PLAN HIDROLÓGICO
Las Opas piden el equivalente a tres embalses de Riaño más para el nuevo Plan del Duero
Plantean el recrecimiento de los pantanos existentes o la creación de pequeñas balsas para sumar 1.790 hectómetros cúbicos a los 2.855 ya en uso, tras abrir el Miteco los trámites para la regulación 2028-2033
El agua embalsada equivalente a tres pantanos de Riaño. Es lo que piden las Organizaciones Profesionales Agrarias (Opas) de Castilla y León al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), después de que este haya abierto la primera consulta pública del próximo ciclo de planificación hidrológica para los años 2028 a 2033.
Las cuentas son claras: el objetivo es que la Comunidad alcance la media de superficie de regadío de España, y para eso tiene que subir del 12,9% al 23% sobre el total de superficie de cultivo (3.542.091 hectáreas). Las hectáreas de regadío a sumar son 358.000 a las 456.620 existentes, según datos del Mapa correspondientes a 2023. Para ello se necesitan unos 1.790 hectómetros cúbicos. Esto es, el equivalente a 2,8 embalses de Riaño, que cuenta con una capacidad de 641,4. Significa, además, incrementar en un 62,7% los 2.855,5 hectómetros cúbicos ya en funcionamiento, hasta superar los 4.645,5.
Claro está, lo de ‘pantanos como el de Riaño’ es un decir, puesto que ya se descarta la construcción de infraestructuras tan gigantescas. Las Opas optan por habilitar embalses más pequeños, o bien balsas, o incluso recrecer los embalses ya existentes. Todas las organizaciones agrarias demandan, al unísono, más ambición al próximo Plan Hidrológico del Duero, después de que el que está actualmente en vigor, el 2022-2027, fuera rechazado tanto por las Opas como por las diputaciones de la Comunidad, la Junta de Castilla y León, cooperativas y agrupaciones profesionales del sector agrario.
El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó el pasado viernes, 20 de diciembre, el anuncio de la Dirección General del Agua del Miteco con el que se inició un periodo de seis meses de consulta e información pública de los documentos iniciales del proceso de planificación hidrológica (revisión para el ciclo 2028-2033), correspondiente a la demarcación hidrográfica del Duero, junto a otras demarcaciones, en concreto las del Cantábrico Occidental, Guadalquivir, Ceuta, Melilla, Segura y Júcar y a la parte española de las demarcaciones hidrográficas del Cantábrico Oriental, Miño-Sil, Tajo, Guadiana y Ebro.
Estos documentos iniciales se componen de un programa, calendario, estudio general sobre la demarcación y fórmulas de consulta. Se inicia así el proceso de revisión de los planes hidrológicos vigentes, que culminará antes del 31 de diciembre de 2027, según informó el Miteco.
Las siguientes etapas clave del proceso de planificación serán los ‘Esquemas de Temas Importantes’ de cada demarcación, que estarán a disposición pública antes del final de 2025, y el propio proyecto de plan hidrológico para el periodo 2028-2033, que se pondrá en consulta pública antes de que finalice el año 2026. Los documentos iniciales, elaborados por las confederaciones hidrográficas, permanecerán durante seis meses a disposición pública, hasta el 20 de junio de 2025, pudiendo consultarse en las sedes y páginas web de los organismos de cuenca.
«Asaja rechazó el plan vigente y además en su conjunto, en la presentación en Castilla y León, fue rechazado por más votos en contra de los votos favorables», explicó en respuesta a este periódico el presidente de Asaja Castilla y León, Donaciano Dujo. «Luego el Ministerio lo aprobó por real decreto, pero fue rechazado en Castilla y León», remarcó.
Déficit
«Dentro de la tramitación del nuevo plan, Asaja de Castilla y León va a insistir, por un lado, en que la Comunidad tiene un déficit de superficie regable respecto al secano y respecto a la media nacional», explica. «Nosotros no llegamos al 15% y la media del Estado es el 23%. Vamos a insistir en que se tienen que hacer infraestructuras de almacenamiento de agua para poder cambiar superficie de secano por regadío. Por otro lado, la siguiente cuestión es que todos aquellos regadíos que tenemos los queremos modernizados, exigimos la modernización total de todos los regadíos de Castilla y León».
