Diario de Valladolid

La creciente fragilidad de los contratos lima el número de jóvenes emancipados

Sólo un 17,9% de los jóvenes logra volar del ‘nido’ / Seis de cada diez empleados tiene un contrato fugaz, un 6,4% más en un año / La tasa de temporalidad es cinco puntos más alta que en España

Una pareja observa carteles de alquiler y venta de viviendas.-E.M.

Una pareja observa carteles de alquiler y venta de viviendas.-E.M.

Publicado por
Mar Peláez

Creado:

Actualizado:

‘Queridos Reyes Magos. Sólo os pido un regalo este año: poder emanciparme en 2018’. Volar del ‘nido’ constituye uno de los sueños más recurrentes entre los jóvenes castellanos y leoneses después, claro está, de haber encontrado un empleo estable y lograr ciertos ingresos para ir haciendo hucha. Anhelan autonomía y libertad, pero la creciente fragilidad de sus contratos y la calculadora les despierta de golpe de sus fantasías.

Tan difícil les resulta abandonar el hogar familiar que sólo el 17,9% de los 297.323 jóvenes castellanos y leoneses entre 16 y 29 años (en concreto 53.305) ha conseguido vivir de forma independiente de sus padres. Dicho de otro modo, el 82,1% de los jóvenes con esas edades continúa viviendo, quiera o no quiera, con sus progenitores.

Y la tasa de emancipación no hace más que desplomarse en la Comunidad. Ya es una constante. El año pasado lo hizo medio punto. Son 2.698 jóvenes menos que un año antes, lo que representa una caída del 4,82%.

El informe sobre Emancipación Juvenil, elaborado por el Consejo de la Juventud (CJE) correspondiente al primer semestre de este año, pone de manifiesto que no solo disminuye el número de jóvenes emancipados, sino que la Comunidad continúa en índices inferiores a los anotados en la media del país (19,4%).

Según el mapa de la emancipación, Castilla y León se sitúa como la tercera autonomía con menor porcentaje de jóvenes de entre 30 y 34 años fuera del ‘calor’ familiar y la octava a si se atiende a los que aún no han cumplido la treintena.

Para todos ellos resulta complicado eso de decir adiós a la protección familiar, pero son las jóvenes quienes en mayor medida se lanzan al vacío, y cada vez más. El 22,5% de las mujeres entre 16 y 34 años vive de forma independiente. Esa tasa supone un incremento del 3,2% sobre la registrada en el primer semestre de 2016. Aún así, todavía está casi un punto por debajo de la anotada por el país.

Ellos, en cambio, son más reacios a dejar el hogar, al menos a ojos estadísticos. Exclusivamente un 13,5% de los varones menores de 34 años ha dado el paso -nueve puntos menos que las jóvenes-. A diferencia de ellas, el primer semestre de este año trajo consigo una considerable reducción en sus cifras. El volumen de independizados se recortó en un año en un 15%.

Son las personas sin estudios o con Primaria las que optan en mayor grado por romper ‘amarras’, seguido por aquellas que tienen estudios superiores. No obstante, el minucioso informe del CJE evidencia que la tasa de emancipación joven «es inferior» a la media de España en todos los niveles formativos.

La emancipación se constriñe a pesar de que la situación laboral de los jóvenes muestra a grandes rasgos «tendencias positivas» en la Comunidad: aumenta la ocupación en un 1,2% y se reduce el paro en un 10,8%. Entonces, ¿qué ocurre para que los jóvenes castellanos y leoneses no se atrevan a romper lazos?

La respuesta no es otra que la elevada temporalidad de los contratos. Encuentran trabajo con mayor facilidad que antes, pero ¿qué tipo de empleo? Según destaca el estudio, es ese precisamente «el grave problema» de Castilla y León. No sólo presenta «una de las mayores tasas del país», sino que ésta se ha incrementado aún más en ese periodo.

Testimonio de esa inestabilidad laboral son esos 63.095 jóvenes castellanos y leoneses que tienen un contrato temporal. Significa que el 62,6% de los asalariados de esas edades cuenta en la Comunidad con un contrato con fecha de caducidad, más o menos larga. Llega al 66% en el caso de las mujeres.

La cifra no hace más que crecer. En un año ha aumentado un 6,4% el volumen de menores de treinta años con contratos fugaces, mientras que retrocedían un 1,8% los jóvenes con contratos indefinidos.

La brecha con España se ha ido acrecentando paulatinamente, hasta el punto de que la tasa de temporalidad es ya cinco puntos superior en Castilla y León que en el país.

Y cuando logran firmar un contrato, éste resulta excesivamente efímero. Un 53,1% de esos contratos no se prolonga más allá del año; un 19,3% de ellos ni siquiera alcanza los cuatro meses de duración, con lo que resulta imposible plantearse la idea de ‘volar’ de casa.

Las 88.443 nuevas contrataciones que se realizaron en el primer semestre del año parecen perpetuar e incluso empeorar esos ratios. Y es que, el 93,1% de todos los contratos suscritos eran por tiempo limitado, por un escaso 6,9% indefinidos.

SOBRECUALIFICADOS

Trabajan menos horas de lo que desearían. Eso les ocurre al 24,2% de los ocupados menores de 30 años. Ese porcentaje no sólo se sitúa seis puntos por encima de la media española, sino que «es la segunda tasa más alta entre las distintas comunidades».

Forman parte de una población subocupada y también de una población sobrecualificada. Tanto es así que el 48,7% de los jóvenes trabaja en puestos para los que se exige una titulación inferior a la que poseen. Supone, además, un 7,53% más que un año antes y, de nuevo, Castilla y León cuenta con una proporción más elevada que en España.

Ellos, al menos, pueden decir que tienen un empleo aunque sea precario. Cosa bien distinta es la situación de ese 15,7% de los jóvenes que se encuentra en el paro. Aunque el desempleo disminuyó un 10,8% en ese tiepo, lo cierto es que todavía 46.544 castellanos y leoneses que no han cumplido los 30 años saben bien qué se siente con la tarjeta de desempleado en el bolsillo.

Esa reducción del paro está fundamentada en un estrechamiento de la población juvenil y en una merma en el número de jóvenes activos. Emigran o se refugian en los estudios, como lo prueba el hecho de que Castilla y León tenga una tasa de actividad del 53,1%, dos puntos por debajo de la media del conjunto del país.

tracking