Tropiezo con zancadilla del Real Valladolid

Puede cambiar la división, el escudo, la marca de ropa, los jugadores, el director deportivo y hasta el entrenador de porteros. Pero hay cosas que nunca cambian en el Real Valladolid. Ahí van unos ejemplos.

Los errores de la defensa, en especial de los centrales. La incapacidad de hacer frente con la mínima solvencia a los centros laterales. El hundimiento melancólico cuando se recibe el primer gol de partido, algo que ya entra en el capítulo del psicólogo más que del entrenador. La enorme falta de liderazgo de algún peso pesado en el campo que tire de los demás. Porque el Pucela va más de cooperativa que de ejército.

Pero, sobre todo, lo que nunca cambia es el VAR y el arbitraje. El equipo puede hundirse en Provincial, que le seguirán arañando puntos con el silbato y la pantalla. Quizá sea la respuesta a la rueda de prensa de monosílabos, quizá es que son malos y no dan para más. Pero ayer le hurtaron un penalti al Pucela que le hubiese dado la posibilidad de empatar... tras cinco minutos de deliberaciones y visitas al monitor. Innecesarias porque la jugada estaba más clara que el caldo de un asilo.

¿Quiere esto decir que el Pucela perdió ante el Zaragoza su primer partido de Liga por culpa del árbitro? No, porque también puso sus piedritas en el camino que conduce a la derrota. Pero resulta inconcebible que varios tipos ante un pantalla, otro en el campo y también en la pantalla vean cómo un defensa agarra a Cédric antes de un centro, el agarrón provoca que cuando sale el balón, el delantero entre en fuera de juego, el defensa siga agarrando hasta imitar un placaje de rugby y lo tire al suelo... y el fenómeno de Ávalos Barrera pite el fuera de juego, pasándose el reglamento por la entrepierna. Este dice taxativamente que se penalizará antes el penalti que el fuera de juego.

El Pucela pudo haber empatado. O quizá no. Pero el estigma con los arbitrajes persiste. Con ruedas de prensa con monosílabos y con discursos como los de Fidel Castro.

Siendo el colegiado clave en el encuentro, mal haría el Real Valladolid en refugiarse sólo en su labor. La defensa y los repliegues defensivos de la medular fueron un desastre, con Boyomo como maestro de ceremonias de la confusión, cambiado al descanso.

Un balón que se paseó por todo el área pequeña fue empujado a gol en el segundo palo por Francés, un central. Iván tuvo el empate e n la segunda parte, con un tiro al palo, cuando el equipo de metió de nuevo en el partido, en el último cuarto. Hay mucho por fichar pero mucho mas aún por trabajar en este Pucela aún en formación.