Diario de Valladolid

ABEL CABALLERO, ALCALDE DE VIGO

«Las autonomías están sobrefinanciadas y son fiscalmente irresponsables»

Es el alcalde de alcaldes. El político con mayor apoyo de las grandes ciudades y ya avisa que tiene cuerda para rato. El sábado fue reelegido presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias por otros cuatro años más.

-J. M. LOSTAU

-J. M. LOSTAU

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Felipe Ramos
Valladolid

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Tiene las ideas claras, sabe lo que quiere para su ciudad y cómo conseguirlo. Y si para ello tiene que montar una manifestación con 100.000 personas contra la Xunta de Galicia o nombrar persona non grata a Joaquín Almunia, en ambos casos por no tratar bien a Vigo, a Abel Caballero (Ponteareas, Pontevedra, 1946) no le tiembla el pulso y lo hace con el convencimiento de quien tiene toda una ciudad detrás.

PREGUNTA.- Es usted la envidia de todos los alcaldes, y no sólo de los del PSOE. ¿Cómo se hace para lograr el apoyo prácticamente unánime de una ciudad tan grande y diversa como Vigo?

RESPUESTA.- ¿Qué hicimos? Pues un modelo de autoidentificación ciudadana, de transformación total de la ciudad, de potenciación de la economía y de política social; lo dialogamos con los ciudadanos de forma permanente y resultó. Y después, al lado de la transformación de la ciudad, planteamos la recuperación de lo que significa Vigo en Galicia y en España y, por tanto, poner a Vigo en el lugar que le corresponde. Al final, originó una movilización ciudadana en favor de nuestra propuesta. La lista que ganó en Vigo es mucho más que la lista del Partido Socialista o de Abel Caballero. Es una lista de ciudad. Yo pedí el voto en las elecciones diciendo a los ciudadanos que al llegar al colegio electoral seleccionaran la lista de Vigo y la votaran. Y me votaron a mí.

P.- Más allá de los elogios propios a alguien de su partido, ¿qué paralelismos ve en Óscar Puente con usted y su labor? Si es que los hay.

R.- Sí, sí. Óscar es un gran alcalde. Está iniciando su recorrido porque lleva cuatro años, yo ya llevo doce, pero está mostrando que entiende muy bien las claves de su ciudad y las del municipalismo. Que eso es un valor político excepcional, que es la forma de entender la ciudad, el mimetizarte con la ciudad y ser parte de ella y no verlo todo desde la altura de la Alcaldía. Y veo que Óscar Puente lo está haciendo. Veo que gobernó cuatro años muy difíciles por la situación electoral y consiguió afianzar su proyecto, su persona y lanzar un mensaje de tranquilidad y de progreso a la ciudad, que es obvio que ésta lo entendió porque la subida que tuvo es muy importante. Creo que lo está haciendo muy bien, que es un gran alcalde y que tiene un altísimo recorrido.

P.- ¿No se equivoca en nada?

R.- Sí, se equivoca cuando dice que se plantea un horizonte, creo recordar, de dos mandatos más… Bueno, pues cuando pasen esos mandatos seguirá teniendo tanto cariño a lo que está haciendo y tanta vocación que seguirá.

P.- ¿Usted cree? Él parece tenerlo muy claro.

R.- Fue lo que me pasó a mí. Yo planteo que me presentaré en las siguientes, en las otras y, después, dios dirá, pero tampoco descarto presentarme en el año 27. La política municipal es tan absorbente, tan extraordinaria y si las cosas van bien produce tanta satisfacción, que es la propia ciudad la que te dice que sigas. Son los propios ciudadanos. ¿Sabe qué me dicen a mí en la calle? Me dicen, alcalde no se te ocurra ir a ningún otro sitio, no se te ocurra irte a España. Y ahora, ¿qué me dicen? Que dios me dé muchos años de vida. Esto es el sentimiento colectivo de una ciudad con alguien que la ciudad creó, porque a mí en el ámbito político me hizo la ciudad de Vigo. Al final te conviertes en un alcalde de la política total, en un transformador de tu ciudad, con la ciudad al lado siempre, y en un defensor de la ciudad. Yo convoco manifestaciones con una relativa frecuencia. Cuando hay algo que no depende de nosotros y que no nos hacen, pues yo convoqué manifestaciones con más de 100.000 personas. Creo que es una forma democrática de, pacíficamente, mostrar una determinada opinión sobre el AVE, el aeropuerto, el hospital…

