Diario de Valladolid

Víctor Hugo Martín retrata en Valladolid la «tensión latente» entre mundos opuestos

El artista vallisoletano regresa a la Galería Javier Silva con ‘El ángulo de contacto’, un sugerente proyecto que parte del impacto de la ingeniería hidráulica en la naturaleza

Víctor Hugo Martín inaugura 'El ángulo de contacto'.

Víctor Hugo Martín inaugura 'El ángulo de contacto'.Photogenic/Miguel Ángel Santos

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Valladolid

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Víctor Hugo Martín Caballero (Valladolid, 1982) cierra el año en la Galería Javier Silva con la inauguración ayer de El ángulo de contacto. Regresa el artista allí donde mostró un trabajo más documental, con Ausentes (2016), en el que abordaba miedos y sentimientos de soledad detonados con la paternidad; allí donde, con un enfoque más experimental, con Herbario (2021), jugó con la luz y el temblor para devolverle la vida a una naturaleza muerta décadas atrás. Regresa para retratar la «tensión latente» de unos parajes en los que confluyen –o contactan– lo natural y lo artificial, lo dinámico y lo estático, lo mutable y lo inmutable, lo promisorio y lo desalentador por cuanto tiene de amenazante: los embalses y presas creados por el ser humano para dominar el agua.

Javier Silva contempla dos obras de la exposición

Javier Silva contempla dos obras de la exposiciónM. A. SANTOS - PHOTOGENIC

«Esas construcciones me atraen por los lugares en los que están y por lo que significan. De alguna manera son como una extensión de la ciudad en el medio rural. Son también zonas de sacrificio, que han sufrido una transformación brutal. Es un sacrificio que, más allá de que sea o no necesario, nadie parece tener en cuenta», explica a este diario el artista antes de la inauguración de la muestra. Una muestra, podría decirse, que empezó a gestarse en 2019, cuando el responsable de proyectos como Ecos (2018) o Llevando la luz (2015), plantó su trípode en el embalse oscense de Búbal, en el Valle de Tena.

Una de las fotografías de la muestra.

Una de las fotografías de la muestra.M. A. SANTOS - PHOTOGENIC

Ahora, Martín Caballero presenta en el espacio de la calle Renedo una docena de fotografías y dos vídeos. Son rincones de los embalses del Arlanzón y de Cereceda, en Burgos; del de Campillo de Buitrago, en Soria; del de El Atazar, en Madrid; o del de Cortes-La Muela, en Valencia; también de la presa burgalesa de Los Vados.

Son imágenes nocturnas, como es habitual en el trabajo del vallisoletano, que muestra en tonos fríos, azulados, jugando con la luz artificial del lugar y con las largas exposiciones.

Y, buscando ‘el ángulo de contacto’ entre el hormigón y el agua, cerrando a veces los encuadres, ofrece una imagen tan descontextualizada, tan nítida en la parte artificial como vaporosa y difusa en la natural, que la fotografía parece mutar su naturaleza hacia lo pictórico, rozando la abstracción.

Una imagen de la exposición

Una imagen de la exposiciónM. A. SANTOS - PHOTOGENIC

«En un trabajo como este me interesa mucho el proceso, las vivencias», advierte el artista. La soledad en la noche, los sonidos de la naturaleza, la fauna vigilante, la fragilidad de quien es consciente de estar junto a millones de litros de agua retenidos por una pared de hormigón... Factores que se graban en la mente del artista, que contribuyen a crear la atmósfera deseada, a plasmar en su trabajo artístico esa «tensión latente».

Hasta mediados de febrero, en la Galería Javier Silva.

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