Diario de Valladolid

El Museo Nacional de Escultura narra en seis actos su historia de 180 años

Inaugura en el Colegio de San Gregorio la muestra ‘Érase una vez...’, reuniendo tallas, pinturas, fotografías y documentos para armar un relato sin ánimo enciclopedista

Una imagen del 'San Francisco', protagonista de uno de los actos de la muestra. | PABLO REQUEJO

Una imagen del 'San Francisco', protagonista de uno de los actos de la muestra. | PABLO REQUEJO

Publicado por
Julio Tovar
Valladolid

Creado:

Actualizado:

Unos 200 metros cuadrados ‘bastan’ para desplegar una historia de manera sucinta, en seis salas, para seis capítulos; seis actos para condensar un relato que se extiende a lo largo de 180 años, y que se articula en torno a 80 obras. El Museo Nacional de Escultura presentó esta mañana en el Colegio de San Gregorio Érase una vez.. ., una exposición con la que ofrecer una mirada retrospectiva –y no exhaustiva– sobre su propio pasado. 

«El museo debe reflexionar sobre en qué momento está, recordar su pasado para poder proyectarse en el futuro», advirtió antes de la inauguración el director del MNE, Alejandro Nuevo , en la que es su presentación oficial desde que asumiera la dirección del centro, en mayo del año pasado.

Y qué mejor momento para brindar esa mirada evocadora que cumplidos los 180 años de la apertura en el Colegio de Santa Cruz de Valladolid –fue un 6 de octubre de 1842– del Museo de Pintura y Escultura, luego denominado Museo Provincial de Bellas Artes, germen del actual centro, con el objetivo de custodiar y exhibir los tesoros artísticos nacionalizados tras la desamortización de Mendizabal. Y qué mejor momento, también, que cuando se cumplen los 90 años de la consecución de la categoría de Museo Nacional de Escultura, en 1933, ya trasladado al Colegio de San Gregorio.

Sin «ánimo enciclopedista», la muestra comisariada por Ana María Pérez Pérez pretende repasar algunos de los hitos que marcaron la historia del Museo, reuniendo, por ejemplo, esculturas de Alejo de Vahía, Alonso Berruguete, Alonso Cano o Luis Salvador Carmona, con pinturas del palentino Casado del Alisal  o fotografías de un pionero como Jean Laurent; convocando en una misma sala el arte religioso con el profano, como por ejemplo los retratos de Pedro González Martínez  y de su hijo Pedro González Soubrié, primeros responsables del centro; desempolvando documentos diversos, desde un inventario de una Comisión Artística con bienes desamortizados, de 1836, a una real orden que regulaba el uso de las esculturas del museo en las procesiones de Semana Santa, ya en el siglo pasado. 

‘De la desamortización al Museo de Pintura y Escultura’. ‘La forja del Museo’. ‘Tiempo de cambio: Ricardo de Orueta y el Colegio de San Gregorio’. ‘Mucho más que escultura: nuevas colecciones, nuevas sedes’. ‘El museo oculto se desvela: la incorporación del Museo Nacional de Reproducciones Artísticas’ y ‘Un museo, un futuro, miles de usuarios’. Seis actos que, en cada sala, se articulan en torno a una pieza central que conecta la muestra con la época a la que alude, como la talla de un San Francisco que ya se podía contemplar en el Museo cuando éste tenía su sede en Santa Cruz.

Algunas de las  obras han sido prestadas por el Museo Nacional del Prado, la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción o el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Y Érase una vez... , que se despide brindando protagonismo a los visitantes –«usuarios del museo»–, donantes en algunos casos de nuevos fondos –como hiciera en los noventa el doctor José Miguel Echeverría–  o destinatarios de nuevas formas de mostrar la colección –en sellos, cromos, décimos de loterías... o en portadas de discos–, tiene la virtud de mostrar cómo eran los museos en el XIX, recreando su despliegue abigarrado de fondos, recordando el empeño de hombres como Martí y Monsó o Juan Agapito y Revilla por poner orden en el desconcierto.

Érase una vez... Historia del Museo Nacional de Escultura en 6 actos permanecerá en el Colegio de San Gregorio hasta el próximo 15 de septiembre.

tracking