David del Bosque expande su abstracción geométrica en la Galería Javier Silva
El artista vallisoletano presenta con ‘De tramas...’ unos trabajos sobre superficies reflectantes que rehúyen de las dos dimensiones
Casi dos años después de mostrar por primera vez su obra en la Galería Javier Silva, con la colectiva A bruit secret, David del Bosque (Valladolid, 1976) abre ahora las puertas de la sala para protagonizar la muestra De tramas..., una propuesta en la que el artista sigue explorando nuevas posibilidades expresivas para su abstracción geométrica, proyectando, al mismo tiempo, sombras del pasado, reflejos del ayer que se funden con los del hoy.
Porque en la galería de la calle Renedo, Del Bosque arma una obra colorida, reticular, rítmica y armónica en muchas ocasiones, buscando otras veces el conflicto, el contraste y el choque en la confluencia de líneas, en el encuentro entre la arista y la curva, en el ángulo de los ‘trazos’ biselados. Una obra de naturaleza expansiva con el uso del dibond espejo como base sobre la que desplegar sus tiras de color, dejando espacios vacíos como haría un pintor sobre un fragmento de lienzo en blanco. En el caso de Del Bosque, esos espacios libres de materia transforman la obra incorporando a ella imágenes cambiantes.
Y, puestos a evocar, en De tramas... hay ecos de La tridimensionalidad de la línea, serie iniciada en 2014 en la que irrumpía el color en su obra. Aunque para Del Bosque, si hay una serie que haya conectado el ayer y el hoy –el más inmediato, desplegado en la Galería de Javier Silva– de su trayectoria artística, esa es Huida (2016), una instalación en la que sus líneas geométricas se extendían sinuosas por el espacio, como tentáculos, como raíces caprichosas que se dibujaban en el aire. «Quería incorporar eso sin llegar a ser un trabajo tan instalativo. Al ponerlas sobre el dibond espejo, parece que esas líneas se sitúan entre nosotros, como suspendidas en el aire, como si la pieza volviese a ser una ventana», detalla el creador.
Como es habitual en la trayectoria del vallisoletano, sus creaciones escapan de cualquier clasificación. Su naturaleza va más allá de lo pictórico. Del Bosque separa las distintas superficies y hasta las aleja de la pared, ganando profundidad y volumen. Él, admite, se considera más escultor que pintor.
Y en sus obras juega con los matices que contribuyen a enriquecer el trabajo, incorporando, por ejemplo, tiras de pvc con acanaladuras que rompen con la lisura de buena parte de la superficie. «Beuys decía que el primer error que cometíamos los artistas contemporáneos era empezar por comprar un lienzo. Partiendo de esa línea, intento escapar siempre de las dos dimensiones», sentencia el artista vallisoletano, que a finales de año presentará nuevas creaciones en el Museo Patio Herreriano.