Diario de Valladolid

FÚTBOL / REAL VALLADOLID (EL ANÁLISIS)

Cuando la afición pide la dimisión de Pezzolano pese al triunfo...

La insatisfacción de la afición pide la dimisión de Pezzolano pese al gol / La última bala de Cedric le salva la cabeza / Ambiente enrarecido en Zorrilla

Cedric corre para celebrar el gol que dio la victoria al Real Valladolid contra el Cartagena. / LALIGA

Cedric corre para celebrar el gol que dio la victoria al Real Valladolid contra el Cartagena. / LALIGA

Publicado por
Guillermo Velasco
Valladolid

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Un gol in extremis de Cedric sirve para no hacer el ridículo aún más y quién sabe para salvar, al menos de manera inminente, la cabeza de Pezzolano, que volvió a ser despedido incluso después del bendito gol salvador al grito de ‘Pezzolano, dimisión’.

Porque el triunfo del Real Valladolid, posiblemente merecido por número de ocasiones ante un inoperante e inocente Cartagena, penúltimo clasificado, no esconde las dudas que sigue desprendiendo un entrenador agarrado a su sillón, un entrenador que ve lo que nadie ve. Porque los 16.000 aficionados que se dieron ayer en el gélido Zorrilla estuvieron presididos por la insatisfacción. 

Ni siquiera el gol de Cedric, la última bala a la desesperada de Pezzolano para cambiar el sino de un partido que se encaminaba al ‘cerocerismo’, aplacó su ira. Los gritos tras el bendito 1-0 después de otro córner salvador a cargo de Monchu, el metrónomo de este Real Valladolid ramplón, prolongado en el primer palo de cabeza por Marcos André y remachado por Cedric, hablan por sí solos y son digno de análisis.

El ‘Pezzolano, dimisión’ se escuchó en Zorrilla no solo durante muchas fases del encuentro, sobre todo en la desesperante primera mitad, sino también tras la recompensa largamente buscada. ¿Qué reclama la afición? Está claro que otra imagen, menos agonía, no jugar a la ruleta rusa. Porque Pezzolano, como ‘Don Erre que erre’ recordando al Sergio González ‘segurolas’ que nos acabó llevando a Segunda, planteó el partido con ese sistema de 5-3-2 que no funciona y que no engaña a nadie.

Un sistema en el que volvió a conceder el mando de la pelota a un equipo de claro rango inferior que se parapetó atrás en busca de una contra salvadora con el asalto a Zorrilla del Alcorcón como modelo. Un centímetro salvó al Real Valladolid del incendio cuando el árbitro anuló un fuera de juego milimétrico de Ortuño en el minuto 38. La impaciencia se apoderó de una grada tremendamente insatisfecha con su equipo, con su entrenador y con su presidente. Afortunadamente llegó el descanso (0-0).

El Real Valladolid inconcluso se trasformó tras el paso por los vestuarios coincidiendo con el acaloramiento de su entrenador, que saltaba al césped sin su chaqueta como queriendo empujar. El desaguisado de alineación necesitaba ser corregido desde la banda. Y Pezzolano corrigió quitando curiosamente a Sylla, lento e incapaz en la primera mitad como sorprendente titular en detrimento de Marcos André, justo cuando se convirtió en farol del equipo con tres ocasiones consecutivas (una de ellas que acabó en paradón de Marc Martínez y otra con un cabezazo al larguero). 

El cambio a 4-4-2, enésimo dibujo,  mejoró las prestaciones del equipo sobre todo con la entrada del escurridizo Moro, que rompió el hasta el momento orden defensivo del Cartagena con sus penetraciones.  ¿Cómo podía estar en el banquillo?  Pero fue Cedric, el último recurso en el minuto 83 el que dio una bola extra a su entrenador siete minutos después con su gol.

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