De fracaso en fracaso

El discurso de esperanza que pronuncian todas las semanas los jugadores del Valladolid y Portugal no hace otra cosa que prolongar el pesimismo que se palpa en Zorrilla. Después de cada tropiezo, el técnico insiste con una llamada a la esperanza y reitera que el equipo seguirá sufriendo pero se meterá en la lucha por el ascenso. Los jugadores comparten su opinión, aunque añaden que los mensajes positivos requieren victorias para engancharse al playoff.

El Valladolid va de fracaso en fracaso. El descalabro comienza en la dirección deportiva y se prolonga al césped. Tras el descenso sufrido con JIM en el banquillo, el nuevo proyecto se tambalea. La pasada temporada se dejó escapar el ascenso directo y la posibilidad de lograrlo en el playoff. Aunque el desenlace fue cruel porque el equipo canario pasó de ronda por el valor de los goles en campo contrario (1-1 en Zorrilla y 0-0 en el estadio Gran Canaria), la realidad es que el Valladolid fue inferior en el global de la eliminatoria.

El desastre continúa en la campaña actual. Es cierto que muchos jugadores son cedidos y el resto quedaron libres antes de comprometerse con el Valladolid pero los resultados son los que marcan el trabajo de Braulio Vázquez al frente de la dirección deportiva. En la campaña 2014-2015 incorporó 15 jugadores y en la 2015-2016 la cifra aumentó a 17 tras la llegada de Roger, Rennella, Borja y Nikos en el mercado de invierno. En el capítulo de entrenadores, son 3 los técnicos que se han sentado en el banquillo tras el descenso a Segunda. Rubi fracasó de principio a fin en la campaña anterior, Garitano tomó el relevo al inicio de la actual pero fue destituido tras la novena jornada -dejó al Valladolid en puesto de descenso- y el futuro de Portugal depende de los resultados inmediatos. Se ha perdido la confianza en él y un tropiezo ante el Zaragoza podría costarle el puesto.

El trabajo en la dirección deportiva no se refleja sólo en los resultados, sino también en la falta de tensión que se le ve al equipo en muchos partidos, un aspecto criticado por el propio Portugal, por algunos jugadores que no están conformes con el rendimiento global del equipo y hasta por el presidente y dueño del club, Carlos Suárez, que ha bajado al vestuario en varias ocasiones para recordar a los jugadores que el futuro del club depende de ellos. La última filípica de Suárez se produjo este martes. Las goleadas en Miranda y en Leganés y el empate con el Almería en Zorrilla han agotado su paciencia.

Futbolistas suplentes en sus equipos de procedencia

El Valladolid cuenta en sus filas con jugadores que habían sido suplentes la pasada temporada. Es otra de las claves de este desastre. La limitación económica a la hora de los fichajes condicionó el trabajo de la dirección deportiva. En Zorrilla vieron cómo el pasado verano se les escapaban jugadores apetecidos al no disponer del dinero necesario para que vistieran la camiseta blanquivioleta. Pero el mercado es muy extenso y el Valladolid se decantó por determinados futbolistas que en algunos casos no habían tenido mucho protagonismo en sus equipos de procedencia.

En el banquillo se repite del guión de la pasada temporada. Rubi no fue capaz de explotar las virtudes de varios de sus jugadores y el Valladolid dejó escapar una magnífica ocasión para haber regresado a la máxima categoría. Lo de ahora es mucho peor. El nivel general de los equipos de Segunda División es discreto, como se ve cada jornada, y provoca la sorprendente igualdad en la tabla. Hay un caso llamativo que protagoniza el Córdoba, uno de los candidatos al ascenso. Ha perdido los seis últimos partidos disputados en casa y a pesar del descalabro se encuentra a un punto de la zona del playoff.

Tras el fiasco de Rubi, el proyecto de Garitano sólo duró nueve jornadas y el posterior con Portugal parece tener fecha de caducidad. Este sábado se sentará en el banquillo, pero un resultado adverso podría suponer su despido. En ese caso, el Valladolid tendría nuevo entrenador para afrontar las últimas ocho jornadas.

BORJA, CRÍTICO «Tenemos que ser un equipo, no unos cromos»

La llegada de Borja en el mercado invernal fue una decidida apuesta de Carlos Suárez, que buscaba un futbolista para reforzar el centro del campo y, al mismo tiempo, un hombre capaz de convertirse en uno de los líderes del vestuario. Borja dejó huella en su anterior etapa en Zorrilla (2006-2010) y el presidente estaba convencido de que se iba a dejar la piel en cada partido.

El centrocampista hace autocrítica. Al término del entrenamiento de ayer señaló que en todos los equipos hay jugadores que no suman lo que deberían y añadió que es fundamental la unión en el vestuario. «Tenemos que ser un equipo, no unos cromos. En Leganés fuimos un equipo sin alma, lo dije allí y lo mantengo. Hubo momentos que me vi corriendo y sentía que estábamos dos menos. Hay veces que se dicen cosas en caliente pero es la realidad después de ver las segundas partes que hemos hecho en Miranda y en Leganés. Esta semana está siendo rara. Tras la ilusión y la esperanza que nos habían dado las victorias ante Oviedo y Llagostera, los últimos partidos no tan sido los más bonitos, es normal que la gente se encrespe».

Borja considera clave tener la máxima unión en el vestuario para afrontar la recta final de la Liga. «Si no hay gente metida, hay que meterla. Cada uno tiene su forma de ser, pero echo de menos un equipo unido. En el vestuario hay una frase que dice que no se gana con los mejores, sino con los que mejor trabajan juntos. Si destituyen a Portugal, quedaríamos retratados. Tienen que señalarnos a nosotros, somos 22 tíos y tenemos más culpa que el entrenador, que no es ni mal profesor ni mala persona. Es un estudioso y cree cuál es la forma de jugar para ganar».

NIKOS, CON EL GRUPO. El lateral izquierdo completó la sesión de ayer y podría volver a la convocatoria frente al Zaragoza. Alfaro, Óscar y Rennella siguen al margen del grupo.

LA VISITA DEL ALBACETE, EL SÁBADO 14. El partido contra el Albacete, correspondiente a la jornada 38, se disputará el sábado 14 de mayo en Zorrilla a las 18.00 horas.