Diario de Valladolid

CÁDIZ-REAL VALLADOLID (ANÁLISIS)

El fútbol de mentira

El Valladolid vuelve a tropezar en el mismo error de encajar gol en los primeros minutos y el sistema de Luis César sigue generando dudas y división / 70% de posesión para nada

Luismi recibe la cartulina roja.-LOFT

Luismi recibe la cartulina roja.-LOFT

Publicado por
Guillermo Velasco
Valladolid

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La vergüenza de confesar el primer error hace cometer muchos otros porque el hombre que ha cometido un error y no lo corrige comete otro error mayor. No hace falta retrotraerse a los tiempos de Confucio casi 2.600 años atrás para darse cuenta que el Real Valladolid sigue perdido con un sistema en el que nadie, absolutamente nadie cree. El fútbol de mentira que prediga Luis César Sampedro, el entrenador que se resiste a dar su brazo a torcer modificando un sistema de juego que genera mil y una dudas, vuelve a hacer fracasar a un Real Valladolid ramplón, sin mordiente e incapaz de generar peligro.

¿De qué sirve tener un 70% de posesión de balón si apenas se dispara a puerta al ser incapaz de generar una jugada trenzada? El Valladolid comenzó el partido marcado por culpa de un gol encajado, por enésima vez en los primeros minutos de juego. El 1-0 de Alex Fernández repitió el mismo patrón de juego de anteriores encuentros, incluso el mismo de la pasada semana en la que el Valladolid nadó, como ayer hizo el Cádiz para guardar la ropa.

El Cádiz, sin hacer prácticamente nada (el gol y un mano a mano de Carrillo ante Masip en las postrimerías del encuentro), sacó a relucir todas las vergüenzas del Valladolid y un entrenador que parece haber perdido el rumbo. Descartó a Anuar y erró. Repitió esquema y erró. Estuvo lento a la hora de leer lo que necesitaba el equipo y erró. Volvió a repetir su política de rotaciones (casi siempre mirando única y exclusivamente a la línea de tres ofensiva) y erró. Jugó con fuego al dejar en el campo al apercibido Luismi, una escopeta de feria a la hora de trenzar, repartir juego y serenar, y se quemó cuando el cambio de Hervías era por Borja, ya condenado de cara al próximo partido con el Numancia al cumplir ciclo de tarjetas.

El Valladolid, sin chispa y sin soluciones desde el banquillo, fue víctima de la incapacidad de su entrenador ante un Cádiz que como tantos otros, con muy poco volvió a sacar petróleo. Pocos, muy pocos, se salvaron de la quema en un partido en el que con unos mínimos hubiera bastado. Hay jugadores que juegan al ralentí y en Segunda no vale como se demostró ayer. La pregunta es obligada. ¿Seguirá erre que erre Luis César con un sistema de juego que no conduce a nada, crea división no solo de puertas hacia afuera sino a nivel interno y lleva al naufragio?

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