Diario de Valladolid

REAL VALLADOLID 0 LEGANÉS 0 (LA CRÓNICA)

Con Moro no basta para ganar al Leganés

El Real Valladolid, encomendado siempre a su único puntal, y en el último servicio de Boyomo, gana y pierde un punto en el duelo de ascendidos ante un Leganés ordenado

Moro se lamenta de una ocasión fallada por el Real Valladolid ante el Leganés en Zorrilla.

Moro se lamenta de una ocasión fallada por el Real Valladolid ante el Leganés en Zorrilla.LALIGA

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Dicen que el deseo vence al miedo. Y el Real Valladolid, lejos de arrugarse después de la abultada derrota encajada en el Bernabéu, tuvo deseo para doblegar al Leganés pero no lo consiguió. Con menos chispa que en el debut ante el Espanyol, al conjunto blanquivioleta, cómodo en el campo, le faltó velocidad y sobre todo puntería en un partido quizás en el que primó la pizarra, la táctica y el respeto mutuo entre dos equipos recién ascendidos que se conocen a la perfección y cuyos últimos duelos se saldaron también con empate.

Con la buena noticia de ver a la tercera, la vencida, por fin inscrito a Latasa, el fichaje más caro de la historia del Real Valladolid, y a Boyomo en la alineación titular, dato que no asegura que no vaya a ser traspasado al Osasuna en las próximas horas antes de que finalice el mercado el próximo viernes a las 0.00 horas, la ira, el desconcierto y la incomprensión de una afición que no entiende la política de Ronaldo, quedó aplacada de inicio. Un presunto fuego que no existió al igual que el carga y derriba hacia un Pezzolano que parece haber sido perdonado pasando al rincón del olvido.

El deseo del Real Valladolid se vio reflejado cuando apenas se había consumido un minuto. Amath no fue de atinar en su disparo con todo a favor en un balón dividido. Pero ese error también ejerció de sin querer de visionario de lo que iba a pasar después. Y es que también a este Real Valladolid le cuesta un mundo hacer un gol.

El equipo de Pezzolano, anclado a la envenenada verticalidad de Moro y la clarividencia y clase consumada de Amallah, dominó de principio a fin a un Leganés timorato en el que sus dos puntas, el vallisoletano Miguel de la fuente y el argentino Cruz, fueron dos insignificantes islotes en medio del océano.

Boyomo en una acción ante el Leganés.

Boyomo en una acción ante el Leganés.LALIGA

El Valladolid mandó, tuvo la pelota, pero no fue capaz de aprovechar el buen momento de Moro, convertido una y otra vez, ataque tras ataque, en auténtica pesadilla de la zaga pepinera. De sus botas salieron todas y cada una de las jugadas de peligro (si se le puede llamar peligro en su máxima extensión) del Real Valladolid. Pero el resto, los que tenían que poner la puntillas no acompañaron. El primero Amath, espeso, fallón y descolocado desde el principio.

El buen posicionamiento del equipo en defensa, con Boyomo de capitán y Javi Sánchez de lugarteniente, evitaron cualquier intento de rebeldía del Leganés, que se vio obligado tras el descanso a mover el banquillo buscando otras opciones de peligro apostando por los golpeos desde fuera del área y controlar las segundas opciones.

Boyomo, posiblemente en su último servicio al Real Valladolid antes de viajar a Pamplona, demostró que la apuesta del Osasuna no es ciega y su fichaje será todo un negocio para el club rojillo. Con él, la defensa fue un muro anticipándose en cada acción y sacando el balón jugado. Todo un seguro que echará de menos y mucho el Real Valladolid.

Con el partido atascado la opción Latasa, inscrito milagrosamente y por arte de magia en el último momento, algo que deberá explicar Catoira en su próxima comparecencia, era obligada viendo que Sylla ni las vio venir siendo un espectador más.

La entrada del atacante procedente del Real Madrid en el minuto 61 suponía aire fresco y añadir picante a un partido que necesitaba activación. Pero ni con esas. Moro, como no podía ser otro antes de ser sustituido por agotamiento, volvió a regalar otra ocasión de gol que un Meseguer recién entrado en el campo, no supo aprovechar.

La entrada de Marcos André precisamente por Moro acabó por emborronar más el partido perdiendo la poca chispa que tenía el equipo.

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