Maristas y Peñalba, finalistas de la Copa Colegial masculina

Con apenas quince minutos de diferencia comenzaban las dos semifinales masculinas de la Copa Colegial. La primera, entre los caimanes de Maristas Inmaculada y los havana tigers de Apostolado, La segunda, entre espartanos de San Agustín y halcones de Peñalba.

A orillas del Pisuerga, en la mítica cancha de Maristas Inmaculada, otrora cuna de grandes jugadores, los locales lograban el más difícil todavía al doblegar a un rival plagado de grandes jugadores procedentes de la Liga Autonómica de Castilla y León. Pero la diferencia estuvo en dos factores determinantes y a la postre concluyentes. El primero en lo colectivo, donde la palabra equipo mandó sobre las individualidades, por buenas que fueran. El segundo factor estuvo en el banquillo, en la pizarra, donde el entrenador de Maristas, Pepe Calvo, no tuvo rival en su homólogo de Apostolado, Fernando Fernández, incapaz de liderar a los suyos y poner freno a la reacción de su adversario.

Los locales saltaron a la pista poco enfocados, el ataque no funcionaba y el ritmo endiablado de Apostolado sumado a la superioridad de Manuel González en la pintura hacía daño, generando la primera ventaja cómoda del encuentro (8-16) al final del primer cuarto. 

Tras la reanudación la maquinaria de maristas comenzó a carburar ajustando el duelo en pista. Apostolado se adjudicaba el cuarto ampliando la ventaja a los 10 puntos (21-31). El guion del encuentro no sufría ningún cambio hasta que, a falta de tres minutos para el final del tercer periodo, llegó el apagón a las filas de Apostolado.

Maristas tenía que remontar 18 puntos de desventaja en poco más de once minutos, tiempo que quedaba de encuentro. Los primeros 10 los consiguió en un final de cuarto histórico de Julio Calvo que dejaba el marcador 42-49 al comienzo del último periodo. 

Sin prisa, pero sin pausa, Maristas fue recortando distancia hasta forzar la prórroga (63-63). El periodo extra fue un constante intercambio de canastas y alternancias en el marcado. Una jugada de pizarra diseñada por coach Calvo funcionaba a la perfección y los jugadores realizaron una preciosa triangulación que dejaba a Rodrigo Calvo solo debajo del aro anotando la canasta y sacando la falta a su defensor. El tiro adicional no entraba y dejaba el marcador 76-75 para los locales. El último ataque fue para Apostolado, pero el marcador ya no se movería.

En la pista de San Agustín los locales lo intentaron todo y más para frena al center de Peñalba Manuel González, pero no pudo ser. Los 44 puntos del pívot dejan fuera del torneo al finalista de los últimos años. Sanagus hizo un gran encuentro, intentando variar las defensas y las tácticas de ataque buscando el talón de Aquiles del mayor de los O´Callaghan, si es que lo tiene. Y es que poco se puede hacer frente a un jugador que domina ambas pinturas de manera dictatorial, que se encarga de subir el balón cual playmaker del equipo y que te mete 4/5 en tiros de tres puntos. San Agustín no bajó los brazos en ningún momento, consiguiendo anotarse el último de los parciales para dejar el marcador en el 53-65 que reflejaba el luminoso al final del encuentro. la buena noticia para ellos viene de su prometedor futuro. 

El MVP de su equipo no fue otro que el jovencísimo Marco de Larrea, hermano del jugador de Valencia Basket Sergio de Larrea, que firmo 17 puntos siendo cadete de primer año y seguro que traerá grandes días de gloria al club del Colegio San Agustín.

La final será el próximo domingo día 21 a las 12:30 de la mañana en el pabellón del Colegio Maristas Inmaculada. Juego en equipo frente a la genialidad de un jugador ¿Quién acompañará a las chicas de San Agustín, brillantes campeonas de la Copa Colegial Femenina, a la Gran Final Nacional de Madrid?