Diario de Valladolid

RESTAURANTE AZÚA (SALAS DE LOS INFANTES, BURGOS)

La cocina de Fina y Ara

Las hermanas Josefina y Araceli, en el comedor del restaurante familiar de Salas de los Infantes, con algunos platos representativos de la casa.-ARGICOMUNICACIÓN

Las hermanas Josefina y Araceli, en el comedor del restaurante familiar de Salas de los Infantes, con algunos platos representativos de la casa.-ARGICOMUNICACIÓN

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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Crecieron entre las mesas del comedor y el clima de la pequeña cocina de la Pensión Azúa. Se formaron junto a su madre, la señora Seve, una referencia de la cocina en toda la Tierra de Lara. El restaurante Azúa tiene más de medio siglo de vida, y Josefina y Araceli llevan más de la mitad de este tiempo atendiendo a los comensales y guisando para ellos, como lo hiciera su madre. Este es un restaurante de pequeño tamaño que, a pesar de las reformas que ha sufrido, conserva ese aire familiar que se acentúa en la decoración, con cuadros de pintores salenses, como Marlasca, Molinero y Santiago Díaz.

Todavía salen a la mesa platos de alubia roja, mollejas guisadas y raciones de olla podrida, que mantienen inalterables los sabores de siempre, puesto que una parte de la clientela los sigue buscando y valorando. Ara no renuncia a conservar la mano de ‘la Seve’ –así se la llamaba de forma cariñosa–, hoy ajustada a nuevas incorporaciones, como los revueltos de boletus, la merluza rellena de salmón y gambas, las alcachofas con almejas y alguna carrillera en salsa de boletus.

La clave está, precisamente, en los platos generosos, en los sabores de siempre… y que las cocochas, el rodaballo, la merluza, la menestra y las chuletillas de lechazo se identifican con claridad sobre la mesa. Esta es la misma cocina que ya triunfó en los años 70 y en los 90 del siglo pasado, y que hoy sigue convenciendo a los comensales. Tampoco faltan la caza, los productos micológicos, los embutidos ni unos postres que Fina recomienda como broche de cualquier comida, como la tarta de queso, el flan o la cuajada. Pero lo más importante es que comer en el restaurante Azúa de Salas de los Infantes proporciona esa sensación placentera de reencuentro con sabores de siempre, además del descubrimiento de algunos platos.

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