El Real Valladolid Baloncesto pone el 2-0 con suspense, en un partido de locos, de amnesias y con prórroga incluida

Sangre, sudor y ... lágrimas pero... de alegría. El UEMC Real Valladolid vivió un partido de locos, de sensaciones totalmente contrapuestas. Para verse ganador tras su excelente puesta en escena (13-0) y tras el oportuno despertar a otro incomprensible apagón antes del descanso (42-31). Pero también se vio perdedor ante un Lleida muy, muy bien trabajado, salvo un incomprensible lapsus o amnesia de su entrenador que a la postre le acabaría costando el partido.  

 

Y es que, marcado por su flojo juego interior, Lleida supo poner contra las cuerdas al UEMC Real Valladolid a base de un gran y disciplinado trabajo defensivo, sobre todo con una zona-press 2-2-1 que dificultó, y mucho, las cosas a un equipo que tuvo que vivir de la inspiración de otro héroe.  No importó el 13-0 de salida como tampoco que el real Valladolid se viera ganador antes de tiempo cuando quedaba todavía dos cuartos por jugarse.

Lleida supo aguantar anclado a la calidad de tres ‘pequeños’, los dos bases Juani Marcos y Villar y el joven escolta Lobo. Entre los tres, con un baloncesto muy sencillo, penetrar y doblar,  desquiciaron a un Real Valladolid de nuevo con egos y sobre todo un estado de ansiedad subido de tono en el que de forma errónea cada uno intentó hacer la guerra por su cuenta.

Si en el primer partido de la serie fue Kovacevic el que se echó el equipo a la espalda, en este,  el jugador vestido de héroe salvador fue Mike Torres (26 puntos y 34 de valoración) explotando a la perfección sus envenenados (bien jugados o... mal jugados) ‘unos contra unos’ para ejercer de milagroso desatascador. 

El  partido se complicó de forma innecesaria y a la vez extraña. Porque pese a lo que indicaba el marcador el Real Valladolid era muy superior como prueba la valoración de uno y otro equipo al descanso (52-21). De puntillas y sin apenas hacer ruido Lleida cogió tras el descanso la manija del partido (51-54 y 63-70) ante el desespero de Paco García, desgañitado y encomendado a Mike Torres como única solución al desaguisado.

Un parcial de 12-2 dio un vuelco al marcador con Kuiper de protagonista indirecto (75-72). Pero Lleida no se descompuso pese a los regalos desde la línea de tiros libres de sus hombres grandes. Aún así tuvo 5 segundos para evitar la prorroga pero Vucetic falló lo infallable debajo del aro (80-80). Y todo porque Vucetic fue objeto de falta. Señalada... aunque luego anulada al considerar los colegiados que estaba fuera de tiempo posiblemente influenciados por el sonido de viento en contra a cargo de un público cabreado. Alivio. Resople. Prórroga (80-80). 

Y llegó la amnesia a uno de los banquillos de Pisuerga, al de Lleida. dejando, olvidando en el banco durante toda la prórroga (toda)  a Lobo y Villar, los puñales que acuchillaron sabiamente la defensa vallisoletana a lo largo de todo el partido. Y todo para encomendarse a un veterano de casi 40 años Urtasun. Un error imperdonable. Los galones mandaban por encima de la calidad. El pasado podía más que el futuro.

Porque Juani Marcos fue un islote en el océano de Pisuerga mientras respiraba el equipo de Paco García, sin fuerza y diezmado por las eliminaciones de Kuiper, N'Guessan y Kovacevic. Afortunadamente Puidet tuvo lo que nadie tuvo a partir de mediado el último cuarto: la sangre fría para no desperdiciar los tiros libres, los últimos del partido  (86-83) para sellar la segunda victoria en esta épica guerra al mejor de cinco batallas. Otro triunfo tremendamente sufrido pero igualmente valioso que deja la bola extra de un hipotético quinto partido o desempate para Pisuerga para dentro de diez días. Ahora, con 2-0, el Real Valladolid viaja al Barris Nord (jueves y sábado) en busca de la sentencia y el paso para la codiciada Final Four de ascenso a la ACB. Sí, a la ACB. 

Tras el partido la directiva del Força Lleida reclamó a la FEB tras misionar el video y ver que la última jugada del partido en el minuto 40 (la falta a Vucetic) estaba dentro del tiempo de juego.