El primer Quijote de la RAE ‘cabalga’ en la Casa de Cervantes de Valladolid gracias a 15 grabados

El Museo Casa de Cervantes incorpora a sus fondos artísticos 15 grabados del siglo XVIII con diferentes escenas del Quijote, después de que el Ministerio de Cultura y Deporte ejerciera el pasado 21 de septiembre su derecho de tanteo para adquirir en subasta pública el citado lote, que formaba parte del catálogo de la sala Setdart.

Un ramillete de escenas que, por citar algunos ejemplos, recogen pasajes como la segunda salida en busca de aventuras de Don Quijote y Sancho Panza así como la derrota del primero ante el Caballero de la Blanca Luna, o que recuerdan al bachiller Sansón Carrasco ofreciéndose como escudero, la pelea del caballero con unos cuadrilleros, la aventura en la cueva de Montesinos, el hallazgo de la maleta de Cardenio o el fin trágico del gobierno de Sancho Panza.

Son grabados que llevan la firma de artistas como José del Castillo, Antonio Carnicero, Gregorio Ferro y Bernardo Barranco. También de otros autores como el vallisoletano –de Nava del Rey– Manuel Salvador Carmona, que recrea la lucha de un somnoliento Don Quijote contra los odres de vino, o como el valenciano Joaquín Ballester, autor de un trabajo que evoca la disputa sobre el yelmo de Mambrino. Juan Barceló, Francisco Muntaner, Fernando Selma y Joaquín Fabregat son los otros artistas presentes en el lote adquirido por el Estado –tras abonar a la sala subastadora 350 euros–, y depositado en el centro vallisoletano para que proceda a su custodia e inventariado.

Artistas, en su mayoría, formados en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, que fueron seleccionados para participar, en 1780, en la  primera edición del Quijote de la Real Academia Española. Los asuntos para las ilustraciones se escogieron de una lista de 76 episodios propuesta por el cervantista y académico Vicente de los Ríos, quien recibió el encargo de la RAE de supervisar la edición. Se eligieron 33, evocando el idealismo del caballero, su valentía y, también, su ridículo, la ingenuidad de Sancho, la desesperación de familiares y amigos, o la burla e ira de las personas que le salían al paso.

Los académicos –según recordaban desde la Universidad de Navarra con motivo de  una exposición virtual de ediciones académicas de la magna obra de Miguel de Cervantes, celebrada en 2005–  dieron instrucciones concretas a los dibujantes y grabadores para que fuesen fieles a los pasajes cervantinos hasta en los detalles materiales. Así, la indumentaria y accesorios debían inspirarse en las pinturas de los Reales Palacios; las armas y armaduras debían copiarse de la colección de la Real Armería; y para las cabezas y rostros se modelaron en barro cabezas de tipos populares de la Mancha.