Diario de Valladolid

Lupa a los beneficios de los compuestos

El grupo TESEA propone alternativas analíticas para determinar componentes de los alimentos, contaminantes y preparados farmacéuticos / Crea metodologías que permiten la resolución de problemas de interés económico y social.

TESEA

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Estibaliz Lera

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Buscan los compuestos más apropiados para la sociedad. Su conocimiento nos ayuda a vivir de una forma más cómoda. ¿Por qué? Investigan todo lo que existe a nuestro alrededor, como son las materias primas de nuestras casas, de lo que comemos, tomamos, del transporte, de los colegios, de las empresas, de la energía… Están en todo lo que es útil para nuestra vida. El grupo de investigación TESEA (Técnicas de Separación y Análisis Aplicado) de la Universidad de Valladolid (UVa) es uno de esos equipos de buscadores del oro de la sociedad. 

Trabaja desde hace dos décadas proponiendo alternativas analíticas para determinar multitud de compuestos, como los compuestos bioactivos –componentes de los alimentos que tienen efectos beneficiosos para nuestra salud, por ejemplo, los polifenoles, aminoácidos, ácidos grasos y compuestos volátiles–, contaminantes, como los plaguicidas y antibióticos, o los preparados farmacéuticos. «Cada proyecto tiene por finalidad la investigación y desarrollo de metodologías que permitan la resolución de problemas reales de interés económico y social», apunta el profesor José Bernal del Nozal. 

En análisis medioambiental, estudian los vertederos de residuos industriales, proponiendo ubicaciones para su instalación en Castilla y León. Una iniciativa que se completó con un macroproyecto encaminado a conocer la calidad de las aguas de la Comunidad. En este marco pusieron encima de la mesa una red de vigilancia, que examinaba las actividades, sobre todo las agrarias, que implican un mayor riesgo para las aguas tanto superficiales como subterráneas. 

«Se analizó el papel que las garzas podían realizar como indicadores medioambientales y se analizaron aguas, sedimentos, peces, mamíferos… para ver la incidencia que los plaguicidas y los venenos, así como sus productos de degradación, ejercen». Dentro de esta línea también se investigó la persistencia y degradación de numerosos compuestos empleados en el tratamiento de plagas, incluyendo acciones sobre productos cultivados en invernadero. 

La calidad y la seguridad alimentaria está en el radar del grupo TESEA. En uno de los proyectos en los que trabajó, buscó no solo caracterizar y diferenciar los vinos de la provincia de Valladolid, sino también examinar las condiciones óptimas de envejecimiento, principalmente en referencias de la Denominación de Origen Ribera de Duero. En su momento, los datos fueron transferidos al sector y, según subraya, en la actualidad muchas de las bodegas emplean las condiciones propuestas.

De igual forma, se analizó la evolución de los componentes a lo largo de la vinificación con especial incidencia en los productos fitosanitarios, y se propuso un cambio en las formulaciones a emplear, la dosis y la frecuencia, así como la elección correcta de los clarificantes. Por otro lado, se examinó la degradación y persistencia de los productos fitosanitarios más utilizados en las diferentes denominaciones geográficas de vinos de Castilla y León. 

En el año 1993 se inició una línea encaminada a conocer no sólo las características principales de las mieles monoflorales españolas sino, quizá más importante, a evaluar los residuos de tratamientos quimioterápicos en la miel y otros productos apícolas, así como a proponer tratamientos alternativos para distintas enfermedades de las abejas. De este modo, plantearon el empleo tanto de productos naturales (timol, oxálico y rotenona; el uso microencapsulado del timol se patentó), como sintéticos, destacando entre estos la tiamulina, la tilosina (aprobada en USA) y recientemente la fumagilina, esta última como tratamiento eficaz contra Nosema ceranae, microsporidio causante principal del despoblamiento de las colmenas. 

