Ana Belén y José Luis Gómez invocan a Shakespeare para un «homenaje al amor maduro»

Se imaginan qué hubiera pasado si Romeo y Julieta hubieran conseguido engañar a su destino. ¿Qué hubiera ocurrido si aquellos adolescentes que no llegaban a los 15 años, en lugar de morir, se hubieran sumido solo en un largo sueño… de décadas? ¿Cómo se reencontrarían al despertar, ya casi ancianos? ¿Qué pasaría? «Ahí empieza esta historia, cincuenta años después. Esta es una reflexión sobre qué pasa con ese amor adolescente, temprano y joven, y sobre qué pasa con el amor cuando se es ya mayor», reflexionó esta mañana en el Teatro Calderón una Ana Belén (1951) que se reconocía nerviosa, un día antes del estreno absoluto del espectáculo, sobre las tablas del coliseo vallisoletano.

Frente a ella, su canoso y lesionado Montesco, un José Luis Gómez (1940) que comenzó a gestar este montaje hace décadas, allá por los años ochenta, explicó, cuando después de compartir tablas con la actriz –Hamlet frente a Ofelia– a las órdenes de José Carlos Plaza , tuvo  noticias de un montaje de la Royal Shakespeare Company en el que los amantes de Verona eran interpretados –sin que variase el texto– por actores mayores. 

«Éste es un homenaje al amor maduro», resumió el que fuera responsable de Teatro de La Abadía. «El amor es una de las grandes manifestaciones de la amistad cívica. Nos hace vivir, convivir, poder existir», reivindicó el veterano actor y director onubense, que hace dos años protagonizó en el Calderón Mio Cid .

Para esta ocasión, Gómez se puso en contacto con el director de escena suizo-alemán Rafael Sánchez (1975), a quien ya le había encomendado hace casi un lustro el montaje para La Abadía de Tiempo de silencio . «Me interesaba mucho este tema. Es algo universal. Dentro de poco, aquí solo quedaremos los viejitos. Y qué pasa con esta gente que nos quitamos de en medio; a los mayores no les dejamos hacer nada», lamentó este descendiente de inmigrantes asturianos. Se les niega, advirtió, hasta la posibilidad de expresar los afectos.

Sobre un texto de   Eberhand Petschika , fueron trabajando los intérpretes, arropados por la música en directo –y las interpretaciones– de Irene Rouco (violonchelo), José Luis Torrijo (guitarra) y de David San José (piano), hijo de Ana Belén y Víctor Manuel .

«Hay mucho sentido del humor. Siempre pensé en este montaje como si de un juego fuese, como cuando de pequeños decíamos ‘voy a hacer de’», apuntó Ana Belén, que rescató un pasaje de la obra a petición de José Luis Gómez: ‘¿Tú crees que el amor sólo llega cuando se es joven, que el deseo sólo llega mientras se es bello?’. 

Las emociones, defienden los responsables de este Romeo y Julieta producido por Entrecajas y por el Teatro Español con la colaboración del Teatro Calderón de Valladolid, no entienden de edad.