La popular Raquel González renueva el cargo ‘in extremis’

Un puzle difícil de cuadrar y con unas negociaciones que no se sellaron literalmente hasta el último minuto. Con ese escenario previo se encontraba Raquel González, que ayer logró cerrar el círculo y hacerse con la Alcaldía de Aranda de Duero y cumplir así su tercer mandato. Lo consiguió gracias a un tripartito con Ciudadanos, que entrará a formar gobierno ostentando algunas concejalías -pudiera ser Hacienda- y Vox, que tendrá también un papel todavía por definir.

Sin embargo, nadie en el salón de plenos daba ayer detalles, ni siquiera para confirmar que hay un tripartito. «No hay declaraciones, hablaremos la próxima semana», señalaba con rostro serio y cansado la regidora.

Por sus caras, nadie parecía demasiado contento ni en el nuevo equipo de Gobierno ni en un PSOE que ha visto cómo la coalición les ha arrebatado la Alcaldía pese a ser la fuerza más votada. «Es lamentable, vergonzoso y poco serio lo que ha pasado estos días», lamentaba la candidata socialista, Mar Alcalde, convencida de que tanto en la Comunidad como en la provincia y en la capital ribereña «la derecha» ha tratado a los ciudadanos como «un cambio de moneda desde un despacho de Madrid». «Es de una bajeza increíble», afeó mientras recordaba una frase de Miguel Hernández: «Más vale una gota de pura valentía que un océano cobarde».

Para González, sin embargo, Aranda vive una época de esperanza que comienza con la fuerza del diálogo y un compromiso para que éste sea el hilo argumental de este mandato. Agradecida por la confianza de Ciudadanos y Vox, se comprometió a servir con «lealtad y entrega a todos los ciudadanos».

«Nadie se debe sentir excluido», afirma decidida a seguir trabajando por los barrios, la modernización de servicios básicos, la potenciación de los polígonos y las infraestructuras pendientes. «Aranda tiene un rico pasado pero un futuro prometedor», subrayó minutos antes de levantar la sesión.