Diario de Valladolid

TERREMOTO / CASTELLANO Y LEONESES EN MÉXICO

«El edificio se balanceó durante 30 segundos»

Un millar de castellano y leoneses viven en la zona afectada por el seismo de México, que ha lamentado más de 200 víctimas mortales, ninguna de la Comunidad / «El sentimiento de impotencia es terrible», asegura una damnificada

Los ciudadanos mejicanos salen a la calle a ayudar en el desemcombro en la colonia de Roma, junto a La Condesa.-EL MUNDO

Los ciudadanos mejicanos salen a la calle a ayudar en el desemcombro en la colonia de Roma, junto a La Condesa.-EL MUNDO

Publicado por
Guillermo Sanz

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La naturaleza volvió a mostrar su cara más cruel en México. La tierra se movió a los pies de la capital del país centroamericano, construyendo una trampa mortal en la que tristemente cayeron más de 225 personas. Los edificios derrumbados y el caos general se convirtieron en el dantesco paisaje de Ciudad de México, Morelos y Puebla, los tres distritos en los que el azote de magnitud 7,1 tuvo menos piedad. El seísmo hizo tambalearse (física y emocionalmente) a todo un país, que revivió la pesadilla de 1985, cuando (como si de una cruel broma del destino se tratara) tal día como el martes se cumplían 32 años del peor terremoto de la historia de México. Millones de personas realizaron el simulacro anual apenas una hora antes de la catástrofe natural. Entre ellos, un millar de castellano y leoneses que viven en la antigua México DF.

Según informa la Casa de Castilla yLeón en el país americano, ningún emigrante castellano y leonés se encuentra en los listados de heridos o fallecidos. Sin embargo, esa suerte no les aísla de la nebulosa de impotencia y nerviosismo que envuelve México estos días y que se elevó a niveles máximos cuando la tierra comenzó a moverse.

«El edificio se balanceó durante 30 segundos y la intensidad cada vez iba a más. Me resguardé debajo de una de las vigas maestras y mi gata se escondió bajo un sillón. Sólo pensaba y decía por favor, por favor, por favor..., temiendo que el suelo se desplomara o que el gas estallara, porque tenía algo cocinando. Cuando dejó de temblar apagué el fuego, agarré las llaves y bajé los cuatro pisos del edificio. En la calle estaban unos diez vecinos más, y allí nos quedamos esperando y usando el móvil para contactar con tus personas más cercanas. Nunca había vivido un temblor de esta magnitud y el miedo me duró todo el día», confiesa en declaraciones a Ical el vallisoletano Raúl de la Torre, que trabaja desde hace tres años en Ciudad de México en el sector del márketing y la publicidad.

Las colonias (barrios) de La Condesa, La Roma y La Juárez fueron tres de las más afectadas por el seísmo mexicano. En uno de ellos, La Condesa, vive la vallisoletana Camila Presencio, que lleva siete años trabajando en México en una consultoría. Su día a día la llevó a comer fuera de casa y a no estar en ese momento en un barrio antiguo (1920) con casas bajas que recibió un gran impacto.

La vallisoletana relata cómo vivió los momentos posteriores al temblor:«Había mucho caos en general. Yo aún no he ido a mi casa porque la zona estaba en una situación muy caótica y me tuve que quedar en casa de un amigo», explica.El que sí que fue a su casa fue su novio:«La verdad es que yo estoy tranquila porque no he ido a la zona de mayor impacto, pero las calles están vacías. Mi visión es más light, pero mi novio ayer estaba atacado y fue a ayudar a levantar escombros», explica.

Las paredes con grietas y los muebles tirados por el suelo fue el cuadro que dibujó el terremoto en una casa a la que no podrá volver a entrar hasta que Protección Civil realice una revisión a fondo del inmueble.

La triste imagen del piso de Camila se repitió en cientos de hogares, como el de María delMar Díaz, integrante de la Casa de Castilla yLeón en México. «En mi casa, por ejemplo no pasó mucho, pero asusta entrar en tu casa y ver grietas en las paredes», reconoce.

La suerte de esta mujer de ascendencia burgalesa contrasta con la de varios de sus compañeros de la Casa de Castilla y León, una Comunidad que, afortunadamente, no tiene que lamentar víctimas mortales tras el seísmo:«Gracias a Dios no hay ningún fallecido de Castilla y León, sólo hay que lamentar pérdidas materiales», celebra.

La realidad que vive Ciudad de México se extiende más allá de los muros de la asociación (en la que varios trabajadores pasaron la noche al no poder volver a sus domicilios hasta la mañana siguiente). Al atravesar la puerta se puede contemplar en las calles una estampa de «gente muy preocupada.El sentimiento de impotencia es terrible», describe.

La tranquilidad no ha llegado después de que la tierra sacudiera a la capital mexicana y sus alrededores. El nerviosismo o la intranquilidad son un denominador común en el país centroamericano. Algunos sectores alimentan la teoría de una réplica (a pesar de que el tiempo pasado desde el temblor reduce exponencialmente la posibilidad de otro movimiento de tierra) y el aspecto de las calles tampoco ayuda a recuperar pronto la confianza:«Ayer por la noche (por el martes) se seguían cayendo edificios y eso no permite estar tranquilos», explica María delMar.

A pesar de la cercanía de la Casa de Castilla yLeón (en la colonia de Polanco) con otras zonas fuertemente afectadas, la coloca en una situación de relativa seguridad.

Su compañera en la asociación castellano y leonesa en México, Pilar Díaz (también de ascendencia burgalesa), lleva toda una vida en el país, lo que la ha llevado a vivir los dos seísmo más virulentos a los que se ha enfrentado México. «La situación es delicada.Los que vivimos el seísmo del 85 sabíamos desde el principio que es muy grave. La situación es de mucho miedo», resume.

Pilar define con pocas palabras el sentir de la población de Ciudad de México:«Hay incertidumbre porque la gente está nerviosa intentando ayudar», concluye.

La suerte se alió con José Vega. Este ingeniero leonés voló el lunes a España, poniendo punto y final a una estancia profesional de tres años enToluca (a escasos 50 kilómetros de Ciudad de México), donde trabajaba en las obras de la línea ferroviaria que uniránla región de Toluca con la capital. «Llegué el lunes.He tenido suerte. Salvo este, he vivido 3 o 4 temblores, pero nunca uno así. He llamado a los compañeros de allí y están bien, pero los temblores dan miedo», explica Vega.

SOLIDARIDAD EN MÉXICO

El terremoto derrumbó una cuarentena de edificios, pero despertó la solidaridad del pueblo mexicano con sus vecinos. Un sentimiento del que se empaparon los castellano y leoneses residentes en la capital del país. «Mi novio acudió a levantar escombros. Mis compañeras y yo, cuando salgamos del trabajo, iremos a Cruz Roja a ayudar, a dar agua o a donar sangre», explica Camila Presencio, que narra cómo la «comunidad se ha movilizado y mucha gente está ayudando». Un ejemplo es el de Raúl de la Torre, que ofrece a través de Facebook una habitación de su piso para acoger a algún damnificado.

Los ingenieros y los médicos son los gremios más demandados en las labores de ayuda. Para los castellano y leoneses enMéxico, como María delMar, es imposible quedarse en casa y ser un espectador más delante de la televisión. «Somos un pueblo muy solidario. Ahora estamos saliendo a las calles a ayudar, consiguiendo comida, medicinas o palas. Se cayó una escuela aquí cerca y hay varios niños atrapados. Eso

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