Diario de Valladolid

FÚTBOL / REAL VALLADOLID

Éibar es la frontera

El mutismo total del club no esconde que el futuro de Sergio se ventila ante el equipo de Mendilibar / Ronaldo está desaparecido tras el órdago del entrenador a su plantilla

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Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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El Real Valladolid es en la actualidad y de puertas para fuera un club fantasma. Nadie habla, nadie se mueve, nadie decide... Nadie hace nada. 

Sus dirigentes pueden agarrarse a las declaraciones del vocal David Espinar y del director deportivo Miguel Ángel Gómez el pasado martes sobre la certeza de que Sergio González sería el entrenador hasta final de temporada. 

Sin embargo la ecuación planteada hace una semana ha cambiado, pues cuenta con elementos nuevos. El primero, el ridículo deportivo del equipo ante el Alavés, con un solo tiro entre los tres palos a las manos del portero y la sensación  de que nadie sabía lo que tenía que hacer en un partido que no iba con ellos. El típico modus operandi de un conjunto roto que ya no cree en lo que piden desde el banquillo.

El segundo y más importante, la rueda de prensa de Sergio, en la que traspasó la presión de los malos resultados y peor juego a los futbolistas, como si no obedeciesen sus órdenes. Puso a los pies de los caballos a la misma plantilla que dos días antes, en su rueda de prensa previa al partido de Vitoria, dijo que tenía un nivel compromiso «brutal». Una contradicción asombrosa y con mucha carga de profundidad.

Sergio puso su futuro en manos de los futbolistas, en un movimiento tramposo. No sólo Ronaldo, Espinar y Gómez habían ratificado antes al míster en su cargo, sino que los jugadores son los subordinados de ellos y de Sergio. ¿Va a significarse la plantilla en público contra sus superiores? Sería un hecho histórico. Y eso que el míster cada vez cuenta con menos adeptos en una plantilla dividida (que no enfrentada) entre los pro y contra el míster.

Lo que sí es tan extraño como inquietante es el mutismo del club tras las declaraciones de Sergio, poniendo su futuro en manos de los futbolistas. Nadie ha hablado en público para al menos matizar o quitar hierro a unas palabras que más bien parecían una invitación a la destitución. 

Ni el presidente Ronaldo, que no sólo está en España sino que vio en partido en Mendizorroza; ni el consejero delegado Matthieu Fenaert, con funciones de CEO del club pero desaparecido en combate respecto a los asuntos deportivos; ni el vocal David Espinar, que transmite las opiniones de Ronaldo; ni el director deportivo Miguel Ángel Gómez, quien sigue el principio de obediencia debida.

Tampoco ha hablado, pues nunca lo ha hecho, Javier Ferrero, secretario no consejero del consejo de administración. Y eso que el futuro del club se rige desde Madrid, donde él vive y es socio de un bufete multidisciplinar junto a Julio Senn.

El club se muestra impermeable a la opinión general del aficionado en este tiempo de crisis deportiva. Es difícil recoger el sentir general de los seguidores, ya que no pueden acudir al estadio, pero la opinión de las peñas (algunas recogidas ayer en este diario), las encuestas de internet y los comentarios en las redes son en su gran mayoría favorables al cambio de técnico.

Muchos aficionados esperan que el club, ya que no lo ha destituido de forma fulminante, hable tras lo dicho por Sergio en Vitoria. El silencio se debe al deseo de no remover más el ya de por sí turbio panorama deportivo. Y más en una semana que puede ser vital. Porque, pese a lo dicho el día de la presentación de Kodro y Olaza, el crédito  del Real Valladolid a Sergio no es ilimitado. Ni siquiera caduca a final de temporada. Una derrota en Éibar podría provocar su destitución. Hay mucho dinero de televisión en juego como para abrazar el purismo laboral y deportivo.

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