Diario de Valladolid

El comienzo de la Seminci: el NO-DO, seis películas y entradas a nueve pesetas

Con la proyección de 'Una cruz en el infierno', un 20 de marzo de 1956, daba comienzo la Semana de Cine Religioso de Valladolid

Concha Velasco, en los 60, cuando era aún la Semana de Cine Religioso y de Valores Humanos. | ARCHIVO MUNICIPAL

Concha Velasco, en los 60, cuando era aún la Semana de Cine Religioso y de Valores Humanos. | ARCHIVO MUNICIPAL

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E. M. / VALLADOLID
Valladolid

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Quién le iba a decir a aquel joven estudiante de la Universidad de Valladolid que su criatura le sobreviviría, que alcanzaría -a día de hoy- las 67 ediciones, que contribuiría a llevar el nombre de su ciudad más lejos de donde nunca soñó, o que se convertiría en un indiscutible reclamo cultural.

A Luis Huerta, fallecido el 26 de octubre de 2011, le deben mucho los cinéfilos vallisoletanos. Fue su ideólogo. Fue él quien propuso en 1956 al entonces delegado provincial del Ministerio de Información y Turismo, Antolín de Santiago y Juárez , ambientar con una manifestación de cine católico la llegada de la Semana Santa a la capital, con fines religiosos pero también de promoción turística. El que acabara convirtiéndose en alcalde de Valladolid, un lustro después, aceptó el reto de fundar una cita que no tenía, inicialmente, carácter competitivo.

El alcalde Santiago López González condecora a Antolín de Santiago Juárez. | ARCHIVO MUNICIPAL

El alcalde Santiago López González condecora a Antolín de Santiago Juárez. | ARCHIVO MUNICIPAL

De Santiago Juárez se iba a convertir en el director del festival de 1956 a 1973, justo en el año en el que la Semana Internacional de Cine Religioso y de Valores Humanos -así había empezado a denominarse, cuatro años después de su nacimiento- adoptara su nombre actual. Le cedió el testigo a Carmelo Romero.

El cartel de la primera edición. | SEMINCI

El cartel de la primera edición. | SEMINCI

Nacía así la Semana de Cine Religioso de Valladolid, oficiando el primero como secretario general y como responsable de la selección de los seis títulos escogidos:  Una cruz en el infierno , de José María Elorrieta ; La guerra de Dios , de Rafael Gil ; La mies es mucha , de José Luis Sáenz de Heredia ; Balarrasa , de José Antonio Nieves Conde ; El Judas , de Ignacio F. Iquino , y Cristo , de Margarita Alexandre y Rafael Torrecilla . Una mera exhibición, pues la cita no tendría carácter competitivo hasta su tercera edición. Hija de su época, antes de disfrutar de la cinta de Elorrieta -tiene el honor de ser la primera proyectada-, que contó con la presentación del actor Jesús Tordesillas, el público tuvo que asistir al pase del correspondiente Noticiario Cinematográfico Español (NO-DO).

'Con asistencia de primeras figuras del cine nacional', se advertía hasta en el mismísimo cartel de la primera edición. Lo prometido se cumplió. Hasta Valladolid acudieron el citado Tordesillas y las actrices Marisa de Leza, Rosa Palomar y Elena Espejo, intérpretes de algunos de los títulos seleccionados. Y hasta el protagonista de  Balarrasa , Fernando Fernán Gómez, que presentó la película de Nieve Conde.

Luis Huerta con la actriz Elena Espejo en una imagen de archivo

Luis Huerta con la actriz Elena Espejo en una imagen de archivo

Valladolid, se diría, era una ciudad con afición. En una urbe con unos 110.000 habitantes, contaba con ocho espacios para la exhibición, entre los teatros Calderón, Lope de Vega, Zorrilla, Carrión y el hoy desaparecido Pradera, y los cines Coca, Roxy, Capitol, Goya, Delicias y Lafuente. Ninguna de estas seis últimas salas existe hoy, salvo en la memoria de muchos. 

Un autobús en los sesenta, adornado con publicidad de la Semana de Cine. | ARCHIVO MUNICIPAL

Un autobús en los sesenta, adornado con publicidad de la Semana de Cine. | ARCHIVO MUNICIPAL

Las crónicas cuentan que, para seducir al público vallisoletano aquellos días de marzo, las entradas salieron a la venta a nueve pesetas, cuatro menos del precio habitual; también cuentan que, pese al recelo inicial, las entradas de las últimas proyecciones acabaron agotándose.

Imagen de una solicitud de autorización para instalar publicidad de la Semana en las calles. | ARCHIVO MUNICIPAL

Imagen de una solicitud de autorización para instalar publicidad de la Semana en las calles. | ARCHIVO MUNICIPAL

  

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