El castillo de Trigueros del Valle es la última novedad que se cuela en la lista de castillos destacados por la Red de Patrimonio Histórico, pero no es la única del territorio vallisoletano. Trece son los castillos de la provincia que recomiendan en la web como parte de una ruta turística-histórica por las fortificaciones del territorio, y, de esos trece, sobresalen el de Peñafiel y Fuensaldaña, que los destacan con el sello especial del organismo.
Cabe señalar, que aunque estos dos lleven el sello de la Red de Patrimonio Histórico de España, no significa que compartan la denominación de Bien de Interés Cultural (BIC). De las trece edificaciones vallisoletanas recomendadas en la web, únicamente las de Peñafiel, Villafuerte de Esgueva, Tiedra, Medina del Campo, Portillo y Simancas llevan esta figura jurídica de reconocimiento y protección, el resto de castillos únicamente cuentan con protecciones genéricas.
En cuanto a la ruta de las trece fortalezas propuesta por la Red, se trata de una gran ruta que está divida, a su vez, en tres por tres comarcas distintas de la provincia para combinar turismo cultural con enoturismo, dado que en cada comarca se localiza alguna de las denominaciones de origen vitivinícolas más destacables del panorama nacional: Ribera del Duero, Rueda y Cigales.
En la ruta Duero-Esgueva se puede acudir a los castillos de Peñafiel, sede del Museo Provincial del Vino, Villafuerte de Esgueva y Curiel. En la de los Montes Torozos, la Red de Patrimonio Histórico recomienda visitar el castillo de Trigueros del Valle, su más reciente incorporación y conocido como 'El Castillo Encantando', el de Montealegre de Campos, el de Urueña, el de Tiedra y el de Torrelobatón. Por otro lado, en el sur de la provincia, destacan los castillos de Medina del Campo, Íscar o Portillo.
Finalmente, el organismo cultural hace una mención especial a las edificaciones de Fuensaldaña, lugar donde los Reyes Católicos sellaron su compromiso matrimonial el 18 de octubre de 1469, un día antes de hacerlo en la capital vallisoletana; y el castillo de Simancas, sede del Archivo General.
Castillo de Peñafiel (Valladolid)
Fue mandado construir por Pedro Girón, maestre de la orden de Calatrava y noble de la corte de Enrique IV, en el siglo XV. Bien de Interés Cultural (BIC) desde el 1 de junio de 1917, está totalmente restaurado en la actualidad, donde alberga también el Museo Provincial del Vino. Su planta tiene una forma estrecha y alargada y la edificación está defendida por una primera muralla exterior de lienzos lisos datada del siglo XI, lo que significa que puede ser la parte más antigua de la fortaleza. En la zona oriental tiene una única puerta de acceso arropada por dos torreones circulares. En el recinto interior, una segunda muralla delimita la zona. La torre del homenaje se levanta en el centro y cuenta con 34 metros de altura con tres plantas abovedadas.
Castillo de Fuensaldaña (Valladolid)
Levantado en el siglo XV como residencia señorial de la familia Vivero. Comenzó a edificarse en el siglo XIII pero es en el siglo XV cuando se le va a dar la configuración similar a la actual. En el interior, la fortaleza formaba una 'U' alrededor del patio que hoy día está habilitado como hemiciclo parlamentario, ya que fue sede de las Cortes de Castilla y León entre 1983 y 2007. Al ser concebido como residencia y no como fortaleza, nunca contó con una gran guarnición. Además, durante la Guerra de las Comunidades, fue ocupado por las tropas comuneras.
Castillo de Simancas (Valladolid)
Es la sede del Archivo General de Simancas. Fue construido por los Enríquez, almirantes de Castilla, entre 1467-1480 y, en 1490, fue cedido a los Reyes Católicos. Desde aquel momento fue destinado al depósito de armas, dinero y demás objetos valiosos además de cumplir funciones como prisión real de máxima seguridad. Entre los años 1540-1545, Carlos V creó en una de las torres el Archivo de Simancas, destinado a guardar los documentos de mayor relevancia jurídica para la monarquía. Sin embargo, con la llegada de Felipe II se produjo una llamativa transformación, ya que comenzó a recoger toda la documentación generada por múltiples organismos centrales de la monarquía, lo que provocó, irremediablemente, la ampliación de este Archivo sobre buena parte de la fortificación, una actuación que no se completó hasta muy entrado el siglo XVII. Cabe destacar que se han realizado importantes obras de conservación y destaca la existencia de una cámara incombustible donde se encuentran la mayoría de documentos.
