EXPOSICIÓN / CON OBRAS DE LA FUNDACIÓN ICO
Pasión recupera los aires de libertad de los ochenta
Reúne obras de 38 artistas como Tàpies, Mompó, Ceesepe, Gadea, Berlin, Gordillo o Sicilia
En primer plano, ‘Carmen Polo. Viuda de Franco’, una obra de Costus seguida de otra de Pérez Villalta.-PABLO REQUEJO
La ‘voz’ de Juan Ugalde resuena desde ayer en la sala superior del Museo de Pasión, junto a su obra Gato ZZZZ: «El límite entre lo bello, lo feo, lo sublime y lo vulgar es siempre tan impreciso. A mí me interesan sobre todo las cosas que están en esa frontera ambigua, porque estar más allá del límite siempre significa algo». Una declaración de intenciones que, por lo que supone, por ser una invitación a la búsqueda continua, a la ruptura y a transitar por territorios desconocidos, bien puede servir para resumir la esencia de Libertad creativa. Los años 80 en las Colecciones ICO, que desde ayer y hasta el 4 de marzo se puede contemplar en la sala municipal vallisoletana.
La muestra reúne obras de una treintena de reconocidos artistas de distintas generaciones que, en el marco temporal en que se desarrolla Libertad creativa, recién estrenada la democracia en España, compartieron anhelos. «La vitalidad y la alegría creativa eran rasgos comunes. Creaban libres de prejuicios», advirtió ayer durante la inauguración Ángeles Sancho, en representación de la Fundación ICO (Instituto de Crédito Oficial), con cuyos fondos se levanta la exposición.
«Fue una época de experimentación. Se buscaba la individualidad, la diferenciación. A diferencia de otras épocas, gracias a la libertad que se vivía no necesitaban tener una voz colectiva para ser oídos», explicó la comisaria María Toral. El deseo de innovar, pues, como común denominador en una época sin una tendencia clara, en la que la abstracción siguió conviviendo con el pop, por ejemplo.
Iconos
En Libertad creativa se dan cita iconos de la movida como Ceesepe, con su Pintor forzudo, tres modelos y un torero, Enrique Naya y Juan José Carrero (Costus) que firman un satírico retrato de la viuda de Franco, o Patricia Gadea con el estilo kitsch de The love is a cauliflower. También creadores consagrados ya en los ochenta, como Tàpies, Rafols-Casamada o Hernández Mompó.
«Los artistas bebían de lo anterior», subrayó la responsable de la selección, citando como ejemplo la obra de Darío Villalba Gran caída III, un trabajo sobre lienzo con óleo y emulsión fotográfica a partir de una imagen de Pedro Pablo Rubens. Incluso el soriano Dis Berlin revisitaba un tema clásico como el de Las tres gracias... aunque fuera para descalabrar a un joven desnudo.
María Toral recordó que la experimentación comprendía también el uso de nuevos materiales, como el poliéster, en el caso de la tridimensional Pareja de baile de Andrés Nagel, o los elementos florales, en el caso de Frederic Amat y su Ophelia.
Carmen Álvarez, Eduardo Arroyo, Miquel Barceló, José Manuel Broto, Luis Gordillo, Rogelio López Cuenca, Juan Navarro Baldeweg, Guillermo Pérez Villalta, Jaume Plensa, José María Sicilia o Darío Urzay están presentes en la muestra.