Degradación de la política española

ES PATÉTICAMENTE triste ver al presidente del gobierno acorralado. Defendiéndose de todo lo que afecta a su entorno familiar. Pero es mucho más triste y preocupante que la política española se acote en los extremos que enturbian un país que hace unas décadas habíamos convertido en una fecunda democracia. Pero vino la marcha atrás con Zapatero cuando abrió las heridas con su terrible e inoportuna forma de pedir cuentas a una dictadura que nos hirió a todos, pero que ya no existía, que había muerto y que estaba enterrada. Así volvieron a nacer las “dos españas” machadianas, reincidentes, cómplices, menguantes e incluso sanguinarias que “han de helarte el corazón”. Parece que nunca aprendemos, pues siempre deseamos volver a las andadas. Cuando ya habíamos conseguido que España fuera un país próspero, descentralizado y democrático se acentuó una ETA mucho más agresiva y despiadada que seguía matando a los españoles que no pensaban igual que los verdugos. Pero el gobierno de Sánchez ayuda a los verdugos porque si no se les ayuda lo tendría difícil para seguir gobernando. Otros territorios españoles fueron siempre prósperos, y ahora van por libre. A la Comunidad Autónoma Catalana no le es suficiente con ser uno de los territorios autónomos más prósperos de Europa. No, no les vale con eso. Quieren desprenderse de todo lo que suscite España. Incluso aborreciendo un idioma que es la lengua oficial de más de veinte naciones.

España está abatida. Se ha desnaturalizado la democracia que ha falseado el SANCHISMO a su medida. Pues el férreo Sanchismo, en sus años de gobierno, se ha apropiado de la Fiscalía General del Estado, del Tribunal Constitucional, del Banco de España y de otras muchas instituciones. Y eso representa la España decadente. La España bananera. La España de los cinismos, caciquismos, egoísmos e incluso narcisismos. La España que pretende que los españoles pensemos y actuemos como Sánchez determine.

La España invertebrada ya late en sus miserias más profundas. La que excluye a los españoles que deseamos vivir en verdadera democracia. A los españoles que no queremos que la nuestra sea una democracia acaparadora de poderes. Pero es la España de Pedro, del hermano de Pedro, de Koldo, de Ábalos, de Begoña y de otros como ellos.