Diario de Valladolid

Jorge M. Molinero hace poesía de las cenizas de la muerte y la memoria

El autor vallisoletano vuelve a la Editorial Páramo con ‘Un país de sed’, libro en el que la pérdida del padre transforma la visión del mundo del escritor

Jorge M. Molinero en la sede de La Sombra de Caín. | J. M. LOSTAU

Jorge M. Molinero en la sede de La Sombra de Caín. | J. M. LOSTAU

Publicado por
Julio Tovar
Valladolid

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El poeta, que hace no mucho gritaba su decepción y su hastío ante una sociedad adormecida, en un poemario comprometido como La ceguera del lanzador de cuchillos (2022), desesperanzado retrato de un tiempo colectivo, desnuda ahora sus entrañas para mostrar al lector su corazón herido, su memoria íntima golpeada por la pérdida, sus miedos y sus vacíos. Vuelve Jorge M. Molinero (Valladolid, 1976) al catálogo de la Editorial  Páramo con Un país de sed , que presenta este viernes a las 19.30 horas en Máxtor.

‘La muerte es un invierno constante :sin treguas para el auxilio de tu orfandad’, escribe el autor de Bluebird (2020) en su nuevo poemario, atravesado por el recuerdo constante a Martín, el padre ausente para siempre, cuya muerte ya lloró en 50 Cencelladas , escrito junto a Carlos de la Cruz (Ed. Versátiles, 2021). «La muerte de mi padre es el hecho más importante de mi vida. Aquel era un libro especial, que surgió en un momento en el que no podía escribir nada. Entonces tenía la necesidad de hablar de él... Era algo muy personal», reconoce el autor. Un país de sed , explica Molinero, no comenzó siendo el poemario que ahora es: un libro que rezuma nostalgia, porque los pilares que una vez sustentaron el hogar del poeta fueron arrasados. La muerte repentina del padre, inesperada, fue a los ojos del escritor como un estallido que acaba con todo; fue el Vesubio deteniendo para siempre la vida en Pompeya. 

Portada del poemario de Jorge M. Molinero

Portada del poemario de Jorge M. Molinero

‘Porque tu adiós así que pareció huida / porque te escribo y vives en el poema’, apunta en sus páginas. Y se diría que Molinero también quiere mantener vivo todo aquello que se va esfumando ante sus ojos: como los escenarios y los aromas de su infancia. «Se suele decir que se escribe sobre los muertos para que no se pierda su memoria. Yo voy más allá: mi intención es resucitarlo, y esta es la manera de hacerlo. La muerte de mi padre no solo me deja su ausencia, sino que rompe con todo lo que es mi niñez y me obliga a hacerme hombre. Sin él, las calles donde jugaba, mi patria, ya no son las mismas», lamenta el poeta.

Y en Un país de sed , el escritor evoca los aprendizajes –‘El muerto / me enseñó que la hombría es saber decir :te / quiero y llorar sin vergüenza y regar los afectos’– y los referentes inculcados –Molinero es Arséniev y su padre, el sabio Dersu Uzala–; también lamenta las ocasiones perdidas, los abrazos que no se dieron –‘No me deja dormir / saber que / aunque los hubo / y muchos / no fueron suficientes’, llora el vate–.

Y, así, Molinero hace arqueología sobre su memoria, como intentando recrear la vida anterior al estallido del volcán, cuyo despertar ‘sumió a todos en el más profundo / de los sueños’. «Cuando pierdes esa parte de la infancia sientes que todo aquello se convierte en una mentira: es como estar contemplando aquellas figuras inmóviles de Pompeya para descubrir que sólo son moldes de yeso», reflexiona el autor de Gominolas en los bolsillos (Ediciones Zoográfico, 2015).

Con ese horizonte, cuando los referentes van desapareciendo, Jorge M. Molinero encuentra en el poeta chileno Raúl Zurita una figura amiga con la que dialogar en el libro, alguien con quien compartir miedos o anhelos. ‘Cómo recomponerse Zurita / si de mi corazón todas las mariposas hoy nacen muertas’, escribe. «Cuando descubro su obra cambia mi manera de mirar la poesía, sobre todo como autor más que como lector, porque me abre caminos, porque aprendo de sus universos», admite el vallisoletano del vate chileno, que sufrió la dictadura de Pinochet y en torno a la cual ha ido levantando su obra poética.

En ese sentido, Un país de sed , que comenzó a escribir antes de concebir La ceguera del lanzador de cuchillos , parecía destinado a convertirse también en un ejercicio sobre la memoria común de nuestro país, de nuestra dictadura. «Quería hacer un poemario social sirviéndome de su visión de la dictadura. Pero el libro me fue llevando por otros lugares y alejándome de aquella idea.  Pero quise que Zurita fuese la figura que uniera los distintos paisajes que cuento», reconoce Jorge M. Molinero.

La luz, aunque sea de forma pasajera, también atraviesa la oscuridad del nuevo poemario. ‘Le dije :leo en sus labios un idioma tan bello /  :como de pájaros. / Contestó :siempre se me cae el castillo al colocar el último naipe. / Pero has hecho hogar de sus labios :harás / pie en sus océanos :he visto cómo te mira’. El amor irrumpe frente al dolor de la muerte, que, sin embargo, acabará imponiendo su fría huella.

‘No quiero nada / en mi vida que no conserve un alto / riesgo de colisión. Aunque sea yo / lo que salte en pedazos por apostar / todo el calor a unos fuegos artificiales’, escribe en un poemario en el que también deja consignada una convicción: ‘Convivir con la certeza / de que por injusta le será arrebatada. Y / aun así estar dispuesto / a incendiar un paraíso natural / en el intento suicida / de conservar esa belleza’. Solo sangra el corazón que late; hay que perseguir la luz, por tenue y fugaz que sea, defiende el poeta. «Si este libro tuviese una moraleja sería esa. En esta vida, siempre tan rutinaria, hay que perseguir la felicidad, aunque se pierdan muchas cosas en el camino», sostiene Jorge M. Molinero, que en su regreso a las librerías ofrece a los lectores versos más descarnados y crudos, más directos. «Cuando escribo intento hacer algo distinto a lo que he hecho antes. Un país de sed no requiere un esfuerzo de comprensión, tiene versos muy claros, muy de calle. Intento crear un mundo mío», defiende el vallisoletano, que dedica su obra a la memoria de los poetas Pedro Andreu y David González, y del editor Rodrigo Córdoba, amigos caídos en 2022 y 2023.

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