Diario de Valladolid

La construcción de viviendas alcanza los niveles de comienzos de la crisis

La concesión de licencias para 400 hogares este año constata el cambio de tendencia en el sector

Un hombre pasea junto a uno de los solares de Villa del Prado.-PABLO REQUEJO (PHOTOGENIC)

Un hombre pasea junto a uno de los solares de Villa del Prado.-PABLO REQUEJO (PHOTOGENIC)

Publicado por
Aitor Ferrero

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Si la construcción es uno de los termómetro económicos de la ciudad, el diagnóstico es que Valladolid está recuperando la salud de la que gozaba antes de la crisis. El Ayuntamiento prevé que, al término de este año, se hayan concedido licencias para construir más de 400 nuevas viviendas en toda la ciudad, una previsión que eleva hasta casi mil para el próximo ejercicio, lo que supondría recuperar los niveles de ladrillo con los que la capital contaba antes de la recesión.

Así lo indicaron ayer fuentes municipales tras la reunión de la Junta de Gobierno, donde se aprobaron licencias para 91 viviendas en cuatro promociones, todas ellas situadas al sur y al oeste de la ciudad, que confirman que la leve subida que ya experimentó este sector durante 2016 se ha incrementado a lo largo de este año hasta alcanzar niveles que se asemejan a los de los años 2009 y 2010. La previsión que maneja el Ayuntamiento es que, para 2018, se haya recuperado un ritmo de construcción «normal», es decir, de entre 500 y 1.000 viviendas nuevas, según apuntaron desde el Consistorio para destacar el «cambio de tendencia».

Todas las licencias concedidas se enmarcan dentro de la filosofía de ciudad compacta del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), cuyo borrador inicial será aprobado este otoño en Pleno, y, en la práctica, rellenan huecos del tejido urbano en Parquesol, El Peral y el entorno del Paseo de Zorrilla a la altura de la plaza de toros.

En la calle Pomelo, situada en la urbanización El Peral –en concreto, detrás del colegio del barrio– se edificarán 22 chalés pareados que ocuparán parte de un solar delimitado por las calles Cerezo, Ciruelo y Arándano, a menos de cuatrocientos metros del Camino Viejo de Simancas. Son las únicas construcciones de este tipo para las que se concedió ayer licencia, ya que el resto corresponden a pisos.

Las grúas y piquetas también ocuparán el terreno que se extiende detrás de la gasolinera de la Avenida de Salamanca, enfrente del Museo de la Ciencia. Allí, en la subida de Parquesol, la licencia concedida por el Consistorio contempla un bloque que contará con capacidad para 48 viviendas y dos locales de oficinas, además de sus correspondientes trasteros y garajes en uno de los pocos solares de la zona que todavía permanecen sin urbanizar.

En parte del enorme solar paralelo a la calle Hípica y delimitado por Álvarez Taladriz, Donantes de Sangre y Toreros, la licencia aprobada ayer por el Consistorio afecta a la construcción de un bloque de menor envergadura, con capacidad para 16 viviendas con sus consiguientes garajes y trasteros. En ese mismo solar, la Junta de Gobierno ya concedió, hace meses, la licencia de obra para levantar una bloque de cinco plantas de viviendas y servicios para personas mayores.

La última de las licencias concedidas corresponde a la modificación de una ya otorgada para un solar situado en la calle Magallanes casi en su desembocadura al Paseo de Zorrilla, frente al histórico edificio que ocupaba en su planta baja un comercio de congelados donde, pese a haber cerrado hace años, todavía pueden verse las cámaras frigoríficas desde la calle. El permiso del Consistorio permite un contenido edificio de cinco viviendas, además de un aparcamiento en superficie. La modificación de la licencia previa se debe a que, ahora, está contemplada también la reforma parcial de la cubierta del edificio anejo.

Cabe recordar que, en el PGOU impulsado por el actual equipo de Gobierno, la previsión de nueva vivienda con el horizonte fijado en los próximos doce años se redujo desde las 94.000 que contemplaba el documento aprobado en la etapa del anterior regidor, Javier León de la Riva, a cerca de 25.000. Este descenso se corresponde a los índices de población de la ciudad de cara al futuro a corto plazo y a la eliminación de las grandes urbanizaciones que se extenderían por la periferia de la ciudad y que se proyectaron durante los años de la burbuja.

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