P.- ¿Y eso no es populismo?

R.- No, no. Es mostrarle a quien toma la decisión que la ciudad lo reclama. Porque cuando convocas una manifestación tienen que salir 100.000, 200.000 personas y arriesgas. Yo no convoco una manifestación para imponer nada a nadie. Yo la convoco para que sepan el sentimiento de la ciudad. Para que la Xunta de Galicia supiera, por ejemplo, que no compartíamos lo que estábamos haciendo con las cajas de ahorros.

P.- Hacerle una manifestación a un gobierno del PP es fácil. ¿Se la haría también a uno de su partido?

R.- Sin ninguna duda. Declaré persona non grata a un altísimo dirigente del Partido Socialista, Joaquín Almunia, porque no trató bien a mi ciudad.

P.- ¿El municipalismo, y no olvido que usted fue ministro y ahora presidente de la FEMP, es el gran olvidado de la política nacional?

R.- Sí. Cuando se hizo la Constitución los ayuntamientos eran aquello de agua en los grifos, era otro panorama. Ahora somos elementos centrales. En el desarrollo integral, en todo; somos referentes de la economía. Una ciudad como Vigo, sector naval potente, sector de automoción, como en el caso de Valladolid, sector pesca, últimamente sector turístico… Y la referencia de todo es el alcalde. Yo reclamo nuestra propia capacidad de actuar, como le pasa a Óscar Puente en Valladolid. Él es un referente de una gran industria de automoción en la ciudad y la forma de trazarlo es desde las alcaldías. Si se observan las competencias del Ayuntamiento de Nueva York, es que tiene más que un estado americano. Pues nosotros tenemos ciudades en España que deberían tener esa gran capacidad. También es verdad que no es lo mismo una ciudad de medio millón, de 300.000 o millón y medio de habitantes que un municipio de 5.000, son iguales en la categoría y en la importancia pero no en las competencias. Las comunidades autónomas se convirtieron en macrocefálicas, lo absorbieron todo, desde los ayuntamientos y desde el estado, y ahora llegamos los ayuntamientos en una nueva política y reclamamos nuestro espacio. Y son las comunidades autónomas las que no lo entienden y las que ven en los ayuntamientos una amenaza, un riesgo y tendría que ser lo contrario, somos los aliados imprescindibles. Yo reclamo muchísima más actuación desde y para los ayuntamientos.

P.- Eso pasa por tener más financiación, el gran caballo de batalla.

R.- Sin duda, acorde con las competencias. Si tenemos la competencia de medio ambiente nos tendrán que pasar los recursos de medio ambiente y, seguramente, somos los mejores haciéndolo, pero nos tienen que dar los recursos. Pero igual en política social. ¿Quién tiene que hacer la política social en un ayuntamiento? El Ayuntamiento, pero la competencia es de las comunidades, que son las que tienen el dinero.

P.- ¿Y cómo van a conseguir arreglar la financiación local si son incapaces siquiera de acometer la autonómica?

R.- Es fácil porque al final quien tiene que ceder los recursos son los que tienen la competencia y no la ejercen. Si nosotros asumimos competencias de las comunidades son ellas las que nos tienen que dar los recursos y lo tienen que entender así. Las comunidades autónomas están sobrefinanciadas, digan lo que digan. Y los ayuntamientos, infrafinanciados. ¿Sabe que las comunidades autónomas sólo recaudan el 25% de su gasto y nosotros el 70%? Las comunidades son fiscalmente irresponsables, nosotros somos fiscalmente responsables.

