De la siesta a la fiesta

Ruud Van Nistelrooy le dijo a Gonzalo Higuaín cuando ambos eran jugadores del Real Madrid y el argentino aún no se había estrenado como goleador, tras mes y medio de blanco, una frase imborrable:  ‘Los goles son como el ketchup, a veces no salen por mucho que lo intentes y luego vienen todos de golpe’. 

Ni teorías matemáticas, ni físicas, ni deportivas, ni táctico-técnicas. El ketchup. Así lo entienden todos. Claro que hay que saber dar bien en el culo del tarro para que mane el mejunje encarnado. Si das poco, la salsa ni se menea. Si das mucho, el tarro sale volando y se hace añicos. Ese equilibrio en la pegada, como el que da los azotes al recién nacido para que rompa a llorar y respire, es el fútbol. 

Marcar cuando hace falta. Y, cuando no, también. Pero nunca quedarte con cara de panoli mirando la boca del tarro, como si el contenido estuviese pegado al cristal.

Ayer el Pucela meneó bien el bote de ketchup. Pim, pam, pum, tres golpes y tres goles. La salsa agridulce llenó una segunda parte que fue como un café doble para despertar de la primera. Sekou y Toni (sí, Toni) por partida doble marcaron los tantos de la goleada al Eurogranada, que ayer fue equipo de andar por casa, gracias también al Pucela.

Los 45 minutos iniciales fueron como la recta de Olmedo y los siguientes, como el circuito de Montecarlo. Fue injusto que perteneciesen al mismo partido. Parecían los gemelos De Vito y Schwarzenegger.

En el primer tiempo, el único atisbo de vida fue unicelular y lo aportaron un tiro de Antoñín en el minuto 2 al centro y blocado por Masip, una falta directa botada en el 41 por Hervías con el cuero perdido no muy cerca del poste y un cabezazo de Miguel Rubio dos minutos después, con el cuero muy cercano al palo.

Sergio formó en esta mitad con Masip en la puerta; Luis Pérez, Miguel Rubio, Javi Sánchez y Nacho en defensa; San Emeterio y Kike en el mediocampo; Hervías y Orellana en los extremos, con Marcos André y Guardiola en punta. De medio campo hacia adelante, el equipo fue un erial.

Tras el descanso la danza de zombies a lo Michael Jackson  dejó paso a la samba, como si ese final de primera parte en que el equipo se estiró quisiese engarzar con la segunda.

Sergio cambió a todos menos a Masip y fue otro Pucela en todos los sentidos. La zaga la formaron Moyano, unos excepcionales Luismi y Alcaraz, jugando de centrales sin serlo, y Carnero. En la medular Anuar y Míchel sujetaron defensa y ataque para favorecer el juego de Plano y Waldo desde los extremos, con Toni engarzando en el centro del ataque con Sekou.

Fue éste quien abrió el marcador  en el minuto 53 tras recibir un envío lejanísimo de Alcaraz. El vallesano pinchó el balón ante la salida a por uvas de Rui Silva, se dio media vuelta y marcó de caño a un defensa.

Casi se juntó la celebración del primer gol con la del segundo. Toni, que jugó siempre con éxito al ratón y al gato con la defensa y la medular del Granada, aprovechó un balón procedente de una fructífera combinación entre Plano y Waldo para marcar raso al primer palo, con el meta tapado. 

El murciano cerró el marcador con  un tiro de interior cruzado al segundo palo, tras una pared con su amigo Anuar. Tuvo Toni otra ocasión pero el balón se fue alto. Y Alcaraz vio cómo se le anulaba un tanto por fuera de juego. Pero ya había suficiente ketchup para el día. Ahora se trata de saber cómo azotar siempre bien el tarro. 

Granada: Rui Silva; Víctor (Foulquier, min. 46), Domingos, Germán (Vallejo, min. 63), Neva (Álex, min. 63); Milla (Ruiz, min. 63); Vico (Aranda, min. 63), Azeez (Gonalons, min. 71), Montoro (Brunet, min. 46), Antoñín (Quini, min. 71); y Soldado (Puertas, min. 46).

 

Real Valladolid: Masip; Luis Pérez, Miguel Rubio, Javi Sánchez, Nacho; Hervías, San Emeterio, Kike, Orellana: Guardiola y Marcos André. También jugaron: Moyano, Alcaraz, Luismi, Carnero, Anuar, Míchel, Plano, Toni, Waldo, Sekou, Samu, Miguel y Aguado.

Goles:  0-1: Sekou (min. 53). 0-2: Toni (min. 58). 0-3: Toni (min. 75).