Mondelez alega ‘sobrecapacidad’ tras llevarse un tercio de productos «no estratégicos»

El relato presentado por la multinacional Mondelez para justificar el cierre de Dulciora guarda cada día más similitudes con el utilizado por Lactalis para hacer lo propio con Lauki. Es como un déjà vu. Tendrá mucho que ver que el despacho de abogados elegido para ejecutar la clausura sea en ambos casos Garrigues. Y que éste haya encargado a la misma auditora (Consultoría y Mediación Corporativa, CMC) el diagnóstico industrial en el que apoyarse para defender el cese de actividad.

Coinciden también en los argumentos planteados. La documentación presentada el miércoles por los directivos de Mondelez al comité –a la que ha tenido acceso este periódico,– alega de nuevo un «exceso de capacidad» de las instalaciones y la «necesidad de concentrar» la producción. Y ese «escaso volumen» de Dulciora también sería consecuencia de una decisión adoptada por la empresa, en este caso, por la venta al fondo Eurazeo de marcas que la compañía ahora considera «no estratégicas».

En concreto, la multinacional norteamericana sacará de Valladolid varias marcas locales distribuidas en el mercado francés (2.700 toneladas, que suponen el 17% de la actual producción) y las líneas de gominolas de la marca Dulciora (otras 2.500 toneladas, que representan otro 15%). Así, con la venta de esas referencias, Mondelez también prevé vaciar las instalaciones, llevándose un tercio de la producción. Además, plantea trasladar a Francia otras líneas (1.400 toneladas, otro 9%). Esas medidas dejarán la planta al 43% de su capacidad, indica, lo que, según su planteamiento, obliga al desmantelamiento de la factoría, llevándose, en consecuencia, el resto de las líneas a la ‘estratégica’ planta polaca de Skarbimierz, que defiende por su mayor capacidad y menos costes.