P.- ¿Y qué papel juega la Federación Española de Municipios y Provincias?

R.- Pues plantearlo. Ya llevamos en ello cuatro años.

P.- Con poco resultado, no parece que le hagan mucho caso.

R.- Bueno, estos son movimientos de largo recorrido y el gobierno del PP nunca se caracterizó por ser muy promunicipalista, pero también tuvo una etapa de inestabilidad y eso dificultó las cosas. La llegada de Pedro Sánchez cambió cosas. Mire, la primera vez en la historia que el presidente de la FEMP es llamado a consulta por el presidente del Gobierno fue Pedro Sánchez conmigo. Sólo ese gesto político ya es un salto cualitativo. ¿Qué queremos? Que cuando se reforme la Constitución, que se reformará, haya un capítulo entero dedicado a municipios, estableciendo pautas, competencias, obligaciones y capacidad de financiación.

P.- ¿De verdad cree que va a ser posible con la crispación actual?

R.- Sí, sí, sobre ayuntamientos lo habrá, lo reclamaremos nosotros. Los ayuntamientos tenemos algo muy importante en política, vertebramos España. En términos políticos somos elementos vertebradores. Yo tengo diferencias ideológicas irreconciliables con ayuntamientos nacionalistas y con el independentismo, ya no digamos, ni a tomar café, pero compartimos modelos de trabajo en las ciudades y, por tanto, sí somos integradores. Por eso, esta reforma que vamos a plantear tiene mucho que ver con compactar el país en términos de la cooperación, de la responsabilidad. Los ayuntamientos somos estado y queremos ser estado.

P.- ¿Y ese compactar y esa reforma pasa por restar competencias y quitarles peso a las comunidades?

R.- Sin ninguna duda. ¿Quién tiene que aplicar la política social? Los ayuntamientos. Y es tan de cajón que las comunidades ya nos la dan pero sin dinero, ése se lo quedan ellas. Seguramente tendremos que tener más competencias en Educación Primaria porque los centros escolares tienen como referencia los ámbitos municipales. No hablo de competencias en materia educativa, que no es nuestra función, pero sí en regulación del profesorado, en coordinación… En cosas que están llevadas por un director territorial, que depende de un director general, que depende de un consejero.

P-. Usted plantea una segunda descentralización.

R.- A factores cohesionantes del estado como son los ayuntamientos. Yo cuando hablo de competencias no hablo de poder, hablo de servicios. No hablo de, yo quiero poder para ejercerlo, como alguna Comunidad Autónoma lo piensa y lo practica. No, no, yo quiero poder para atender a los ciudadanos. Hablo de servicios, de lo que importa a los ciudadanos. A los ciudadanos el poder les da igual, lo que quieren es su vida, sus servicios. Y eso es lo que nosotros sabemos prestar, entre otras cosas porque somos un ciudadano más. Óscar es un ciudadano de Valladolid que anda por la calle paseando entre la gente y yo vivo en la calle.

P.- Eso está muy bien para un gran ayuntamiento como el suyo o Valladolid. ¿Y los pequeños cómo lo hacen?

R.- Bueno, ya tenemos competencias distintas los ayuntamientos en este momento. No tenemos las mismas los grandes que los de mil habitantes. No tiene sentido que tenga competencias sobre automoción un Ayuntamiento pequeñito, pero uno con 300.000 habitantes como Valladolid y Vigo, sí.

P.- La prestación de servicios entronca directamente con el grave problema de la despoblación, que sufren Galicia y Castilla y León…

R.- Sí, muy importante, el despoblamiento es tema muy grave. Mire, yo soy un municipio que absorbe. Una parte del despoblamiento de Galicia se viene a Vigo, pero tenemos que hacerle frente.