Dujo hace hincapié también en el agua subterránea: «En tercer lugar pediremos la recarga de los acuíferos 13 y 17 de Los Arenales, para que toda la superficie regable de aguas subterráneas no tenga ningún tipo de reducción y se mantenga la cuota que tienen, e incluso poder realizar nuevos sondeos para nuevas superficies de riego o la implantación de explotaciones agrícolas o ganaderas que necesiten un sondeo».
No se detienen ahí las demandas de Asaja, que pedirá más presupuesto para limpieza de cauces, de arroyos, de ríos, «de todo este tipo de infraestructuras que están hechas una pena, que no se han limpiado desde que se hicieron. En muchos casos, en vez de ríos, parece cualquier cosa», lamenta Dujo. La tramitación burocrática es otro de los caballos de batalla: «Queremos que se eliminen los plazos tan largos y absurdos que tienen en la Confederación para hacer un pozo, para la tramitación de un expediente, para la limpieza de un río o de un arroyo, para todas estas cuestiones. Luego, habrá temas menores que iremos viendo. Cualquier incremento que quiera imponer la Confederación de costes a los regantes, Asaja estará en contra», concluye.
Parecida es la visión del coordinador de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), Jesús Manuel González Palacín: «Hay que aumentar la capacidad de embalse, eso es fundamental, bien sea por el crecimiento de las pesas actuales, bien sea con infraestructuras que se pueden hacer, que están proyectadas además, por ejemplo Vidrieros, hay un montón de ejemplos», remarca. «Hay muchísimas obras que se pueden hacer, pequeñas, no vamos a hablar de Riaños, porque ahora mismo es muy difícil. Algo mucho más sencillo que aumentase la capacidad de embalse».
Y es que «hemos vivido años en los que las reservas de agua han estado bajo mínimos, hemos tenido restricciones de riego importantísimas. Por lo tanto, lo primero es aumentar la capacidad de embalse. En segundo lugar, seguir con la modernización de regadíos, porque es un ahorro de agua y es una eficiencia que realmente reduce costes de producción en las explotaciones. Y en tercer lugar, que se plantease bien el tema de la limpieza de cauces. La limpieza de cauces en la Confederación brilla por su ausencia», añade. «Hay que replantearse también las zonas inundables, porque yo creo que en el último Plan Hidrológico se extendieron mucho más de lo razonable».
Pequeñas infraestructuras de embalse «se pueden hacer en todas las provincias», subraya. Tampoco se olvida Palacín de los acuíferos: «Se pueden recargar con infraestructuras no demasiado grandes, represando ríos y desviando ese cauce que nos sobra en invierno, para que filtre abajo y podamos disponer de más agua también en los acuíferos».
Por último, el coordinador de UCCL desea una actitud del Miteco más dispuesta al diálogo que en la tramitación del plan anterior: «Vamos a dar un margen de confianza, pero en principio la ministra que ha entrado nueva parece que va a ser bastante continuista, para desgracia nuestra. Vamos a ver cómo evoluciona. Igual puede cambiar, pero pocas esperanzas tenemos. La presión es muy fuerte. Tendrá que escuchar también a las comunidades autónomas y a los propios afectados. No se pueden hacer las cosas en contra de todo el mundo», concluye.
El representante de UPA Castilla y León en el Consejo del Agua, Blas Donis, postula que el primer objetivo de cara al próximo Plan Hidrológico del Duero «sería ampliar la inversión, mejorar el desarrollo en la cuenca del Duero para una mayor capacidad de embalse y de regulación en la mayoría de los ríos». En segundo lugar, menciona «las inversiones en las propias zonas regables y para modernizar también las infraestructuras, sobre todo de los abastecimientos de las ciudades y la depuración de las aguas residuales, pues es muy importante una depuración correcta para poderlas reutilizar en otros usos, principalmente el regadío».
