Diario de Valladolid

El Herreriano celebra con dos muestras sus 14 años

Revisa parte de los fondos de la Colección abordando los géneros clásicos y abre la Capilla al brasileño Marlon de Azambuja

Una mujer contempla uno de los retratos de Pierre Gonnord.-J. M. LOSTAU

Una mujer contempla uno de los retratos de Pierre Gonnord.-J. M. LOSTAU

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Julio Tovar
Valladolid

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El Museo Patio Herreriano celebra mañana los 14 años de su inauguración con una doble propuesta que ha de servir para reivindicar la riqueza de la Colección Arte Contemporáneo (CAC), que ha pasado de las 800 a las 1.137 obras de arte en Valladolid, y para comprobar una vez más el compromiso del MPH con la creación contemporánea, abriendo la Capilla de los Condes de Fuensaldaña al artista brasileño Marlon de Azambuja. La entrada será gratuita.

Comisariada por la coordinadora de la CAC Beatriz Pastrana, las Salas 3, 4 y 5 del MPH exhiben Un mirada a los géneros del arte desde un lenguaje contemporáneo. A partir de las obras de Díaz Caneja, José Manuel Broto, Pierre Gonnord, Alberto García-Alix, Carmen Calvo, Manolo Valdés, Pablo Gargallo, Ángel Ferrant, Juan Barjola o José Miguel Pereñíguez, el museo aborda los géneros del paisaje, el retrato y la figura, los bodegones y naturalezas muertas.

«Es una revisión de los géneros con los que aprendemos la historia del arte», explicó Pastrana. «Por qué no abordar el arte contemporáneo a través de ellos», reclamó.

Con la muestra no sólo trata de abordar con un enfoque didáctico la historia más reciente del arte, sino que además ofrece a los espectadores la posibilidad de contemplar obras nunca antes expuestas o exhibidas por última vez al poco tiempo de la apertura del MPH, como es el caso de las obras de Ferrant.

Por su parte, de Azambuja llenará la Capilla de 100 potos pintados en un color plata, convertidos casi en esculturas con su Herencia. A lo largo de los próximos meses las plantas reaccionarán, «liberándose de esa carcasa». «Me interesa ese gesto luchador y esperanzador. Al final la vida siempre encuentra una salida», reflexionó el creador. La instalación, que continuará en la Sala 9 con las hojas pintadas que vayan cayendo, le permite además reflexionar sobre los propios límites del proceso artístico, sometido aquí, al parecer, al ‘capricho’ de la naturaleza.

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