P.- Hacía ahí iba mi pregunta. ¿Cómo se le hace frente más allá de las palabras? Y no me venga que con empleo, que eso ya se lo digo yo.

R.- No, a la lucha contra la despoblación hay que dedicarle recursos, no palabras. Hay que hacer cosas. No podemos decir, vamos a establecer ámbitos turísticos y casas rurales y cuando voy no tengo cobertura de red. Yo tengo que llegar allí y tengo que tener 5G cuando haya. Después, tengo que tener buenas redes de comunicación, pero eso cuesta dinero y hay que dedicárselo. Tenemos que buscar esas fórmulas que permitan asentamiento de población al territorio. Si tú tienes un Ayuntamiento de 5.000 habitantes y arraigas eso al territorio ya te cubren una zona de 100 kilómetros cuadrados con otros más pequeños. Tenemos que determinar esa forma de vertebración. Pero el principio fundamental pasa por dedicarles recursos y una parte de financiación a esos ayuntamientos.

P.- ¿La solución pasaría también por la fusión de municipios?

R.- No, olvídenlo. Los ciudadanos somos de un Ayuntamiento, de un sitio y queremos seguirlo siendo. Pero se pueden coordinar. Las áreas metropolitanas, las mancomunidades son fórmulas de agrupación voluntarias, pero nadie quiere ser fusionado. Vamos a hacer otras figuras. Por ejemplo, áreas como Vigo o Valladolid, vamos a hacer un área metropolitana que va a agrupar medio millón de personas. Eso es una forma muy buena de ir generando sinergias porque algún día en el futuro el presidente de esa área metropolitana va a ser elegido directamente. Las fusiones territoriales tienen que ser pensadas muy a largo plazo porque la identidad de los ciudadanos es fortísima. Por cierto, el agujero económico no lo produjeron los pequeños ayuntamientos, como decía Montoro, lo produjo Madrid. Y los alcaldes y alcaldesas de los pequeños ayuntamientos son unos valientes, trabajan, están todo el día, no cobran nada; hay que hacerles un monumento.

P.- ¿La clave pasa por un gran plan estatal de lucha contra la despoblación?

R.- Yo creo que tiene que haber planes estatales, pero cada uno tiene que tener su propia dinámica. No es lo mismo un municipio del interior de Lugo que uno en Valladolid u otro en Jaén.

P.- ¿De verdad cree que aún se está a tiempo de revertir la despoblación?

R.- Sin ninguna duda. Se puede fijar población porque los ciudadanos piden, sobre todo la gente joven, es calidad de vida. Quieren estar en un sitio con teatro, en un sitio donde puedan ir a deporte… Entonces, tienen que tener núcleos de referencia para poder ir y venir, no te vas a quedar en el pueblo toda tu vida, estás allí, vives allí, pero dos o tres días te vienes a la ciudad más importante.

P.- O sea acabar con el café para todos, es decir todos con un teatro, un auditorio, un aeropuerto…

R.- No, no. Las cosas tienen que tener una lógica. Lo que se necesitan son sitios de referencia. Todo esto hay que establecerlo también.

P.- Ya, pero la gente quiere vivir en las ciudades y no en los pueblos.

R.- Sin ninguna duda.

P.- ¿Y cómo se cambia?

R.- Tienes que darle la posibilidad de combinar. Va a ser de moverse, de acudir a los sitios de referencia donde te dan la oferta cultural, deportiva, de ocio.

P.- Sin fusionar municipios.

R.- Insisto, olvídenlo. No, eso no arregla nada, ni la despoblación ni nada. Es que ya están casi fusionados, comparten secretario, funcionarios… Los pequeños ayuntamientos no gastan nada. ¿Qué ahorro te producen fusionarlos? Que tienes el doble de territorio y lo tiene que atender el mismo alcalde ¿Y qué arreglamos con eso? La fusión de municipios no sirve ni arregla ni la despoblación ni nada. En la FEMP la tenemos completamente abandonada. Fue una idea peregrina de Montoro.

