Diario de Valladolid

J. M. Barbot ahonda en los desconciertos de la vida

El poeta regresa a los anaqueles con un libro sobre la búsqueda de identidad y el paso del tiempo

José María Barranco, a la izquierda, junto al también escritor David Acebes.-

José María Barranco, a la izquierda, junto al también escritor David Acebes.-

Publicado por
Julio Tovar
Valladolid

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J.M. Barbot (José María Barranco, Burgos, 1976) acaba de regresar a las librerías con su segundo poemario, Agua serás y lo olvidaste, publicado por Lastura Ediciones en su colección Alcalima de Poesía, un lustro después de la aparición de su Ulises desconcertado (Ediciones en Huida, 2014).

Y si en aquella primera obra el vate se preguntaba si merecían ‘la pena / tantas islas, tantos naufragios, tantas incógnitas’, en la treintena de nuevos poemas se mantienen las dudas vitales, quizá acrecentadas en unos tiempos líquidos proclives al simulacro, a la máscara y el trampantojo. ‘Será que somos al mismo tiempo / lo que fuimos, lo que estamos siendo, / lo que ya no, lo que mañana, / lo que quizás y nunca’, escribe J.M. Barbot en Viceversa.

«¿Más desconcierto? Quizá sí, con otro punto de vista y con más profundidad. Al final, en la poesía suelen encerrarse las mismas preguntas vitales, cuestiones que son universales», admite a este diario Barranco, que en 2015 publicó también en Lastura Ediciones el libro de relatos Cristales rotos.

‘El barro que traemos en las manos / nos dice quiénes fuimos en las sombras’, escribe J.M.Barbot, arqueólogo de profesión, como apelando a las pocas certezas irrefutables de la vida, las que deja el paso del tiempo, otra constante en Agua serás y lo olvidaste. Y describe existencias difusas y búsquedas de identidades en un poemario que se articula en cinco bloques y que le canta también a un amor que cuando no levanta ‘muros entre medias, / cayendo en el olvido, / perdidos en los mapas absurdos del presente’ renace para hacer de los dos seres ‘eternos, / invencibles como el agua’.

Miembro del grupo poético Poekas, J. M. Barbot también se muestra combativo en su segundo poemario alzando sus versos, por ejemplo, contra quienes silencian a los que apenas tienen voz y condenan al paredón a los incómodos, a los críticos, a los que dudan de las consignas. «La poesía no cambiará el mundo, pero yo sí creo que es un arma cargada de futuro, como se suele decir. Tiene que alzar la voz, no se puede quedar callada, aunque sea sólo para transitar los naufragios», reivindica Barranco.

En este segundo poemario, que incluye algún soneto, el vate ha procurado volcar las enseñanzas de Enrique García Caridad componiendo unos versos «más medidos», más «trabajados en la musicalidad y la métrica».

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