Diario de Valladolid
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Redacción de Valladolid
Valladolid

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El talento en nuestra tierra no se discute. Tampoco las oportunidades potenciales que debieran surgir en esta Comunidad Autónoma.

Nuestra gente, nuestras ciudades y pueblos, nuestra riqueza cultural, paisajística, gastronómica e histórica nos avalan y nos tendrían que situar como una referencia en el liderazgo e impulso de nuestro país.

Imagínense si tendremos talento en Castilla y León, que llevamos décadas exportándolo no sólo a otros rincones de España, sino a muchos lugares del mundo.

Somos gente seria. Gente de fiar. Trabajadores y comprometidos. Taciturnos cuando se trata de conseguir progresar y hacer progresar nuestras vidas y las de nuestras familias. Gente honrada, que podemos mirarnos a la cara unos a otros.

Tenemos potencial y queremos explotarlo.

He hablado en muchísimas ocasiones de la despoblación, como el gran drama que sufre nuestra tierra. El castigo de la crisis económica, de la pérdida de empleo, de la merma en la calidad de los servicios públicos, se ha multiplicado en Castilla y León y pagamos uno de los más altos precios que se podrían afrontar: hemos dejado a nuestros jóvenes sin posibilidades de futuro en sus pueblos y ciudades.

Contamos con la generación mejor formada y más preparada de nuestra tierra y no tienen hueco en su tierra.

El empleo ha desaparecido del mundo rural, que es un ámbito mayoritario en nuestra región. Quienes viven en nuestros pueblos, no tienen posibilidades de explotar todo el potencial que esas áreas producen. Hemos desistido de aprovechar uno de nuestros mayores surtidores de riqueza, que es el campo.

Generar empleo en el mundo rural es hoy casi imposible, poco agradecido, nada sencillo y socialmente poco respaldado.

A nadie debiera antojársele, cuanto menos negativo, renunciar a generar actividad allí donde nuestra región puede tener mayores riquezas.

Y éste es un análisis real, compartido por los expertos y los no tan expertos en la materia.

¿Nos lo pusieron difícil?, si. ¿Nos hemos dado por vencidos ante esas dificultades?, podríamos decir que prácticamente también. Las Administraciones no han sido para nada, facilitadoras de la labor de quienes emprenden y arriesgan creando posibilidades de empleo. Y aún menos, en el mundo rural.

Las Administraciones, como en muchos otros campos, han vivido demasiado tiempo de espaldas a la ciudadanía provocando incluso un apagón, en la creencia de la sociedad en sus propias potencialidades.

Apagadas las luces de lo público, hemos corrido el riesgo de un apagón general en la sociedad civil.

Quiero aprovechar esta Tribuna que me concede El Mundo – Diario de Castilla y León, para hacer un llamamiento a la ilusión general. Quiero transmitir una idea convencida, de optimismo castellano y leonés.

Yo creo en el futuro de mi tierra, porque creo en la capacidad de nuestra gente para ganar el futuro en cada una de nuestras vidas.

Creo firmemente en las riquezas que poseemos y en el incalculable valor que generaríamos abriéndolas al mundo, como foco de atracción de inversiones, proyectos, ilusiones y ambiciones de futuro.

Creo en un espacio libre en Castilla y León para que triunfe el emprendimiento.

Entiendo posible una administración al servicio del ciudadano, donde la tarea de los servicios públicos no sea otra que la de facilitarnos la vida. A quien paga sus impuestos hacerle pagar menos. A quien emprende, lanzar una alfombra roja en la que desaparezcan las trabas burocráticas, los lastres anticipados y los obstáculos que saltar…

A los agricultores y ganaderos reconocerles no sólo el capital económico que generan, sino su aporte al medio en el que vivimos, su labor en la conservación de nuestros espacios naturales y el mantenimiento de una de las esencias que nos hacen a los castellanos y leoneses ser como somos.

Parto del convencimiento, de que no sólo no necesitamos dejar de ser como somos para crecer, para salir adelante y para impulsar nuestras vidas, sino que será la apuesta por nuestras fortalezas y el combate de nuestras debilidades, la base del resurgir de una sociedad tan heterogénea, como unida en un fin tan humano como es el progreso.

Necesitamos autoestima para creer en nosotros y en la construcción de un modelo productivo y social de éxito.

Castilla y León lo tiene todo para poder ser una tierra de oportunidades. Podemos apostar por la calidad en nuestro sector primario, por la excelencia del mercado agroalimentario, por el liderazgo en el turismo rural y cultural, por enseñar al mundo la cuna de la lengua castellana…

Podemos competir fiscalmente con nuestros vecinos y podemos poner las infraestructuras con las que ya contamos al servicio de un proceso reindustrializador, que ponga la innovación y el conocimiento en el centro de las inversiones y del futuro productivo de Castilla y León.

Tenemos que valorar las dificultades de nuestra región como lo que son, pero jamás dejar que coarten la esperanza de construir un futuro mejor.

Contamos con la fortuna de tener infinitas posibilidades, templanza y capacidad de sacrificio. Formamos parte de un proyecto común que es España que requiere ahora de las reformas y el empuje de una sociedad de ciudadanos libres que ansían perseguir el progreso que merecemos.

Nada va a resistírsenos. Perseguiremos el triunfo y el camino serán éxitos por si mismos. Lo haremos juntos, cohesionados, poniendo de nuevo de moda la unión y la solidaridad.

Alcanzaremos la modernidad convirtiendo, los peligros de hoy, en anécdotas mañana.

Protegeremos a quienes peor parados salen, de la peor crisis económica que ha conocido nuestro país. Pondremos las fichas, en aquello que nos puede sacar adelante. Confiaremos en el de al lado, porque juntos somos mejores, más fuertes y si se me apura, invencibles.

A quienes los ciudadanos nos dieron el encargo de trabajar desde las Instituciones Públicas, debemos asumir esa tarea, como el honor de servir a la ciudadanía de forma temporal, para canalizar las ansias de cambio y de mejora, que necesita nuestra sociedad.

Ese servicio debe perseguir, con liderazgo y entrega, el fin de progreso social que nos identifica como sociedad.

Que los ciudadanos no permitan que nadie, esquive su responsabilidad. Vigiladnos. Para eso sois nuestros jefes.

Yo renuevo en esta Tribuna mi compromiso por liderar desde las instituciones, en servicio de todos los castellanos y leoneses, un proceso de "aggiornamento" de nuestra región. La puesta al día que nos haga, como decía al principio, ganar el futuro.

Que el noble reto de dejar a nuestros hijos un mundo mejor, nos de la ambición y la motivación necesaria, para lavarle la cara al pesimismo. Y despertar un nuevo tiempo de progreso en Castilla y León, que nos permita acaparar miradas en el panorama nacional e internacional, como un foco de atracción.

Si el lema comercial dice "Castilla y León es Vida" yo apuesto por "dar vida a Castilla y León" desde nuestro ámbito personal, laboral, familiar y humano.

Pongamos el tesón de cada uno de nosotros al servicio de una región moderna, que camina con fuerza en el S.XXI y que deja, en cada pisada, una huella imborrable de fortaleza humana y de comunidad solidaria.

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