Diario de Valladolid

Jiménez Lozano considera «una suerte» ser de Ávila

El escritor recibe en su domicilio vallisoletano la Medalla de Oro de la Provincia abulense, que le devuelve «el olor de la infancia»

Jiménez Lozano muestra a su esposa la medalla en presencia de los representantes de la Diputación de Ávila.-ICAL

Jiménez Lozano muestra a su esposa la medalla en presencia de los representantes de la Diputación de Ávila.-ICAL

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Redacción de Valladolid
Valladolid

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El escritor abulense José Jiménez Lozano recibió ayer en su domicilio de la localidad vallisoletana de Alcazarén la Medalla de Oro de la Provincia de Ávila, de manos del presidente de la Diputación abulense, Carlos García González, que quiso así reconocer el trabajo de «un magnífico embajador de la provincia».

«Tengo la suerte de ser de Ávila y les agradezco este reconocimiento que me trae de nuevo el olor de la infancia», manifestó Jiménez Lozano, antes de asegurar que con este homenaje le han «rejuvenecido un poquito», aunque «no como para echar a correr», informa Ical.

Sin perder el buen humor y su mirada afilada a la realidad que nos rodea, el autor de El mudejarillo manifestó la «sorpresa» que le produjo esta distinción, ya que «no es algo que uno se haya ganado con estudios o descubrimientos, sino que es por las buenas».

«Las razones para otorgarlo solo las sabe quien la concede, lo diga o no», añadió, antes de reconocer su satisfacción por esa decisión: «Me gustó, porque Ávila evoca toda mi infancia», insistió quien también es Hijo Adoptivo de la ciudad de Ávila desde 2012.

A sus 89 años, en las palabras de agradecimiento que tuvo tras recibir la Medalla, un pin acreditativo y un diploma, se acordó de autores ligados a Ávila como su querida Santa Teresa de Jesús («era un espíritu libre absoluto y eso está bien siempre. A medida que pasa el tiempo, resulta más interesante si cabe porque sabemos más cosas de ella, con menos prejuicios», apuntó) o el filósofo, ensayista y poeta George Santayana («lo que escribía era una delicia, nos sirve como contrapeso o contraveneno en estos tiempos donde somos un peso pluma y casi hay que meternos guijarros en los bolsillos para no volar, como pasaba en Milagro en Milán, afinó citando el film de Vittorio De Sica).

CASTELLANO

Jiménez Lozano tuvo tiempo también para asegurar que si él ha aportado algo a la lengua es «gracias a la gente, que es quien lo habla», ya que «la lengua no es lo que dice la Real Academia ni lo que dice el filólogo, sino lo que la gente habla».

«Dicen que en Valladolid se habla el mejor castellano, pero el castellano ya no existe. Ahora está el español, que es otra cosa. Nuestras construcciones hoy, se quiera o no se quiera, son inglesas. Cuando España era la dueña del mundo era de otra manera pero ahora es el inglés el que marca todo. Que sepa que es un idioma extraño y que las cosas bonitas están dichas de otra manera», recalcó.

En ese sentido, destacó que «nunca se puede uno expresar en un idioma ajeno» y advirtió que «hay una tendencia de decir que gran parte de las enfermedades mentales, e incluso algunas físicas, proviene de que ni las ideas ni el lenguaje son nuestros sino los que nos imponen desde los periódicos o el cine. Pero ya pasará, todo ha pasado», reflexionó en voz alta.

El autor de Guía espiritual de Castilla explicó a los periodistas que en estos momentos no se encuentra escribiendo nada, sino reescribiendo, y apuntó que prefiere leer «cualquier otra cosa» antes que novelas, «incluso matemáticas», sonrió.

El presidente de la Diputación de Ávila, que estuvo acompañado por otras autoridades como el diputado de Cultura, Eduardo Duque, o el director de la Institución Gran Duque de Alba, Maximiliano Fernández, manifestó su «orgullo» por rendir este «sencillo y humilde reconocimiento» a quien, «a través de su pluma y de su literatura», ha sido «uno de los grandes exponentes de la literatura española del último medio siglo».

«José Jiménez Lozano y su prolijo legado forman parte del gran patrimonio cultural vivo de la provincia de Ávila», destacó antes de aludir a la «gran fortaleza» y a la «raíz» de su obra, que emparentó con la de creadores como Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz o Emilio Romero. «La provincia de Ávila está muy orgullosa del trabajo que usted ha venido realizando durante toda su vida», remachó.

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