«Tenemos una cuenca que es un potencial en recursos hidrológicos naturales, como es la lluvia, como es la nieve, pero no tenemos tanto un proceso de poder regular esas cuencas. No porque hagan daño o no hagan daño después las avenidas, sino porque tendríamos que tener un potencial de agua embalsada para poder desarrollar los regadíos y todo lo que conlleva. Aquí tenemos la mayoría de pantanos que recogen agua para un año, cuando en otras regiones de España recogen agua para varios años», añade Donis.
«Tenemos provincias como Palencia con dos cuencas, que son el Carrión y el Pisuerga, que son deficitarias para las necesidades de este momento. La provincia que más agua tiene embalsada es León, y aun así no la tiene garantizada del todo», apunta el representante de UPA. «Palencia, en el Carrión, que es una cuenca deficitaria, tiene 250.000 habitantes a los que tiene que dar agua, a todo Palencia y una parte de la ciudad de Valladolid. Esas cosas hay que regularlas para mejorarlas».
Por otro lado, subraya, más agua embalsada «podría ayudarnos a mejorar los acuíferos. Se pueden hacer recargas en invierno, cuando nuestros ríos llevan más agua».
Poca ambición
El secretario general de Coag Castilla y León, Lorenzo Rivera, opina que el plan hidrológico en vigor, que durará hasta 2027, «no es nada ambicioso y, sobre todo, es muy perjudicial para garantizar los regadíos en Castilla y León, porque tenemos justo la mitad del porcentaje de tierras cultivables dedicadas al regadío. Es casi un 14% cuando la media está en el 23% en toda España», explica. «Ya en Andalucía, ni te digo, de los tres millones y medio de hectáreas que tiene Andalucía de suelo agrario útil como nosotros, la misma superficie, ellos tienen 1.200.000 hectáreas y nosotros no llegamos a 500.000».
A juicio de Rivera, estas cifras suponen «un agravio comparativo enorme, siendo la cuenca del Duero una cuenca que sí tiene posibilidad de garantizar, si se gestiona bien, la superficie actual modernizada en su totalidad, que es la ambición que deberíamos plantear para el nuevo plan». Una modernización para lograr «un consumo óptimo del agua, lo más económico posible, para que salgamos adelante los cultivos en regadío, ya que el cambio climático no nos va a permitir en el secano más que estar al albor de como venga el año».
Por otro lado, «podríamos hacer una inversión en almacenamiento de agua, toda la posible», apunta Rivera, «para que los años que vienen calurosos, como el pasado y este 24, poder almacenar mucha más agua de la que se almacenó en los pantanos, que llegaron muchos a tener más del 90%. Ahora estamos en el 62% a pesar del invierno. Tenemos posibilidades, si viene un invierno lluvioso, hasta la primavera que comience el riego, de que se llene o que llegue al 90%. Si no llega, nos pasa lo que todos los años», lamenta. «Después hay lluvias en primavera, ya no nieva, y solamente León es la provincia que se puede salvar, como vemos en los últimos años, porque sí que hay nieve, y unos afluentes del Duero que sí llevan un caudal suficiente para garantizar los regadíos de León».
Rivera menciona también los sistemas Pisuerga y Carrión, que «quedan siempre con menos caudal y menos agua», por lo que «habría que hacer balsas». Pone como ejemplo la del municipio vallisoletano de Villalón de Campos, que ocupa 117 hectáreas para regar algo más de 2.000 hectáreas de varios municipios de Valladolid y Palencia, con una capacidad de 10 hectómetros cúbicos de agua para uso agrícola. «Se está llenando en los meses de invierno, en diciembre y enero, prácticamente en su totalidad, con el agua que iba a ir como afluente del Duero a Portugal. El año pasado, en estas fechas, veíamos el río Duero con más de mil metros cúbicos, pasando un caudal enorme, que no se podía retener».
Como complemento al sistema Carrión-Pisuerga serían necesarias esas balsas, apunta. «Habría que hacer, a lo mejor, diez o doce balsas». La estimación, a 10 hectómetros cúbicos por balsa, apunta a 120 hectómetros, el equivalente a los embalses de Camporredondo y La Requejada juntos, solo para el sistema Carrión-Pisuerga. «Como el plan hidrológico es a siete años, yo creo que sí se puede hacer una o dos cada año y tendríamos un apoyo importante, sobre todo en los años donde hay dificultad de riego», concluye.