Castillo de Portillo (Valladolid)
Bien de Interés Cultural (BIC) desde el 3 de junio de 1931. Situado en lo alto del cerro de Tierra de Pinares, fue construido entre los siglos XIV y XV sobre una fábrica anterior del siglo XIV. Fue Alonso Pimentel, conde de Benavente, quien mandó levantar el adarve, abrir un foso y cavar un pozo. En esta fortaleza estuvo arrestado don Álvaro de Luna, noble castellano y mano derecha del rey Juan II, antes de ser trasladado a Valladolid para su ejecución. Es una construcción de planta cuadrada con la torre del homenaje en un ángulo, el recinto tiene tres puertas defendidas por cubos amatacanados y cuenta con un patio de armas en el que se conserva un pozo de más de 30 metros de profundidad al que se accede por una escalera de caracol. A lo largo de los siglos ha pasado por las manos de diversas e importantes familias nobles como los Sandoval o los Mendoza. A finales del siglo XIX o principios del siglo XX pasó a ser propiedad de Juan del Río, padre de Pío del Río Hortega, quien lo dejó en herencia a la Facultad de Filosofía y Letras, por lo que actualmente es propiedad de la Universidad de Valladolid.
Castillo de Íscar (Valladolid)
Su construcción comenzó en el siglo XII y la parte más antigua que se mantiene se corresponde con la traza y restos de muro que conforman el perímetro del cerro. Para defender el acceso al páramo, se construyó un foso excavado en las rocas calizas y una torre, que es el núcleo de la construcción actual. En el siglo XV se reforzó la torre, añadiendo a posteriori distintos cuerpos alrededor de la misma. Con el tiempo, sufrió problemas de cimentación, cuyas obras de reparación fueron promovidas por Pedro de Zúñiga, segundo conde de Miranda del Castañar, que aprovechó para colocar los escudos de armas de su familia y los de su mujer, Catalina de Velasco y Mendoza. Una anécdota relata que Alfonso XI acabó con la vida de un escudero del alcalde, Juan Martínez de Leyre, por negarse a darle albergue cuando cazaba por los alrededores.
Castillo de la Mota en Medina del Campo (Valladolid)
Se trata de uno de los castillos más grandes de toda la Comunidad. Fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) el 8 de noviembre de 1904. Fechado en los siglos XIII, XIV y XV, cuenta además con intervenciones realizadas por los Reyes Católicos en el siglo XV. Cumplió con las funciones de prisión de Estado y encerró a personajes importantes de la vida política y militar como Hernando Pizarro, Rodrigo Calderón, el duque Fernando de Calabria, César Borgia o el conde Aranda. También fue el lugar donde estuvo encerrada durante dos años Juana 'la Loca' por orden de la reina Isabel, después de que la princesa estuviera obcecada en marcharse a Flandes con su esposo y comenzara a mostrar síntomas de locura. Posteriormente, durante la guerra de las Comunidades en 1520-1521, la edificación permaneció fiel a la corona, pese a que Medina era comunera y controlaba la artillería. Siglos después, tras la guerra civil española, Franco entregó la fortaleza como sede central a la Sección Femenina del partido FET de las JONS. La Escuela Mayor fue clausurada mediante Real Decreto en enero de 1977. El castillo actual es obra de la restauración efectuada que respetó las trazas de la distribución doméstica salvo el patinillo de entrada y los accesos a la torre del homenaje, que quedaron distorsionados al adosarles construcciones modernas.
