Diario de Valladolid

SEGOVIA

El teclado que baila al son de las notas musicales

Cuatro emprendedores patentan un soporte universal para este instrumento que permite girarlo y ladearlo de izquierda a derecha / Su punto fuerte es que se pliega para poder llevarlo en una mochila.

Los emprendedores vallisoletanos Juanjo de Hoyos y Eduardo Velasco son los cofundadores de Sandwatch Studio.-EL MUNDO

Los emprendedores vallisoletanos Juanjo de Hoyos y Eduardo Velasco son los cofundadores de Sandwatch Studio.-EL MUNDO

Publicado por
Estibaliz Lera

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Son acordes de personalidad y complejidad, pinceladas que dan empaque a composiciones únicas. Aúnan sensibilidad y vigor a los repertorios. Todo sorprende, todo estimula. Y nada pasa desapercibido. Ingredientes fundamentales que enriquecen el saber hacer de una banda. Los teclistas son músicos que escriben y exponen las canciones desde sus manos. A través de los instrumentos hacen que el público conecte a la perfección con todo lo que acontece en el escenario. Aunque se mueven, siempre se encuentran más limitados por llevar a cuestas el teclado. Hasta ahora.

Cuatro emprendedores vallisoletanos han patentado un soporte universal que posibilita al usuario a realizar todos los movimientos que desee con su compañero de faena en un directo, girarlo 360 grados, inclinarlo hacia el público o el músico y ladearlo de izquierda a derecha, no obstante, permite fijarlo para que pueda ser usado de manera estática. «Pero su punto fuerte reside en lo compacto y portable que es. Axis Stand se pliega de tal forma que puedes llevarlo en una mochila o bolsa», señala Juanjo de Hoyos, cofundador y director de Diseño de Sandwatch Studio, quien añade que su sistema completo de pletinas hace que esté preparado para una fabricación eficaz.

Eduardo Velasco, cofundador y director del Área Comercial y Administrativa de la compañía, presume de que su creación es única porque hasta el momento nadie se había planteado el concepto de «sonido acústico en formato portable» que este equipo ha desarrollado. No es el único valor añadido que aportan. En su opinión, Sandwatch Studio ha identificado un hueco en el mercado y ha diseñado una propuesta para ello. «En el sector de la fabricación de instrumentos musicales, las empresas tienen por lo general una trayectoria muy sólida y consolidada, en algunos casos centenaria, y con unos valores y know-how muy arraigado que hasta ahora ha funcionado bien aunque con ciertas reservas», subraya para, más tarde, poner como ejemplo el caso de Gibson, una multinacional de fabricación de guitarras –utilizadas, entre otros, por Elvis– que se ha declarado recientemente en bancarrota. En su opinión, el sector necesita innovar para ofrecer «más» a sus clientes. Por este motivo, el planteamiento de los vallisoletanos es construir una marca con la innovación como pilar maestro.

De Hoyos es consciente de que Axis Stand cuenta con una «masa crítica suficiente» de músicos que necesitan esta solución que no restringe ningún movimiento en el escenario a menos que el usuario quiera y, por supuesto, tampoco limita a la hora de transportarlo o guardarlo. De hecho, ya cuentan con particulares y empresas que se han interesado por el producto. «Una gran oportunidad» que permite testear la creación e ir afinando la propuesta desde el momento cero, apunta.

En el campo musical no es su única creación, tienen en máquinas otras dos que están bajo secreto industrial. Todas las propuestas nacen del arte, el «motor de cambio» y «uno de los elementos más potentes» para transformar la sociedad. «Los músicos son la voz y la conciencia de cada una de las generaciones de cambio que han existido», recalca el director de Diseño de la empresa, quien no quiere que las herramientas de trabajo les limiten ni por un instante para que puedan dar rienda suelta a la imaginación.

La compañía empezó con dos videojuegos: War!, un arcade de la vieja escuela en el que había que parar los ataques enemigos antes de que destruyeran la ciudad y Bitjump, un videojuego en el que a medida que avanzas se vuelve más rápido. Dos pequeños proyectos que hicieron que este cuarteto de emprendedores –en el que también está Ismael H. Alonso y Aarón Sanz– se lanzara en 2015 a un proyecto de mayor calado como es una aplicación para el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, que consistía en una visita virtual del museo con todas sus piezas para que los usuarios pudieran recorrer la instalación sin moverse del sofá de su casa.

Con esta iniciativa no se pararon. Todo lo contrario. Siguieron escalando posiciones hasta llegar al diseño de un sistema de balizas inteligentes para sus aplicaciones. Gracias a este paso lograron firmar un convenio de colaboración con el consorcio de la ciudad de Mérida –entidad gestora de los monumentos– y con la Universidad de Extremadura.

Una toma de contacto muy fructífera, ya que empezaron a trabajar en el proyecto de una app interactiva junto a Antonio Pinar. Por un lado, diseñando y fabricando balizas para colocar en monumentos de la ciudad y, por otro, diseñando la herramienta que utilizaría el turista. Una vez finalizado el proyecto, Juanjo de Hoyos comenta que se instalaron una decena de balizas en lugares tan emblemáticos, como el Teatro Romano, el Circo Romano o el Templo de Diana. Monumapp –así se llama la aplicación– guía a los visitantes por Mérida de forma automática. Además, cuando llegan a un punto de interés les brinda toda la información sobre él.

De Extremadura a Cataluña. Allí de la mano de dos nuevos socios consiguieron un contrato con la Generalitat por el que instalaron cuatro balizas en el municipio de Calonge en la provincia de Girona. A pesar de que los resultados fueron satisfactorios, el equipo de emprendedores decidió abandonar esta línea de negocio para buscar nuevos retos que les motivarán más y estuvieran más alineados con sus aspiraciones personales.

Esa chispa la encontraron en el diseño de productos musicales. Quizá por ese amor que todos ellos tienen hacia la música. Juanjo de Hoyos formó parte durante varios años de una banda de rock llamada Dune, que llegó a tocar en el Sonorama. En este cambio estratégico, reconoce el cofundador de Sandwatch Studio, fue cuando entró a formar parte del proyecto Aarón Sanz, un guitarrista de 65 Decibelios, una banda de rock nacida en Viana de Cega y también ingeniero y técnico de fabricación mecánica.

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