Diario de Valladolid
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Redacción de Valladolid
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Si existe una virtud que refulge como una condecoración en la pechera del Real Valladolid de Sergio, es que nunca se rinde. Se trata de un equipo con vocación de irreductible, y sólo es necesario un somero repaso a su trayectoria para comprobarlo.

Desde que el catalán desembarcó en Zorrilla, sólo ha perdido un partido de nueve a domicilio (tres en Primera), y de manera injusta, en Zaragoza. Nadie ha conseguido ganarle por dos goles de diferencia, ni siquiera el Barcelona, y ha sido capaz de empatar e incluso ganar partidos en los que comenzó encajando, como los dos últimos. Una virtud esta última impensable con otros técnicos.

Como lo era, sin remontarse más que meses en el banquillo, ver brillar a Nacho y Míchel, carne de grada para el antecesor de Sergio. Aquél con el que Plano era el paradigma de la irregularidad, Borja un jubilado, Calero y Olivas dos coladeros, y Toni un alevín sin sitio en el mundo profesional. Para que luego digan que el fútbol es de los jugadores, y que los entrenadores tienen poco que rascar. Un tópico para contentar gentes de pensamiento breve y falso, como una moneda de tres euros.

Porque este Real Valladolid es un equipo de autor. Un mecanismo bien engrasado, automatizado pero sin perder la creatividad, y capaz de extraer lo mejor de cada pieza, pese a sus evidentes limitaciones de calidad respecto al grupo de metales preciosos al que se enfrentan. Los demás pueden tener relojes más caros, pero ninguno funciona mejor a ese precio.

Este Real Valladolid me recuerda, salvando las evidentes distancias, al Balonmano Valladolid de Pastor o al Aula de Peñas. Son equipos de autor muy bien trabajados y que suplen sus limitaciones económicas y de calidad con una tremenda solidaridad en el esfuerzo y el sacrificio, una filosofía de juego asimilada casi a la perfección, con sus necesarias variantes, y una fe tremenda del técnico al grupo, que es biunívocamente correspondida.

No es ninguna casualidad que casi todos los equipos disputen su peor partido contra el Pucela. Tampoco lo es que éste logre jugarles de igual a igual durante muchos minutos, olvidando en el cesto de la ropa sucia las diferencias de presupuestos y de gastos en plantilla. Ayer los blanquivioleta lograron su primera victoria de la temporada. Pasaron por encima del Levante, al que debieron golear y con el que comenzaron perdiendo. Este equipo puede ser limitado y caer, pero siempre se levanta. Se ajusta mejor al papel de Rocky que el propio Balboa.

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