Castillo de Torrelobatón (Valladolid)
Su construcción inicial data del siglo XIII, aunque fue transformado en el siglo XV. La parte más antigua del castillo corresponde a la planta baja del homenaje. El patio de armas es de planta casi cuadrada, con tres cubos en uno de los ángulos y en otro de ellos una torre cúbica en saliente. Está flanqueado por dos lobos encadenados a la cerradura de la puerta de entrada y se le conoce como castillo de la Torre del Lobo, según rezan las armas del escudo del pueblo y de la propia edificación. Perteneció a los Enríquez, almirantes de Castilla (1455-1473) y en la torre del homenaje se pueden apreciar los blasones de esta familia. Durante la guerra de las Comunidades cobró especial protagonismo, ya que fue el escenario de una gran victoria de los comuneros, al vencer estos tras ocho días de asedio a la fortaleza en febrero de 1521.
Castillo de Tiedra (Valladolid)
Erigido en el siglo XI, formó parte de la frontera entre León y Castilla, perteneciendo en su momento al reino leonés. El castillo fue parte de un lote que presentó El Cid a Doña Urraca para que liberara Zamora en nombre de Sancho II. En 1430, el rey Juan II confiscó la villa y fortaleza para utilizarla como prisión del obispo de Palencia, entre otros. Su titularidad pasó por las manos de los Girón y posteriormente a la casa de Osuna. En la actualidad es propiedad municipal. Fue restaurado en el año 2013 y se recuperó la muralla y el patio interior además de cuatro plantas de la torre del homenaje.
Castillo de Urueña (Valladolid)
Se levantó en el siglo XIII y su torre del homenaje es cuadrada con cubos en las esquinas. Además, se cree que el espacio entre muralla y castillo pudo constituir un patio defensivo. Cuando se edificó fue un punto estratégico importante, ya que formaba línea fronteriza entre los reinos de Castilla y León. Residieron personajes como María de Padilla, amante de Pedro I el Cruel, o prisioneros como la princesa de Portugal doña Beatriz, el conde Jaime II de Urgel o, según las leyendas, el conde castellano Pedro Vélez.
Castillo de Montealegre de Campos (Valladolid)
Fue edificado en el siglo XIV y sus muros y torres nunca fueron conquistados por las armas. Cuenta con una planta trapezoidal y su torre pentagonal tiene su acceso a la altura del patio de armas, bajo un arco apuntado decorado con motivos florales góticos. Sirvió de refugio para los comuneros durante la guerra de las Comunidades y está vinculado a la vida del poeta vallisoletano Jorge Guillén, quien le dedicó un poema. En los años 60 se rodó parte de la película 'El Cid' con Charlton Heston. El patio de armas acoge durante los veranos un programa de conciertos organizados por la Diputación de Valladolid.
Castillo de Trigueros del Valle (Valladolid)
Se construyó en el siglo XV y en la actualidad se le conoce como 'El Castillo Encantado'. Se puede observar las caballerizas, varios cubos, parte de los muros de la torre del homenaje así como la puerta de acceso. Los escudos de Gutierre de Robles y de su mujer María de Guevara encabezan la entrada, ya que fueron señores del castillo y realizaron diversas obras en él. Durante la guerra de las Comunidades fue asaltado por los vecinos. Hoy en día es propiedad del municipio y acoge la exposición permanente de 'El Castillo Encantado' creada por Juan Villa y conformada por esculturas de dragones, sirenas, unicornios y otros animales de fantasía.
Castillo de Curiel (Valladolid)
Se alza sobre un cerro rocoso en un alto al lado del arroyo Horcajo. Es el castillo más antiguo de la provincia de Valladolid y se cree que fue una fortificación ya en la Edad Antigua. Estuvo rodeado de una muralla con cuatro puertas, de las que quedan solamente pequeños vestigios del siglo IV. La mampostería data del siglo IX. En la Edad Media fue un bastión en la repoblación del valle del Duero, entre los siglos IX y XI. En el año 2006 se convirtió en un recinto hotelero con 24 habitaciones.
Castillo de Villafuerte de Esgueva (Valladolid)
Construido en el siglo XV, es Bien de Interés Cultural (BIC) desde el 3 de junio de 1931. Cuenta con una torre del homenaje con cuatro plantas interiores. Se encuentra restaurada y alberga un museo en su interior. Tiene barbacana y cubos angulares con matacanes y almenas semejante al emplazado en Fuensaldaña. Formó parte de la línea defensiva trazada a lo largo del río y su primer señor fue García Franco, de ascendencia judía y más tarde converso. En la actualidad pertenece la Asociación Española de Amigos de los Castillos.