Diario de Valladolid

Isidoro Moreno López resume 15 años de trayectoria con ‘Paisajes en el tiempo’

El artista vallisoletano reúne en Castellón una treintena de obras con las que, desde el color, trata de «sentir y modular emociones»

Isidoro Moreno, en el MucBe. | E. M.

Isidoro Moreno, en el MucBe. | E. M.

Publicado por
Julio Tovar
Valladolid

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El tiempo, que se palpa en la íntima desnudez de un cuerpo bañado en luz y que celebra, con una media sonrisa, cada arruga como un triunfo de la vida, como en Amelia (2015); que se detiene en la mirada atenta de un galgo vigilante, como en Can (2017); que transforma con su paso valles, montañas y costas, pintando horizontes con tonos arrebolados y crepúsculos ya solo iluminados por el hombre, como en  El Bolao (2022) o como en Anochece en Rodilana (2015). El artista vallisoletano Isidoro Moreno López (1975) condensa estos días 15 años de trayectoria con una muestra retrospectiva en Castellón.

El Museo de la Ciudad de Benicarló (MucBe) acoge hasta el próximo 6 de agosto una treintena de trabajos sobre lienzo –al óleo y con técnica mixta–  con la muestra Paisajes en el tiempo , un recorrido que comienza en 2008 tras el paso del vallisoletano por el curso superior de pintura de la Fundación Santa María de Albarracín, donde ejerce como docente desde 2017. En sus enseñanzas, admite, aprendió a «ver y analizar» el paisaje –en la muestra se puede contemplar, precisamente, un rincón del enclave turolense–. «Paisaje natural, humano y animal parten de las mismas premisas: sentir, comprender y modular con color emociones», reconoce el artista con motivo de la retrospectiva en el MucBe.

Un ejemplo de la variedad estilística del vallisoletano. | E. M.

Un ejemplo de la variedad estilística del vallisoletano. | E. M.

El paisaje, pues, más que destino es punto de partida, más que objeto de representación es estímulo para el pincel del vallisoletano, que se asoma al cielo nuboso de Liébana (2018), a la enigmática oscuridad del Duratón en Hoces (2012) o al vasto valle de Santa Lucía (2023) delicadamente iluminado, como quien busca encontrarse en cada paraje pintado.

Algunos paisajes del vallisoletano expuestos en el MucBe. | E. M.

Algunos paisajes del vallisoletano expuestos en el MucBe. | E. M.

«A la hora de elegir los temas no invento ni situaciones ni sucesos, me limito a sentir aquellas imágenes que han provocado golpes de belleza, dureza, ternura o desazón en mi alma. Selecciono lo que considero importante, encuadro lo que encuentro y describo los detalles de poca importancia», subraya el artista, que se debate en el equilibrio de mostrar  y de ocultar, de provocar inquietud al espectador enfatizando «lo hueco, lo vacío o lo ausente».

El vallisoletano, cuya obra enriquece colecciones como la del Museo de Bellas Artes de Valencia, acude a la pintura al natural para asomarse a un mundo «más amable», que intenta «depurar» con sus trazos, con una paleta de color que a veces discurre por el lienzo caprichosa y diluida y otras se aplica con gesto calculado, en ocasiones cargada de materia. «Mi debate se encuentra entre el idealismo cromático que siempre encontré en Mir, Sorolla, Rusiñol o Camarasa, la abstracción de formas que magistralmente desarrollaron los pintores expresionistas alemanes, y concretamente Emil Nolde, y posteriormente la escuela abstracta norteamericana, y la realidad verosímil de algunos detalles que siempre encontré en los artistas del barroco español y de Flandes», resume el artista, responsable de un Espacio de Creación Artística en Valladolid (calle Perú, 26). 

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