Diario de Valladolid

10 AÑOS DEL ASESINATO DE ISABEL CARRASCO

Diez años del crimen de Carrasco: Montserrat y Triana siguen en segundo grado en la cárcel y sin permisos por el riesgo de fuga

Madre e hija continúan con mala conducta y sin mostrar el más mínimo arrepentimiento por el crimen de Isabel Carrasco, mientras la policía local Raquel Gago con pulsera telemática obtendrá la condicional el 2025

Raquel Gago, Triana Martínez y Montserrat González, en una imagen de archivo durante el juicio

Raquel Gago, Triana Martínez y Montserrat González, en una imagen de archivo durante el juicioICAL

Publicado por
Felipe Ramos
Valladolid

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Diez años. Tal día como este domingo 12 de mayo, entonces era lunes, tres disparos detenían el reloj del tiempo a las 17.17 horas de aquel 2014 en la ciudad de León. Tres disparos por la espalda y a bocajarro, el último con la víctima ya en el suelo, que acababan con la vida de la presidenta del PP y de la Diputación de León, Isabel Carrasco. Un asesinato a sangre fría, urdido y perpetrado por Montserrat González, Triana Martínez y la policía local Raquel Gago, las tres condenadas a 22, 20 y 14 años de cárcel, respectivamente, por el crimen de la presidenta de la Diputación.

Penas que, diez años después, continúan cumpliendo las tres condenadas, bien es cierto que de forma muy diferente. Las dos asesinas, Montserrat González, la autora confesa y material de los tres disparos por la espalda que segaban la vida de Isabel Carrasco, y Triana Martínez, quien junto a su madre y Raquel Gago urdían el plan para perpetrar el asesinato, permanecen en régimen de segundo grado en la cárcel de Villabona en Asturias y sin disfrutar de ni un sólo permiso durante todo este tiempo.

Mal comportamiento, ni un atisbo de arrepentimiento en todos estos años y el riesgo evidente de fuga son las tres razones, según detallan las fuentes a las que ha tenido acceso este periódico, por las que se les niega la posibilidad de permisos penitenciarios. Y todo pese a que desde 2019, el 9 de mayo la hija y el 8 de noviembre de ese mismo año la madre, tendrían ya derecho a recibirlos.

Pues ni la una, ni la otra. Hasta en cuatro ocasiones han pedido salir de las rejas de Villabona, su tercera cárcel tras la de León y la de Villanubla en Valladolid, y otras tantas se les denegaba el permiso por parte de Instituciones Penitenciarias, a decir de las mismas fuentes de la prisión asturiana a las que ha tenido acceso este periódico.

La mala conducta de madre e hija, que continúan compartiendo celda, se evidencia en el hecho de que aún permanezca en régimen de segundo. Cualquier otro preso, en su misma situación, ya habría contado con permiso e, incluso, estaría en tercer grado.

Para tener ese tratamiento ambas, Montserrat González y Triana Martínez deben cumplir una sería de requisitos que, a día de hoy, no cumplen.

«Lo volvería a hacer»

El primero de estos requisitos es el de reconocer el delito cometido y mostrar arrepentimiento y reparar el daño. Nada más lejos de la realidad en ambas, pero sobre todo en el caso de la asesina autora de los tres tiros, quien no duda en asegurar que «lo volvería a hacer».

A eso, Triana Martínez y Montserrat González le tienen que añadir que, además de no generar conflictos, algo que siguen haciendo con una imagen altiva, de nuevo mucho más en el caso de la autora de los disparos por la espada, es obligado que participen en cuantas más actividades del centro penitenciario y, por supuesto, el respeto a las normas de régimen interior. Sólo así llegarán a poder disfrutar de ese nuevo régimen en la cárcel de Villabona, que permitiría a las asesinas de Carrasco tener salidas de la cárcel. La conflictividad de madre e hija se viene demostrando desde su ingreso en la cárcel de León, incluso en situación de prisión preventiva. Así lo demuestra el que hayan pasado hasta por tres cárceles, hasta recalar en la asturiana de Villabona.

Un equipo formado por el jurista, el psicólogo, el educador, el trabajador social, el subdirector de tratamientos y el director de la cárcel sería, de darse las circunstancias para ello, de elevar propuesta de un tercer grado a Instituciones Penitenciarias, quienes serían las que resolverían. Decisión que podría ser revocada por el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria ante un posible recurso de la Fiscalía o de las partes, en este caso la acusación particular de la hija de Isabel Carrasco.

Algo que, en palabras de las fuentes penitenciarias a las que ha tenido acceso este periódico, dista mucho de ser una realidad a medio e, incluso, a largo plazo en el caso de la madre y la hija, por esa falta de arrepentimiento y su mal comportamiento en las tres cárceles por las que han pasado en estos diez años.

