Diario de Valladolid

Editorial

Crecimiento económico, resultado de la solvencia y la confianza política

El consejero de Economía y Hacienda y portavoz, Carlos Fernández CarriedoRubén Cacho ICAL

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LA ECONOMÍA en Castilla y León va como un tiro. Lo dicen regularmente mensual y trimestralmente los datos laborales, que son el mejor termómetro para certificar la salud de una economía. Y ahora lo ratifica la contabilidad regional. Castilla y León creció un 3,5% el últimos ejercicio, tres décimas por encima de la media nacional y cinco décimas por encima de las previsiones del gobierno autonómico, que siempre es dado a la austeridad en estos pronósticos, merced a la prudencia que imprime la veteranía del consejero Carlos Fernández Carriedo.

El crecimiento económico es un síntoma de la salud de una sociedad. Pero también es un síntoma de la confianza que genera un territorio para las inversiones de las empresas y el desarrollo, que es la antesala del empleo. Y a decir de los expertos y consultoras es fundamentalmente un síntoma de la confianza que genera el gobierno en el territorio. Pasa en Castilla y León, como pasa en España. Es decir los pronósticos de los aficionados a la llegada del apocalipsis dan al traste con este nuevo dato.

Ha sido la agricultura y la ganadería las que, tras dos malos años, han contribuido a este crecimiento. Registran un avance espectacular del 11,2%. Son sectores estratégicos, además de fiables, que tiran del carro de nuestra economía y generan riqueza y, por tanto empleo, en el ámbito rural, que es el talón de Aquiles de territorios lastrados por la lacra de la despoblación.

No hay duda de que las empresas, los empresarios, los emprendedores son los verdaderos artífices de esta magnífica coyuntura económica que hoy luce Castilla y León. Pero no hay duda de que es la política la que establece las bases para que este contexto sea el adecuado. Seguramente sin estridencias, pero sí con solvencia y prudencia, el ejecutivo de Mañueco demuestra que ofrece seguridad y certeza para abonar el terreno del crecimiento económico. Son tiempos de bonanza, pero los territorios crecen a ritmo dispar. Crecer por encima de la media del país es una noticia magnífica, que incluso debería ser celebrada por la oposición, ahora que se ha abonado al discurso de la comodidad del ejecutivo autonómico. No hay mayor comodidad que abonarse a un discurso que no concilia con la realidad. La labor del gobierno es impulsar el desarrollo, pero la de la oposición no es parasitar en eslóganes improductivos con la única ambición de seguir siendo oposición. La comodidad de la política no es buena para nadie. Tampoco para Castilla y León. La oposición tiene que ser un acicate si aspira a dejar de serlo algún día, tras casi 40 años criando telarañas en la bancada de las Cortes.

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