Atún y sindicalismo

RECONOZCO mi derrota. Del libro de Fernando Aramburu que metí en la mochila con destino al sur apenas he volteado una docena de páginas. Eso sí, gozosas en su lectura, promesa de un libro intenso e íntimo, prospección de días y noches, gozos y pesares del autor. En contrapartida, un tiempo de amistad entusiasmada, un paseo alrededor de la Alhambra que no lo cambio por la mejor faena de Morante, que ya es decir, y atún para dar y tomar, exquisito. Concretamente en el mesón Pericayo, en Zahara.Tras el inciso publicitario, ustedes perdonen, y una ducha para acabar definitivamente con esa arena exiliada en recónditos búnkeres de la anatomía, me sumerjo en un breve periodo de interregno, transición entre el sur y el norte, la distancia que separa, vamos, la crema solar y el paraguas.

Así que, hallándome en unos días de normalidad y rutina, en parte obligada, leo los periódicos. Y, claro, en una semana, pues las cosas siguen igual, o un poco mejor, o quizá peor. No sé, aunque supongo que Pedro Sánchez se llevó a Merkel a Doñana para agasajarla con un espectáculo de flamenco… y acabó descubriendo que las zancudas no cantan con duende. Por cierto, en Cádiz, tuve la oportunidad, otras más, de escuchar a Capullo de Jerez. Bestial… y a esperar que las feministas no le cambien el nombre artístico.

Me disperso, es que agosto… Bueno, al lío. Leo, con una mezcla de extrañeza e indignación, que el máximo dirigente de UGT, el tal Álvarez, tiene como mayor preocupación la situación de prisión de algunos políticos catalanes que han cometido, o al menos existen serios indicios, delitos graves contra la convivencia y paz social. Ni salarios ni empleos precarios, qué va, al hombre le conmueve que estén enjaulados un puñado de burgueses independentistas, socialmente muy bien acomodados gracias a nuestros impuestos… Un tipo solidario. Podría estar preocupado por un humilde trabajador encarcelado por un robo de poca monta… pero, bien pensado: ¿Ese ladronzuelo anónimo va a votar alguna vez qué ayudas y subvenciones deben recibir los sindicatos?