Deberes sin brillo

El Recoletas Atlético Valladolid cumplió con el guión de sacar el partido adelante ante uno de los conjuntos que transitan en el furgón de cola y que deberán luchar por salvar los galones Asobal. Pero como ocurriera fechas atrás contra Zamora el conjunto de Nacho González sufrió para atar un partido que debería haber sido de guante blanco. Aunque el marcador final podría invitar a pensar en una plácida victoria de los vallisoletanos, el 28-20 final, con la máxima diferencia del partido, no refleja lo sucedido sobre el parquet de Huerta del Rey.

El Recoletas volvió a padecer de esa intermitencia que le ha llevado a perder puntos sin ir más lejos como los últimos en Pontevedra. Su desconexión en varias fases del partido, como sucedió ayer en los primeros minutos de partido y tras el descanso cuando debía poner la puntilla a su inocente rival, decidió echar a dormitar posiblemente sabedor de que con un golpe de calidad, simplemente el que reseña la clasificación, serviría para sacar el partido adelante.

De nuevo se volvió a demostrar que el Recoletas Atlético Valladolid depende en buena parte no solo de la ‘pedrada’ de sus lanzadores, ayer con la mirada desviada (sobre todo un desconocido Rubén Río), sino del rendimiento de su defensa y sobre todo de su portería. Y ayer Javi Díaz, de titular como no puede ser de otra manera, volvió a ser Javi Díaz, el último eslabón de la cadena defensiva. El portero gallego, con más de 15 paradas, ejerció de flotador de su equipo en momentos en los que no hubo fluidez en ataque, sobre todo en un inicio de partido que en otra situación diferente habría dejado decantado el partido de antemano. Javi Díaz es un seguro y un arma necesaria hoy por hoy en el juego del Recoletas Atlético Valladolid. Otra cosa será el año que viene ya que su continuidad, necesaria y soñada, por asuntos personales, puede pender de un hilo. Su aportación ayer dejó muy claro que el mal día ante Anaitasuna ya es historia.

Pero el duelo de ayer, independientemente del buen rendimiento de la portería, estuvo marcado por la aceleración extrema de Adrián Fernández, acumulando error tras error y provocando hasta la ira de un respetable impaciente que obligó casi sin querer a Nacho González a que hiciera un cambio antes de ese libreto de minutaje tan marcado al que está acostumbrado. La salida de Diego Camino en el minuto 13 evitó que Puerto Sagunto se convirtiera en un problema (4-6). Y la lógica volvió al parquet aunque sin un exceso de lucidez (13-10; descanso).

En la segunda mitad la tarjeta roja a Bruixola por arrollar a Fernando en su salida para frenar un contraataque, allanó el camino. Hasta tal punto de elevar la renta a los siete goles (19-12). Pero incomprensiblemente llegó de nuevo la desconexión para dar vida a Puerto Sagunto, que se colocó en un esfuerzo titánico a dos goles (21-19).

El murmullo de Huerta del Rey afortunadamente se cortó de raíz con tres errores consecutivos del Puerto Sagunto que dieron alas al Recoletas hasta el definitivo 28-20.