El Teatro Calderón de Valladolid, ante el reto de hacer una ‘Carmen’ «revolucionaria»

El Teatro Calderón se prepara para vivir, este fin de semana, una de las grandes citas de la temporada. Vuelve la lírica con Carmen, de Bizet, en una producción de la Opéra de Monte-Carlo en coproducción con el Théâtre du Capitole de Toulouse y con la Opéra Marseille. «Hay muchas Cármenes en el mundo. Muchas versiones que he tenido la suerte de ver, de escuchar y de dirigir. Para un español es muy difícil salir contento, porque suele provocar disonancias con nuestra cultura. Este, sin embargo, va a ser un montaje bellísimo y respetuoso», celebró esta mañana en el coliseo vallisoletano el director musical valenciano Sergio Alapont, responsable junto al director de escena Jean-Louis Grinda de una propuesta que volverá a contar con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León en el foso del teatro, así como con las voces de los coros Calderón Lírico y Voces Blancas de Valladolid completando la puesta en escena.

Una puesta en escena que tiene en la mezzosoprano georgiana Nino Sugurladze y en el tenor francés Jean-Francois Borrás a su Carmen y a su Don José. «Se han exhibido en los teatros más importantes del mundo», subrayó Alapont, quien se rindió a la «calidad, el color y la clase» del intérprete –«Tiene tal profesionalidad y exigencia que su arrojo en cada ensayo es máximo», dijo–, así como a la interpretación de la mezzosoprano, «fascinante» en su rol.

«Carmen es una mujer revolucionaria. Es, quizá, la primera mujer proletaria. Es libre e independiente gracias a su modesto sueldo de cigarrera pero, sobre todo, porque dice y hace lo que quiere. Ésa es la verdadera grandeza del personaje. Se puede enamorar y desenamorar de quien quiera, sin pedir explicaciones. Eso era algo que solo estaba reservado a los hombres», explicó el director musical, convencido de que  Sugurladze es capaz de transmitir todos los matices del personaje, tanto los descritos por Prosper Mérimée en su novela como los recogidos por George Bizet en su libreto. «Mérimée retrató a esta gitana como a una femme fatale, con una gran carga enérgica. Bizet mantuvo su fuerza sin perder la sensualidad. Ella consigue su libertad a través de esa sensualidad, sin tener que añadir algún rasgo de virilidad», abundó Alapont. Ambas cualidades las encarnará la intérprete de Tiflis.

El veneciano Tommaso Barea, como Escamillo, la rosarina Jaquelina Livieri, como Micaela; la vallisoletana Paula Mendoza, como Frasquita; y la segoviana Cristina del Barrio, como Mercedes encabezan también un elenco que completan el malagueño Luis López Navarro (Zúñiga), el mexicano Omar Lara (Morales), el barcelonés Jan Antem (El Dancairo), el italo-argentino Emmanuel Faraldo (El Remendado) y el francés Frank T’Hézan (Lillas Pastia).

«Hacer Carmen en España da miedo», bromeó Grinda, quien destacó como «muy respetuosa» con las «intenciones del autor» su puesta en escena. El monegasco explicaba así su visión sobre la cigarrera y su drama: «Es, sobre todo, una mujer joven que cayó en manos de un mal hombre como don José. Es joven y bella y se enamora cada 15 días, como todos los jóvenes. Pero topa con este hombre extremadamente violento».

El director de escena sí hace hincapié en el pasado turbulento de quien ve a Carmen como una propiedad, algo que Bizet, a diferencia de Mérimée, no hizo.  «Es un hombre que ha abandonado todo porque, después de matar a alguien, se ve obligado a huir. Le salva el ejército, donde puede ejercer un tipo de violencia distinta», reflexionó Grinda ante de remarcar el supremo «acto de libertad» de la cigarrera. «Para Carmen, nadie le pertenece a nadie».

El Teatro Calderón ha agotado las localidades para sus representaciones de este miércoles, del viernes y del domingo, a partir de las 19.00 horas.