Diario de Valladolid

Nace la Federación para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres y la Infancia de Castilla y León

Está integrada por las cuatro Asociaciones de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos (Adavas) de Castilla y León

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C.T.M./ ICAL

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Las cuatro Asociaciones de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos (Adavas) de Castilla y León, ubicadas en Burgos, León, Salamanca y Valladolid, presentaron hoy la recién creada Federación para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres y la Infancia (Fevimi), con la que pretenden “trabajar en red para ampliar la labor de prevención y asesoramiento psicológico y jurídico a mujeres y menores víctimas de violencia machista” en el conjunto de la región.

Así lo aseguró la presidenta de la recién creada Federación regional, Raquel López Merchán de Adavas Salamanca, quien afirmó además que el nuevo organismo permitirá “ampliar el trabajo colaborativo” y mejorar la “labor de prevención en centros escolares” para alumnos de Infantil, Primaria y Secundaria, así como en universidades, centros sanitarios y ampas, entre otros.

Por su parte, la vicepresidenta de la Federación y presidenta de Adavas León, Carmen Carlón, señaló que este es “un paso más” para lograr “el fin primordial de que no haya violencia machista contra las mujeres y los menores”. Un objetivo con el que nació allá por el año 1991, la primera Adava regional, en León, por el caso del violador del chandal.

El objetivo es así “dar asistencia jurídica y psicológica” a las víctimas de violencia machista en un proceso que nació de la “sensibilización de toda la población, primero contra las agresiones sexuales y luego contra los malos tratos”, con el objetivo final de llegar a la “violencia cero” contra mujeres y menores.

Para ello, desde la recién creada Federación aluden a la importancia y la responsabilidad de los medios porque tienen “mucho poder, llegan e influyen”. Por todo ello, pidieron “cuidado con lo que se dice”, ante determinados artículos de opinión cuyas palabras pueden llegar a ser “desafortunadas”.

También alertó, en este caso la vicepresidenta de Adavas Valladolid, Milagros Huici, de los “pasos atrás” que se están dando en la concienciación contra la violencia machista con “micromachismos y neomachismos” que provocan el “rechazo absoluto de la gente joven” a los programas de sensibilización y prevención en los centros escolares.

Huici aseguró que “el 30 por ciento de los casos de violencia machista se producen en población menor de 30 años” y que en las escuelas e institutos “no les gusta que se hable de algo que les incomoda”, en referencia a la violencia machista. No obstante, también vio rasgos “de esperanza” en las convocatorias espontáneas de gente joven para condenar la presunta violación múltiple de cinco hombres a una joven en Pamplona el 7 de julio de 2016.

4.329 denuncias en Castilla y León

Precisamente a ese tema se refirió la abogada, miembro de Adavas Burgos, Marina Viyuela, para criticar que en casos como ese “se cuestione a la víctima” en una situación “habitual en los procesos judiciales de agresión sexual en los que sale a relucir su vida y su forma de vestir o sus comportamientos cuando se deberían juzgar los hechos, y no a la víctima”.

Ese motivo, y la larga duración de esos procesos judiciales para la víctima, lleva a que “no sea fácil denunciar” para las mujeres víctimas de agresión sexual, a pesar de que el número de denuncias en España se incrementara un 15 por ciento de 2015 a 2016 hasta las 142.816. Un incremento que también se produjo en Castilla y León, donde en 2016 se presentaron un total de 4.329 denuncias por agresión sexual o malos tratos.

Por último, y para una mayor protección de estas mujeres, la nueva Federación para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres y la Infancia, pide “mayor coordinación entre los organismos” para que doten de una mejor protección a las mujeres que denuncien porque sino “se exponen”, así como que la vigilancia policial ante las órdenes de alejamiento pase “de la mujer maltratada al agresor” porque, al fin y al cabo, “se debe vigilar al agresor porque las mujeres somos víctimas”.

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