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CUÉLLAR

El encierro más rápido de las fiestas de este año se salda con tres heridos

Un joven de 32 años fue trasladado al hospital de Segovia con un fuerte traumatismo cranoencefálico, y un hombre de 70 sufrió una herida en la cabeza al ser arrollado por un buey

Quinto y último encierro de las fiestas de Cuéllar con toros de la ganadería Guadajira, de Badajoz-Ical

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ICAL

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Tres personas resultaron heridas en último encierro de las fiestas de Cuéllar, el más rápido de los cinco, en el que los toros irrumpieron en las calles de la villa diez minutos antes de lo esperado, mientras un manso rezagado tardó casi media hora más que el grupo en llegar a la plaza y terminó arrollando a un hombre de 70 años. Respecto a los otros dos heridos, un joven de 32 años tuvo que ser trasladado al hospital de Segovia con un fuerte traumatismo cranoencefálico, y otro hombre de 49 recibió una cornada envainada en un muslo, aunque en principio no era grave y fue tratado y dado de alta en la enfermería.

Los toros de la ganadería Guadajira, de Badajoz, amagaron con complicar una jornada más el recorrido por el campo, después de que ya en la salida de los corrales uno se adelantara al resto del grupo. Realizó buena parte del itinerario en solitario, con dos bueyes, aunque “a sólo unos metros” de la manada y “sin embestidas que crearan problemas para reconducirle”, matizó en declaraciones a Ical el alcalde, Jesús García, quien calificó de “tranquila” esta primera parte del encierro que cerraba una semana “muy difícil”, sobre todo, por la muerte de un hombre el pasado domingo por una cornada en el corazón.

Los caballistas consiguieron retener unos 40 minutos a la manada en la parte alta de la loma, cerca de la zona del embudo, la que da paso al encierro urbano, pero finalmente los astados irrumpieron en las calles de la villa sobre las 9.20, aunque con cierto control. “Se intenta aguantarlos hasta las 9.30, pero esto no se puede hacer con cronómetro”, justificó el alcalde.

Por primera vez en estas fiestas entraban los seis novillos al trazado urbano, que fue mucho más rápido que los anteriores, a falta del buey que se retrasó casi media hora. De hecho, los toros llegaron a la plaza antes de las 9.30, pero hubo que volver a sacar a varios mansos para tratar de reconducir al rezagado, y no pudo evitarse que éste arrollara a un hombre de 70 años que fue tratado en la enfermería: “Presentaba un politraumatismo que ha requerido una pequeña sutura en el cuero cabelludo, también tenía erosiones, pero nada más”, explicó el cirujano jefe, Pablo Vázquez.

Corredores y espectadores se confiaron demasiado por la falta de bravura del cabestro que, por supuesto, también tenía su peligro, tal y como apuntó el alcalde. “El ganadero iba gritando ‘fuera’ a la gente para que se apartara porque parece que un manso no sea nada, pero te puede arrollar”, argumentó.

En cualquier caso, García valoró que el último encierro resultó “un buen broche” y más en comparación con las jornadas precedentes, como el “desastre” del pasado lunes, cuando tres toros murieron fatigados antes de llegar a la plaza y dos se escaparon por el campo. Y sobre todo, reconoció que en la memoria quedará la trágica mañana del domingo, en la que un hombre de 63 años, vecino de Rentería, murió en la zona del embudo tras recibir una cornada en el corazón.

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