En paralelo, este equipo vallisoletano desarrolló una amplia investigación sobre la caracterización de ceras de abeja y su adulteración con diversos compuestos. En los últimos años se ha abierto una línea de investigación dedicada al análisis de compuestos bioactivos en productos apícolas y, en particular, en el polen de abeja. El broche lo pone una nueva línea de investigación que se inició en 2017, cuyo principal objetivo es el determinar los contenidos de betaínas y glucosinolatos en diferentes plantas, puesto que al ser micronutrientes pueden explicar algunas situaciones de baja productividad de las colmenas.

DEGRADACIÓN DE LOS FÁRMACOS

Otro aspecto que analizan es la persistencia y la degradación de los fármacos. Colaboran con empresas farmacéuticas para la detección y evaluación de impurezas en materias primas y preparados farmacéuticos. Con el Instituto Universitario de Oftalmobiología Aplicada (IOBA) desarrollaron una actividad conjunta que se plasmó en nuevos compuestos y aplicaciones para tratamientos oftálmicos. 

En este punto, Bernal del Nozal resalta que consiguieron un procedimiento eficaz de purificación del aceite de silicona para uso intraocular, suministrando el aceite de silicona más puro del mercado a nivel mundial. Dentro de esta línea también se presta especial atención a compuestos quirales, viendo la posibilidad de obtener enantiómeros de forma individualizada por medio de cromatografía de fluidos supercríticos semi-preparativa, compuestos cuya acción es ensayada frente al empleo de racémicos, con la meta de disminuir la cantidad aplicada y los efectos adversos ocasionados por la presencia del compuesto inactivo o perjudicial.

El grupo TESEA quiere determinar la composición específica de polen apícola para valorizar las mieles en función del contenido nutricional dependiente de su composición química, y a la vez, utilizar dichos componentes para diferenciarlas del resto, proponiendo los pólenes de abeja como biomarcadores de su origen tanto geográfico como botánico. Un paso al frente, en opinión del profesor de la UVa, cuya innovación radica en la selección de los compuestos bioactivos que van a ser estudiados en el polen de abeja, los glucosinolatos y las betaínas. 

«Los glucosinolatos poseen cierta actividad biológica, la cual se ve aumentada con la presencia de sus productos de hidrólisis, en particular los isotiocianatos como el sulforafano. Ambos son conocidos por sus numerosas propiedades como fungicidas, bactericidas, nematicidas o alopáticas, ganando recientemente el interés debido a su actividad contra diferentes tipos de cáncer», detalla para, a renglón seguido, añadir que, por otro lado, los glucosinolatos son considerados como pesticidas naturales, puesto que son producidos por las plantas frente a patógenos y plagas alterando su crecimiento. 

Las betaínas, añade Bernal del Nozal, son una familia de compuestos que están distribuidas en plantas y animales. «Ejercen funciones protectoras en las plantas en respuesta al estrés abiótico, y las plantas expresan patrones característicos y niveles de betaínas según su especie. Además, hay un interés creciente en las betaínas debido a sus efectos potencialmente beneficiosos para la salud, ya que pueden ayudar con la digestión, la salud del corazón y del hígado». Como estos compuestos no habían sido nunca determinados en esta matriz, comenta que han tenido que desarrollar nuevas metodologías analíticas, con el fin de poder determinar dichos compuestos en el polen de abeja.

De cara al futuro, avanza que tienen la intención de analizar muchas más muestras de polen tanto nacionales como internacionales para comprobar que los resultados obtenidos relativos a la utilidad de dichos compuestos como biomarcadores es aplicable a nivel global. Hasta la fecha, celebra, han demostrado serlo para colmenares situados en la misma población y provincia, que, en principio, era lo más complicado porque el polen de abeja presentaba unas características similares. «El dar apoyo al sector apícola resaltando el valor nutricional de este producto puede servir de reclamo para los consumidores; y también el entregar herramientas para identificar su producto es útil para combatir el fraude y la adulteración en la comercialización del polen apícola», sentencia. 

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