 3.000 kilos al año de un producto de la máxima calidad.

La otra vertiente de la actividad de esta granja ecológica es la producción de su producto estrella, de cordero lechal. Para Arnaiz, ‘la carne de lechazo churro es el mejor que hay. Es como el jamón ibérico. No tiene nada que ver con otros que se pueden encontrar en el mercado porque tiene mucha grasa infiltrada en el músculo y por eso tiene ese sabor tan característico’. Así, producen unos 1.000 lechazos al año que sirven tanto a restaurantes y asadores especializados, como a consumidor final. 

Además de la venta de lechazos frescos, también han puesto en marcha otra línea de lechazo ya asado y listo para su regeneración en casa. Esta idea surgió a partir de la irrupción de la pandemia cuando, al comienzo del confinamiento, muchos restaurantes tuvieron que devolver los corderos que ya se habían repartido. A partir de ahí vieron la posibilidad de aprovechar esa carne colaborando con una empresa cercana dedicada a la elaboración y envasado de alimentos ya cocinados. Ahora esa colaboración se ha vuelto permanente y comercializan bajo su marca cordero asado al horno a baja temperatura, que mandan a cualquier punto de la península.

Todos sus productos, tanto el cordero fresco, como el ya asado o el queso curado, se pueden encontrar directamente en la tienda de la propia granja, en Barcina de los Montes, así como en la tienda online de su página web www.lamajadadebarcina.com. También se pueden adquirir sus productos en una decena de establecimientos de alimentación de Burgos y tiendas especializadas en productos delicatesen y, en el caso de sus quesos, hasta la irrupción de la pandemia, también recorrían ferias de productos artesanales del norte de la península.

Por otra parte, también se puede visitar tanto la granja, como la quesería. De hecho es habitual que excursiones de escolares se acerquen a La Majada de Barcina a conocer el proceso de cría de ovejas, así como de elaboración de queso. También en la tienda online se puede reservar esta actividad, aunque, como señala José Miguel Arnaiz, por gestión de grupos es recomendable gestionarlo a través del teléfono de contacto.

Este negocio familiar es un buen ejemplo de la necesidad de proyectos en el entorno rural y, aunque en su caso el relevo generacional parece ir por buen camino, José Miguel Arnaiz reivindica la importancia de prestar atención a los problemas del campo y, sobre todo, dotar de oportunidades e infraestructuras, que en muchos casos se antojan inexistentes. Un esfuerzo que se hace todavía más necesario en un momento como el actual en el que cada vez más explotaciones agrarias y ganaderas se encuentran en una situación que hace peligrar su rentabilidad por la subida de suministros básicos necesarios para llevar a cabo la actividad.

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