P.- Idea que sigue y defiende Cs, concretamente es el mantra del vicepresidente de la Junta, Francisco Igea.

R.- Que vayan y que vean cómo es el mundo rural. Es que hay que conocerlo para hablar de él y no parece que lo conozcan.

P.- ¿Cómo ve el gobierno PP-Cs de Castilla y León, que desbancó a un PSOE ganador de las elecciones después de más de 30 años?

R.- Creo que eso señala un cambio de tendencia. Señala que una onda de gobierno conservador en esta Comunidad se está extinguiendo, se extinguió casi. Y, de hecho, el gobierno se constituye con un pacto que hizo uno que decía en su campaña electoral que nunca lo haría. Esto sí que es una autodestrucción de un partido. Cuando uno dice, yo nunca pactaré esto y tan pronto pasan las elecciones pacta está totalmente desautorizado. Creo que en Castilla y León el declive de una opción política y el ascenso del progresismo desde el socialismo es perfectamente visible. Valga, por ejemplo, la ciudad de Valladolid, donde tras muchos años de hegemonía del PP hay un alcalde socialista y que se plantea como un alcalde de largo recorrido. En la Comunidad estamos en el final de una onda, seguramente por agotamiento del modelo anterior, y en el principio de otra que está en un momento de incertidumbre por un pacto que alguien se presentó diciendo que nunca lo haría. Y, por cierto, debo decir que lo poco que conocí al presidente anterior de esta Comunidad me causó buena impresión.

P.- ¿Por qué le causó buena impresión Juan Vicente Herrera?

R.- Por el talante, el tono y por las cosas que hablamos me produjo la impresión de un político ecuánime.

P.- ¿Y al actual, a Alfonso Fernández Mañueco, lo conoce?

R.- No, pero lo que escucho no es bueno, pero no puedo juzgar. Ahora, que todo apunta a que es un final de ciclo irreversible.

P.- ¿O sea que Tudanca tiene que aguantar en la oposición?

R.- Yo creo que Tudanca permanecerá cuatro años y será el siguiente presidente de Castilla y León. La política tiene unas reglas muy difíciles de torcer. La política tiene lógicas y quien no entienda las lógicas de la política nunca será un buen político. Y la lógica aquí apunta en esa dirección. Ya no es presidente Tudanca porque alguien rompió su principal promesa electoral. Eso es gravísimo. Esa onda y esa línea es muy difícil de romper.

P.- ¿Y en Vigo, la onda dice que los vigueses tendrán Abel Caballero para rato?

R.- Yo me presentaré a las elecciones de 2023, a las de 2027 y, después, dios dirá. Y las voy a ganar todas.

P.- ¿Y dónde queda la limitación de mandatos?

R.- Sólo hablan de limitación de mandatos los que pierden. Los que ganan, no hablan de limitación de mandatos.

P.- Y sólo hablan de que gobierne la lista más votada los que ganan, como ustedes ahora.

R.- No. Yo puedo entender que si no hay mayorías antes de repetir elecciones hay que buscar una salida.

P.- ¿Lo que sucede en las investiduras de alcaldes?

R.- Sí, yo eso lo comparto. Es mejor eso que hacer elecciones. Además, habría algo muy importante, el que tenga más votos de sí o no gobierna y si no, la lista más votada; habría acuerdo enseguida. Este sistema que tenemos montado es que los que pierden dicen, vamos a repetir elecciones a ver si nos va mejor, entonces podemos repetir hasta que ganen. Claro, si la amenaza es, no, no si no va a haber elecciones, si va a gobernar aquel, entonces ya se mueve todo el mundo para pactar. Por eso creo que la de los ayuntamientos, que gobierne la lista más votada, es una buena propuesta y debería llevarse a la Constitución.

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