El vallisoletano Antonio de la Rosa, en el ecuador de su travesía en el Polo Sur

Sin tiempo para el descanso y con la paciencia como compañera de viaje, el aventurero vallisoletano de Íscar, Antonio de la Rosa, sigue avanzando en su particular cruzada contra la lógica a través de la vasta y helada planicie antártica en el Polo Sur Geográfico.

Con visibles gestos de cansancio, sobre todos en sus pies, pero con esa sonrisa inconfundible y esa moral a prueba de bombas, Antonio de la Rosa sigue con fuerza y ya se encuentra a escasos kilómetros de alcanzar la mitad de su travesía polar en solitario encaminada al corazón del Polo Sur Geográfico.

En el día 18 de su travesía, el incansable aventurero iscariense nos ofrece un nuevo reporte sobre sus avances y experiencias. Durante una comunicación telefónica vía satélite, el expedicionario compartió detalles de su última jornada para completar 566 kilómetros de los 1.350 proyectados desde la Plataforma de Hielo Ronne hasta el corazón del Polo Sur, cerca de a la Base Admundsen-Scott a pocos metros del Polo Sur Geográfico.

De la Rosa en un audio reporta sentirse con energía y en buen estado de ánimo. «Me siento con energía, me siento bien», declaró. A lo largo del día, ha estado cuidando especialmente sus manos y pies, los cuales comienzan a resentirse por el esfuerzo continuo y el frío extremo.

En términos de descanso, el iscariense ha logrado dormir cinco horas durante la noche y tomar una siesta de casi dos horas, lo que le ha permitido mantener sus fuerzas para continuar con su objetivo diario de recorrer al menos 40 kilómetros. «En este día logré 41 km. Mantengo las fuerzas y espero que el terreno se mantenga así como está ahora», añadió.

Aunque el viernes pasado no hubo casi viento, las condiciones han cambiado con la aparición de vientos fuertes que ahora soplan desde el suroeste. A pesar de estas dificultades, Antonio de la Rosa se mantiene decidido y se prepara para otro día de esquí, dispuesto a alcanzar su objetivo. También mencionó que experimenta algo de dolor en los pies debido a la abrasión diaria, pero considera esto como una parte natural del desafío que enfrenta. «Me duelen un poco los pies, por la abrasión de cada día. Algo me tenía que doler con tanta paliza. Tengo que cuidarlos, sobre todo los dedos gordos» comentó.