De la de leonesa de Mansilla de las Mulas, a la vallisoletana de Villanubla, para acabar en Villabona. De las dos primeras, Montserrat González y Triana Martínez eran trasladadas por decisión de instituciones penitenciarias, ante sus continuos altercados por su actitud desafiante. Numerosos incidentes en León, como después en Valladolid a donde eran derivadas por tratarse de una cárcel más pequeña y con menos presos, pensando que se podían adaptar mejor. Ni por esas. Las dos condenadas por el asesinato seguían provocando incidentes, lo que hacía que, de nuevo, desde Instituciones Penitenciarias se las mandara para Asturias, donde por cierto residía el marido y padre, el inspector de Policía Nacional Pablo Martínez, jefe de la Policía de Astorga en 2014 y que falleció de Covid en 2020.

Casi desde su llegada al centro penitenciario asturiano, Triana Martínez, la hija de la autora material de los disparos, se encarga de la biblioteca del centro penitenciario. Montserrat González, la madre criminal, la ayuda al frente de la gestión bibliotecaria del módulo de mujeres.

Trabajos en la biblioteca que son insuficientes frente a su mala conducta para pasar a ese tercer grado, que es imprescindible para la libertad condicional, el siguiente escalón de la reclusión de las dos condenadas por el asesinato, del que ahora se cumplen diez años, de la máxima dirigente aquel 2014 del Partido Popular de León y de la Diputación leonesa.

Libertad condicional

2027, 2029 y 2030. Esos son los hitos del calendario penitenciario de madre e hija en los que podrían tener la libertad provisional, eso sí siempre que obtuvieran antes el tercer grado. De no ser así se verán abocadas al cumplimiento íntegro de su condena, el 2036 para la autora de los disparos que mataron a Carrasco, y el 2034, en el caso de Triana Martínez.

Si, finalmente, tuvieran un cambio de actitud que hiciera que lograran ese tercer grado penitenciario, la hija de la asesina de Carrasco podría lograr la libertad condicional el 6 de septiembre de 2027. En esa fecha cumpliría los dos tercios de condena y al tercer grado, de obtenerlo, sumaría su trabajo en la biblioteca para que se le pudiera dar la libertad condicional. De no ser así, Triana Martínez debería esperar al 7 de mayo de 2029, con los tres cuartos de condena cumplidos.

En el caso de la autora de los disparos, tendría que esperar al 5 de enero de 2029, fecha en la que se cumplen sus dos tercios de la pena, o bien al 5 de noviembre de 2030, cuando había ya consumido los tres cuartos de esos 22 años a lo que la Audiencia de León, el TSJ de Castilla y León y el Supremo condenaban a Montserrat González por matar a Isabel Carrasco. Pero para la libertad provisional depende del tercer grado y, de no conseguirlo, Triana no saldrá de la cárcel hasta 2034, cuando se cumplen los 20 años, y su madre dos años más tarde, en 2036.

Raquel Gago

En el caso de la policía local Raquel Gago, a quien el Supremo elevaba la condena de 12 a 14 años de prisión como cómplice de asesinato en concurso con atentado, y por tenencia ilícita de armas, ya se encuentra en tercer grado desde febrero de 2022 y pasea con libertad por las calles de Madrid, con una pulsera telemática de localización. Una situación que hará que el 1 de junio de 2025 obtenga la libertad condicional.

La tercera condenada mantiene una orden de alejamiento que le impide acercarse a la hija de Isabel Carrasco o de su entorno, por lo que cada vez que se desplaza debe comunicarlo y de ese viaje se le da traslado a la defensa de la hija de Carrasco, por si se muestra algún tipo de reparo u oposición, algo que nunca han hecho.

Una Raquel Gago a quien el magistrado de la Audiencia de León, Carlos Álvarez, condenaba a penas tres años de prisión por encumbrimiento. El varapalo al juez de la Audiencia de León le llegaba primero del TSJCyL, que elevaba la pena a 12 años, y posteriormente el Supremo, que le imponía dos años más por tenencia ilícita de armas. Ambos la consideraban cómplice del asesinato de Carrasco.

La policía local, eso sí, siempre mantuvo un comportamiento ejemplar en la cárcel, primero en la prisión leonesa en la que ingresaba el 20 de diciembre de 2016, después de que el Supremo elevara su condena a 14 años y considerara probado que la policía había asumido el plan criminal para asesinar a Isabel Carrasco, y posteriormente en la madrileña de Alcalá de Henares. Comportamiento que le llevaba al tercer grado, la libertad con pulsera de localización y la más que probable libertad condicional en junio del próximo año.

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