Diario de Valladolid

Estampado ante un muro

Un Recoletas Atlético Valladolid intermitente y con muy poca autoconfianza se estrella en casa ante el ‘veteranísimo’ portero de 46 años, José Javier Hombrados, autor de 19 paradas

Dani Pérez intenta superrar... sin suerte, al portero ex internacional José Javier Hombrados ayer en Huerta del Rey.-PABLO REQUEJO

Dani Pérez intenta superrar... sin suerte, al portero ex internacional José Javier Hombrados ayer en Huerta del Rey.-PABLO REQUEJO

Publicado por
Guillermo Velasco
Valladolid

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El pobre puede morir, lo que no puede es estar enfermo. Y ayer el Recoletas Atlético Valladolid cayó víctima de sus miedos, de no saber superar a un portero, José Javier Hombrados, que lo ha sido todo, que lo ha ganado todo pero que por lo visto ayer, con 46 años, sigue siendo el mejor en una Liga mediocre en la que los viejos rockeros como él se pueden permitir el lujo de decidir todo un partido. Si el año pasado todavía admirábamos como era capaz un jugador de 45 primaveras como era Fernando Hernández, seguir a pie de obra rindiendo a un nivel más que aceptable, ayer a la grada de Huerta del Rey no le quedó más remedio que rendirse a un semi Dios capaz de neutralizar nada menos que 19 goles (aunque en la estadística del partido le pusieran ‘solo’ 17 paradas. No es la primera vez que el Recoletas Atlético Valladolid sale mediatizado en un partido para acabar totalmente asustado. Ayer el pavor de verse cara a cara en cada lanzamiento con el ex portero internacional de la selección española encogió el brazo de todos. Porque nadie se salvó de caer hechizado a su plasticidad y eficiencia bajo los tres palos. Solo Serdio aguantó medianamente el tipo fallando un lanzamiento. Pero al bravo pivote que estrenará internacionalidad la próxima semana en la EHF Euro Cup no le llegaron todos los balones que le tenían que haber llegado, donde por una vez ‘San Hombrados’ no es tan santo.

El Recoletas cayó, como hiciera dos años atrás, en la trampa del BM Guadalajara dirigido por el que fuera lateral del desaparecido BM Valladolid, César Montes. Casi todas acciones de continuidad acabaron en los extremos, donde Hombrados ha sido (y por lo visto ayer todavía es) un muro infranqueable. El mito se comió uno a uno a Miguel Camino, Dani Pérez, Miguel Martínez y Manuel García, jugadores que lanzaron sin oposición ante el portero del BM Guadalajara, que aún con síntomas de cojera (fascitis) fue muro.

El pésimo comienzo de partido del Recoletas Atlético le obligó a remar desde el principio. Hasta seis goles de desventaja (11-17 y 12-18) dejaron al Recoletas Atlético Valladolid a manos de un rival que tan solo tuvo que martillear la pésima y mal enfocada defensa 5-1 de los vallisoletanos con Pablo Paredes de ejecutor y aprovechar los regalos, numerosos regalos concedidos por el ataque de los gladiadores en forma de pérdidas y violaciones (pasos y faltas en ataque).

La intermitencia del Recoletas, como ya ha ocurrido en el presente ejercicio, llevó el partido a un interminable tobogán de subidas y bajadas. Pisonero, erre que erre, intentó corregir al accidentado comienzo (3-7 y 4-8), sin cambios, con dos laterales erráticos como Roberto y Víctor Rodríguez. Los resultados llegaron (8-9) para volver a otra bajada de tensión en pleno descenso vertiginoso en esa montaña rusa de locura a la que se vio visto el partido (12-18).

Remar y remar, no había otro camino. Y lejos de darse por vencido el Recoletas remó conectando con su pivote y coincidiendo con el tardía despertar de Rubén Río, que cogió su fusil para, por fin, martillear la portería rival. Las diferencias fueron menguando poco a poco y con un parcial de 8-1, el Recoletas hizo lo que parecía imposible como era meterse en el partido y voltear el marcador (20-19). Todo parecía arreglado. Nada más lejos de la realidad porque la bestia, Hombrados, volvió a despertar para acabar desquiciando con otras nueve paradas a un Recoletas incapaz que se estampaba ante el portero de un BM Guadalajara que con pico y pala y con el candado echado a su portería, nunca perdió el norte para aprovechar el regalo de su adversario, incapaz de sacar tajada a su meritorio despertar para volver al hechizo del gran y genuino Hombrados (28-30).

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