En pocas palabras
Música quiero, dijo la zorra. El martes pasado, la Asociación Salvar el Archivo de Salamanca tenía en agenda una cita en Madrid para denunciar la sangría perpetrada contra los papeles históricos. Se aplazó por motivos de salud que afectan a su secretario, el investigador Policarpo Sánchez. Qué casualidad, pero ese mismo día el Alcalde de Salamanca y el Ministro de Cultura se reunían para pactar lo que ya nadie se cree en Castilla y León ni de coña: que por encima de sus dos cadáveres, y de alguno más, ya no saldrán más papeles con destino a Barcelona.
¿Por qué este gesto tan sorpresivo tras los Innumerables cadáveres insepultos que, envueltos en los papeles del Archivo, pueblan las cunetas de Castilla y León por obra y gracia del PSOE y del PP. Qué sé yo. Estarán mudando los dientes como la zorra. Lo cierto es que ahora, después de tantos años y de tanto desprecio cultural e histórico, quieren darlos cristiana sepultura. Al menos durante la campaña electoral que se avecina. ¿Se habrán convencido de su miserable culturicidio al arrasar la historia de un pueblo para que los enemigos de España –independentistas y golpistas catalanes– la reescriban a cambio de mantenerse en la Moncloa? Es evidente que no, aunque de este axioma ya ni siquiera puede dar fe el obispo de Osma-Soria en comunión y ayuno voluntario, al parecer, con el abad de Monserrat.
En pocas palabras: que buscan votos. A ver si no. Ese mismo martes, el señor Mañueco se despedía de la alcaldía de Salamanca para transformarse en Presidente in pectore de la Junta de Castilla y León. Y ese mismo martes de señor Guirao recibió de su jefe, Pedro Sánchez, la consigna irremediable: hay que dar más papeles del Archivo para engordar la pantagruélica gula del catanazi Torra, y para llenar el papo a la zapaterista ley de Memoria Histórica.